RESCATES > AUGUSTO DE CAMPOS
› Por Martín Pérez
Un hombre metódico, muy blanco, con bigote e inmaculado acento paulista. Así es como describe Caetano Veloso a Augusto de Campos en su libro Verdade Tropical. “Tenía todas las características de los que, en nuestro ambiente, llamábamos caretas –resume Caetano–. No obstante, había en los ojos miopes de Augusto, a través de los círculos concéntricos de los cristales verdes de sus gafas, un rayo que procedía de un punto muy preciso de su persona, un rayo de dulzura intacta, defendida con una locura tenaz. Eso parecía darle un derecho especial a mostrarse absorto, como los locos. Esos ojos, de repente, lo convertían en el menos careta de todos nosotros.”
Nacido en San Pablo en 1931, Augusto de Campos fue –junto a su hermano Haroldo y Decio Pignatari– uno de los creadores del movimiento de poesía concreta a mediados de los años ’50. Pero, dentro del ámbito de la música popular brasileña, se podría decir que es principalmente el autor de un libro que aún hoy, a casi cuatro décadas de su edición original, sigue siendo irreverente y polémico. “Soy consciente de que éste es un libro parcial, que toma partido. Contra. Definitivamente contra la Tradicional Familia Musical. Contra el nacionalismo-nacionaloide en música. El nacionalismo en escala regional o hemisférica, siempre alienante. Por una música nacional universal”, aceptaba el propio Augusto en el prólogo a la primera edición, fechado en marzo de 1968. Pero, en medio de semejante confesión, aclaraba: “No es un libro contra la vieja guardia. Noel Rosa y Mario Reis están más cerca de Joao Gilberto de lo que supone la TFM”.
O Balanço da Bossa es un libro que toma abiertamente partido por la Bossa Nova de Joao Gilberto, y lo que considera su continuación, el Tropicalismo. Muy bien traducido en su flamante edición local con un título que mantiene las dos acepciones del original, cuyo Balanço se refiere tanto al balanceo del baile como al intento de hacer un balance del movimiento musical, Balance(o) de la bossa nova y otras bossas es un trabajo fundamental, cuyas 460 páginas finalmente se puede leer en castellano publicado por la editorial Vestales en su colección El pez dorado, apoyado por la Embajada del Brasil en Argentina.
Basada en la reedición ampliada editada en Brasil en 1974, el libro traducido por Ezequiel Badjer se inicia con el fundacional estudio sobre la Bossa Nova que publicó Brasil Rocha Brito en 1960, e incluye entrevistas con Gilberto Gil y Caetano Veloso. Pero resulta fascinante el relato del encuentro que Augusto de Campos tuvo con Joao Gilberto en Nueva York, y de donde sale la mítica frase del maestro que sirve de epígrafe al volumen: “¿Qué decirle a Caetano? Dígale que voy a estar mirando en dirección a él”. En sus memorias tropicalistas, Veloso considera aquel reportaje como un eslabón perdido entre la bossa nova y el tropicalismo, que apareció como un milagro. “Es una verdadera obra de concisión, en el que Joao aparece retratado como nunca antes o después”. Por todas esas cosas es que Balance(o) de la bossa nova y otras bossas es un libro indispensable en cualquier biblioteca musical que se precie de ser más o menos completa. Un libro que, como bien confiesa Augusto en ese prólogo de 1968, fue escrito con orgullo “contra los viejoguardianes de tumbas y tabúes, idólatras de tiempos idos”. Un prólogo que culmina de manera contundente: “A ellos les dejo, al cabo de estas líneas, las líneas mucho más viejas pero siempre nuevas, del epigrama de Marcel (siglo I, d.C.): Sólo admiras a los viejos, sólo el arte/ de los muertos mueve tu pena/ Lo siento mucho, mi viejo, pero no vale/ la pena morir para agradarte”.
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