YOSHIMOTO
Tres relatos hipnóticos conforman uno de los primeros libros
de Banana Yoshimoto, que ahora se publica en castellano.
› Por Mariana Enriquez
Sueño profundo
Banana Yoshimoto
Tusquets
172 pág.
Sueño profundo, una colección de tres relatos, se publicó originalmente en 1989, apenas dos años después del debut y gran éxito de Banana Yoshimoto, la novela corta Kitchen. Pero parece muy posterior, como si Yoshimoto hubiera madurado en tiempo record: los relatos de este breve y hermoso libro (“Sueño profundo”, “La noche y los viajeros de la noche” y “Una experiencia”) tienen pocos guiños pop adolescentes o citas a la modernidad urbana de Tokio; son íntimos, desolados y se instalan en una frontera que no es sólo la del sueño y la vigilia, sino también la de la vida y la muerte. Los temas de los relatos son el duelo y la depresión, aunque nunca se nombran de forma explícita. Y las protagonistas son mujeres jóvenes que describen, en primera persona, las crisis que les toca atravesar.
“Sueño profundo”, el primer relato, está protagonizado por Terako, una chica que lucha por mantenerse despierta, afectada de ataques de sueño casi patológicos; está intentando superar el suicidio de su mejor amiga, Shiori, una “prostituta” que sólo dormía al lado de sus clientes (como las mujeres de La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata); al mismo tiempo, lidia con una compleja relación con su amante, un hombre que le es extrañamente fiel a su esposa, que se encuentra en estado de coma. Aunque la mirada al mundo interior de Terako es sutil y de un estilo delicioso, es el relato que menos funciona, por sobrecarga y cierto trazo grueso en el simbolismo sueño/muerte. Pero el segundo relato, “La noche y los viajeros de la noche” es tan superior que redime por completo el no tan promisorio comienzo. La protagonista/testigo es Shibami, que trata de contener, de diferentes modos, a las dos mujeres que amaron a su hermano muerto: Sarah, una norteamericana, y Marie, una prima que vivía un romance secreto con el muerto, y que ahora deambula insomne por luminosos bares de los límites de la ciudad. Es un estudio sobre la pérdida y lo irremplazable, sobre vidas truncas. Y Yoshimoto escribe con elegancia y sin sentimentalismo, pero con una empatía conmovedora. “Una experiencia” es el cierre perfecto. Fumi es una chica que trabaja en un negocio, con un novio del que está enamorada, y una vida rutinaria pero agradable. Sin embargo, cada noche se emborracha profundamente para poder dormir. Y, en sueños, escucha una música hermosa, que la consuela. Inesperadamente, a partir de un recuerdo del pasado de Fumi, de una extraña mujer que conoció y ha muerto, “Una experiencia” vira hacia el relato sobrenatural y se convierte en un cuento de fantasmas –aunque no de horror–. “Comprendí, de súbito, que el pasado quedaba muy lejos”, dice Fumi. “Más lejos que la muerte, más lejos aún que la distancia insalvable que hay entre una persona y otra.”
Con doce novelas publicadas, seis millones de ejemplares vendidos y un status de superestrella en Japón (Kitchen tiene varias versiones cinematográficas), la hija del filósofo Ryumei Yoshimoto y hermana de una célebre dibujante de manga es conocida como una mujer independiente, representante de las nuevas generaciones japonesas, y muchos críticos han calificado su obra de escapista. Cierto, Banana Yoshimoto parece tener dos personalidades: leve en obras como Kitchen, pero también minuciosa, profunda sin caer en la solemnidad y sencilla de modo tal que su descripción de la angustia nunca cae en el relato clínico. Sueño profundo pertenece a esta categoría, como su relato debut, “Moonlight Shadow”: una escritura tan hipnótica como dinámica, y una capacidad asombrosa de componer personajes sólidos aunque se muevan en un territorio onírico, en una suerte de niebla que parece querer arrancarlos de este mundo.
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