Dom 09.03.2008
libros

DE CECCATTY

El amor después del amor

El francés De Ceccatty plasmó un libro que logra sortear los convencionalismos románticos sobre el amor a través de cuatro diálogos que enhebran arte, ciencia, política y narcicismo.

› Por Alejandra Laurencich

La palabra amor
René de Ceccatty
Losada
224 páginas

Lejos de los convencionalismos sobre el tema, La palabra amor, de René de Ceccatty, tiene un contenido bien interesante sobre el amor, aunque para el lector que busque una reflexión específica sobre ese sentimiento la lectura puede tornarse desconcertante pues hay abundancia de reflexiones sobre el arte y la ciencia, la vejez, la popularidad, el egoísmo y la política entre otros tópicos.

Su autor, nacido en Túnez en 1952, es considerado uno de los más provocadores y prolíficos escritores y traductores franceses en la actualidad. Su novela L’accompagnement (publicada en castellano por la editorial Trilce en 1994 bajo el título de El acompañamiento) narra las peripecias de un enfermo terminal de sida en el hospital y el testimonio de su amigo, quien se mantuvo a su lado hasta el final y pudo relatar luego “la noche de un universo paralelo a la vez muy intenso y muy particular entre los médicos, los enfermos, los enfermeros”; fue una de sus obras más conocidas fuera de los ambientes literarios y teatrales. De Ceccatty ha trabajado además como dramaturgo con el famoso director de teatro Alfredo Arias. Sus obras (ensayos y novelas, teatro) abordan generalmente los temas más generales que suelen obsesionar a la humanidad: el amor, la enfermedad, la muerte. Pero vistos siempre desde una perspectiva novedosa.

De Ceccatty elige una estructura singular para componer esta obra a la que cuesta catalogar como ensayo aunque lo es (o más bien sería un ensayo emparentado con la ficción narrativa o una ficción sustentada en el ensayo): el texto consta de cuatro grandes diálogos y, en este sentido, puede advertirse quizá la relación con La nostalgia de la casa de Dios de Héctor Bianciotti (autor a quien René de Ceccatty admira). El primer diálogo, El cielo y la sangre, comienza en Florencia, en 1620, y sus protagonistas son Galileo Galilei y Artemisia Gentileschi, considerada en la actualidad como la primera mujer pintora de la historia, pintora de la pasión, famosa por óleos de heroínas fuertes bañadas por una luz que no puede menos, y con justeza, que ligarse a la del gran Caravaggio. Una luz teatral y dramática que el espectador observa como a un personaje más. ¿De dónde viene la luz que baña la luna?, se preguntaba el científico, y según De Ceccatty esa inquietud fue el disparador de la serie famosa de teorías que lo llevaron al escarnio. Este diálogo entre estos dos personajes famosos tiene un tono lírico y profundo en los que ambos se preguntan sobre la verdad, sobre la soledad del hombre y la mujer que sostienen esa verdad. El amor está implícito en el diálogo, el amor a la verdad, a su arte o a su ciencia; es algo que los dos conocen, que justifica sus vidas, pero es también lo que los encierra en su soledad. Ambos desconocen el amor a otro ser, la correspondencia con una pareja.

Cara sombra es el siguiente diálogo entre Benjamin Constant (autor de Adolphe, considerada junto a Werther una de las primeras novelas psicológicas) y Julie Talma, una actriz y bailarina de finales del siglo XVIII. Julie se dirige a Benjamin, pero él no se dirige a ella sino a otra mujer por la que sufrió un amor rayano con el masoquismo, al no ser retribuido de forma alguna. De estas confesiones salió el ensamble en el que De Ceccatty muestra el dolor que produce un amor ausente, un amor sin posibilidad ni correspondencia. Y es en los otros dos diálogos restantes, Solus ad Solam, entre Eleonora Duse y Gabriel D’Annunzio, actriz y escritor de teatro respectivamente, y Una íntima ausencia, entre Maria Callas y Pier Paolo Pasolini, donde se completa este tetralogía de ambiguas parejas que sufren y se confiesan. “Todo se explica por el amor o por la falta de amor”, dice Julie Talma justificando sus penas y vacilaciones y es ésta la incuestionable verdad que parece unir a estos personajes. Ninguno de los integrantes de las cuatro parejas ha sido correspondido plenamente en forma amorosa. La ausencia de la palabra amor es lo que los marca, lo que los hace sufrir y reflexionar sobre el infortunio. El libro de De Ceccatty se convierte así, quizá sin proponérselo, en un despiadado análisis de la soledad que rodea al talento y el narcisismo y desnuda el desamparo de cualquier alma sensible frente a la ausencia de un sentimiento vital y finalmente necesario como el amor.

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