HALLAZGOS
Aunque no se lo pueda afirmar con una absoluta certeza,
se informó que por fin han descubierto los restos de Quevedo en una cripta.
Por exactamente 362 años los restos de Francisco de Quevedo estuvieron mezclados con cientos de huesos en la cripta de una iglesia en Ciudad Real, cerca de donde el escritor pasó sus últimos años. Por eso, a principios del año pasado un equipo de investigadores se arremangaron las camisas para desenterrar sus huesos deshechos y rearmar su esqueleto. Esta semana, la excavación concluyó y los investigadores disponen de diez piezas del esqueleto del escritor nacido en Madrid en 1580, que ha sido catapultado como una de las más sólidas columnas de esa catedral que fue la literatura del Siglo de Oro español.
Antes de morir, Quevedo había dejado por escrito su deseo de ser enterrado en el Convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes, el lugar en donde murió. Sin embargo, su voluntad no se cumplió, y sus restos fueron trasladados a la cripta de la Iglesia de San Andrés Apóstol, que fue descubierta recién en 1955. Y ahora, estos hombres de la Universidad Complutense de Madrid decidieron que ya había pasado demasiado tiempo, y que era hora de saldar una deuda con la historia literaria española. Uno de los integrantes de la expedición afirmó que fue un año de “arduo trabajo”, en el que se toparon con “restos de 167 personas como mínimo”. ¿Cómo identificaron a Quevedo entonces entre tantos huesos? Por su cojera. “La talla (1,60 metro de altura), la cojera y la edad, permitieron identificar los restos de Quevedo.” Se sabía, por medio de algunos escritos de sus contemporáneos, que Quevedo tenía una pierna coja, y ésa fue la pista que buscaron los excavadores para, a partir de ahí, rearmar el cuerpo. Tras hurgar en las ruinosas criptas, encontraron un fémur derecho con la característica torsión. Luego recuperaron algunas vértebras y una clavícula. El cráneo no pudo ser encontrado, porque es la parte más frágil, y se deteriora hasta casi desaparecer en los primeros años. Si bien los investigadores afirman que los restos encontrados son los de Francisco de Quevedo, no hay ningún método para asegurarse, en un ciento por ciento, que verdaderamente lo son. Cuando se lo consultó por una prueba de ADN, el director del proyecto, José Antonio Sánchez, contestó que “se necesita una prueba para cotejar, y en este caso no existía”.
Ahora sí, Quevedo: que en paz descanse.
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