Más de un centenar de hombres robustos, de mediana edad y de poblada barba canosa, llegaron a Florida (algunos en barco, otros en automóvil, tres en avión) para competir en el tradicional concurso de dobles de Ernest Hemingway, que se celebró en el bar Sloppy Joe’s, el favorito del novelista mientras vivía en Cayo Hueso, en el extremo sur de Florida, fue una de las actividades centrales del festival Hemingway Days 2002, que tuvo lugar en esa localidad a partir del 17 de julio pasado y hasta hoy. Además de ese casting de clones, hubo desde corridas de toros (Hemingway dejó registros escritos de su pasión taurina) hasta concursos literarios.
Los dobles de cuerpo del escritor participaron en un concurso de pasteles de lima típicos de los cayos de la Florida (Key Lime Pie) y, hoy mismo –aniversario del nacimiento de Hemingway en 1898–, como broche de oro de la celebración, en una competencia de lucha libre (otra de las pasiones del malogrado novelista). Informaremos en la próxima edición los resultados del match. La nieta del Premio Nobel que se descerrajó la cabeza de un tiro el 2 de julio de 1961 instituyó el premio Lorian Hemingway Short Story, para fomentar la creación de novelas cortas. El primer premio de mil dólares y un segundo y tercer premio de 500 dólares se entregarán a autores que no necesariamente se parezcan al venerable abuelo.
El certamen de pesca, representado por el “Drambuie Key West Marlin Tournament”, que se disputó entre el 17 y ayer mismo, distribuyó 250 mil dólares en premios en efectivo para los mejores ejemplares de pez espada y delfín. Una apresurada protesta de Greenpeace no consiguió opacar el evento. Uno de los ganadores, el doble californiano de Hemingway, declaró que con los dineros que obtuvo piensa poner una barbería especializada en estilo Hemingway.
Se espera la multiplicación del fenómeno multiplicativo, aun fuera de los Estados Unidos (país cuya incomprensible cultura cultiva el simulacro de celebridades). En Praga proliferarán los dobles de Kafka, en Santiago de Chile, los clones de Neruda. En los trenes de Buenos Aires (ramal Tigre) ya puede verse a un clon de Pepe Biondi (se dice su ahijado), repitiendo las gracias del cómico.