Los cuentos de Sergio Gaiteri presentan una variedad de personajes comunes de paso por tramas urbanas que atrapan al lector para luego sumirlo en una inquietante soledad.
› Por MartIn Kasañetz
Desde hace más de veinte años el Premio Municipal de Literatura Luis José de Tejeda promueve de manera anual los géneros de cuento, poesía, novela, ensayo y crítica literaria, siendo una de sus características destacables la publicación de las obras galardonadas. En su última edición, Sergio Gaiteri obtuvo el segundo premio en el género de cuento, logrando la publicación de su libro Trabajo Social, en donde, por medio de siete relatos, lleva al lector a lo más íntimo de los conflictos afectivos y familiares del hombre común urbano.
Sergio Gaiteri nació en Córdoba y es profesor de Letras Modernas. Ya lleva publicados varios libros de cuentos y la novela Nivel medio el año pasado. El título de este volumen y también del cuento que da título al libro parece englobar la idea general de todos los textos, ya que Gaiteri se interesa en los individuos sociales y su relación entre sí, siempre rondando por conflictos que evitan la grandilocuencia y se centran en la rutina de sus vidas. La temática de los relatos transita siempre por hechos ordinarios como por ejemplo en el cuento “Vialidad”, en donde, luego de que un matrimonio se divorcia, relata el modo en que los integrantes de la familia vuelven a organizar sus vidas, o en “Rol de incendio”, donde por medio de un hecho menor como la venta de un auto, se abren nuevas posibilidades para una mujer sumida en un matrimonio afectado por la enfermedad y la violencia. También se destaca el cuento “Seguros”, en el que por medio del robo de un auto que luego aparece saqueado hará que el personaje principal se desconecte de lo vital, hundiéndose cada vez más en un desinterés peligroso que impactará en sus relaciones, modificando su vida: “Y fue lo primero que le dije a Elisa cuando llegué, mientras bajaban el auto de la grúa y lo dejaban al frente del garaje. Que ella hiciera lo que quisiera, que yo no tocaba más el volante del 11”.
Gaiteri toma como premisa a la hora de escribir un total despojo de moral o bajada de línea a través de sus textos. Sus historias no intentan transmitir ningún tipo de mensaje o enseñanza, no existe la conocida moraleja, ni héroes o mártires. Sus personajes parecen estar de paso por la trama. Unicamente una porción de sus vidas es reflejada –casi siempre por un personaje que relata su situación en un tono monocorde y anestesiado– evitando por completo la visión global de la historia y manteniendo al lector atrapado en una percepción en extremo subjetiva. Este recurso que utiliza Gaiteri logra que el lector se acerque a la intimidad de los personajes momentáneamente, involucrándose con la historia para luego ser alejado abruptamente. Gaiteri juega –quizá como una de las formas de la histeria– a dar para luego quitar al lector, produciendo un efecto magnético del que cuesta salir al finalizar cada uno de los cuentos.
La intimidad dentro del núcleo familiar, la rotura de las parejas, la infidelidad, la tenencia de los hijos o la soledad –no entendida de manera existencial, sino doméstica– suelen ser los escenarios elegidos por este escritor a la hora de construir sus textos. Trabajo social es un libro de lugares comunes que en vez de aburrir otorgan al lector una sensación de profundidad que revela los ingredientes con los que se construye la rutina.
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