Especialista en el género de la telenovela, Nora Mazziotti escribió una novela donde folletín, melodrama y cultura popular se entrelazan en una eficaz trama de homenaje y análisis.
› Por Luciana De Mello
La primera novela de Nora Mazziotti puede leerse en clave de homenaje al folletín, pero también como una ficción narrativa sobre lo que la autora investiga desde hace ya varios años: la cultura de masas focalizada en el género de la telenovela. Siempre hubo un menosprecio muy grande al melodrama porque tiene que ver con los sentimientos, emociones y pasiones –comenta la autora–. Se dice “cayó en el melodrama”, o en el golpe bajo. Habría una manera lógica y civilizada de ser que tendría que ver con la contención y el melodrama es exactamente lo contrario: el exceso y el desborde. Y esto es lo que sucede en La cordillera más un plus: el telón de fondo para el desarrollo de las historias que se irán relatando está atravesado por los momentos más dramáticos de la historia del peronismo, cuya iconografía política representa, por antonomasia, a la cultura de masas de nuestro país.
Mazziotti no se privó de nada y escribió un culebrón a modo de caja china donde hay una historia que encierra a otra y en la que la mayoría de los personajes son también autores. Así, La cordillera es a su vez el título de la novela de Mazziotti y el de la radionovela que escriben las mellizas Delia y Hermelinda al continuar el relato de Ana, quien retomó la historia que comenzara a escribir Clara, su madre, antes de morir. La estructura en sí ya es un embrollo de telenovela que marea al comienzo hasta que logra imponerse el ritmo del folletín. Para eso, la novela no tiene un índice sino que cada capítulo comienza a modo de bloque de radioteatro: “De cómo...” y “Donde se cuenta...” que, además de hacer pie en el género, orienta al lector y facilita el hilvanado de una trama entreverada. Mazziotti –además de ser coordinadora de la carrera de guionista de radio y televisión del ISER– es responsable del Observatorio Iberoamericano de la Ficción Televisiva y ha investigado sobre cómo el género de la telenovela influye en las prácticas sociales. Entonces la autora pone a sus personajes, las mellizas Delia y Hermelinda, a escribir una novela de folletín repleta de brujerías, exorcismos, crímenes pasionales y amores imposibles, mientras se repasa la época del radioteatro con fines pedagógicos, el Partido Peronista Femenino, los años de la Resistencia, la masacre de Ezeiza, los comienzos de Montoneros y la última dictadura militar. En La cordillera, los personajes también discuten sobre géneros literarios y los fenómenos de masas. Evelyn, amiga de las mellizas, ex militante del Peronismo de Base y cofundadora de la hermandad de la lágrima, atiende un kiosco mientras realiza un trabajo sociológico cuando encuesta a sus clientes para analizar la popularidad de Leo Dan, Leonardo Favio, Sandro, Mirtha Legrand y hasta la del propio Alberto Migré.
Mazziotti entonces respeta el género a rajatabla y recrea una polifonía de voces propia de la radionovela, cuyos personajes no evolucionarán demasiado en el plano psicológico sino que estarán al servicio de una trama intrincada. Así hay exiliados que regresan, ancianos que guardan secretos encerrados en asilos, parejas que se separan y amores que comienzan, superando todo claroscuro que les depare la vida hasta llegar al anunciado final feliz de rosas.
Un final de telenovela donde el amor llega a buen puerto, los traumas se superan en familia y por el trabajo nadie se preocupa. Ya lo dicen sus personajes al terminar de escribir su radionovela:
–¿Viste qué fácil salió?
–Yo no puedo creer, el género te va llevando.
Y Mazziotti entró en el molde para homenajear a un género, recrear un discurso nacional y popular, o simplemente para escribir una eficaz novela de entretenimiento.
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