Dom 23.10.2016
libros

JUAN JOSé MILLáS

ATRAPADO CON SALIDA

A partir de una obsesión infantil con los armarios, Juan José Millás imagina la historia de un desempleado que luego de un hurto menor termina atrapado en uno, en el que decide quedarse una vez que puede escapar, convertido en testigo de la vida de una familia. Alegato contra el sistema neoliberal con tintes absurdos y humorísticos, Desde la sombra es un Millás tan clásico, que es casi una vuelta de tuerca sobre sí mismo.

› Por Violeta Serrano

Podría ser un útero materno o un ataúd. Pero también un símbolo del inconsciente. Esas tres cosas son las que es capaz de representar un armario para el escritor y periodista español Juan José Millás. Cuando era niño y se enfermaba, sus padres le ponían a dormir en su cama. Frente a ella había un inmenso armario de tres cuerpos que siempre le pareció fascinante. Otro mundo. Desde aquel momento la idea de este objeto rondó su intuición creativa. De hecho, dice que a diferencia de otras obras en las que trabaja tirando únicamente de un hilo inicial, en esta última el mecanismo fue diferente. La atmósfera y los rasgos de la mayoría de los personajes han convivido con él hace mucho tiempo. Sólo que ha sido ahora que ha encontrado el momento idóneo para sentarse y convertirlos en novela. O en un cuento largo. Está escrito, desde luego, con los ingredientes típicos del género. Muy efectivo. De terror a veces, y muchas otras, de risa. Las dos caras de la misma moneda. La historia, aparentemente fantástica, empieza con total normalidad. Y luego nos hace fruncir el ceño. Pero a la vez nos resulta posible. La geometría narrativa es perfecta. La verosimilitud, entonces, se acaba imponiendo, aunque la historia empuje constantemente hacia el lado opuesto.

De los armarios como una de las fijaciones infantiles de Millás tiene mucho que decir esta obra. Eso y el interés desmedido por la normalidad. Más concretamente, por cualquier familia normal. Quien haya seguido la obra de este autor, y no sólo la obra ficcional, sino también la periodística, sabrá que los intereses sobre los que pivota su mirada y sobre los que construye sus trabajos son casi siempre los mismos: el desdoblamiento del yo, el sentimiento de extrañeza, la soledad, el conflicto de la identidad y la dificultad en la relación con el mundo. Desde la sombra, su última novela, es un tour de force a sí mismo. Y a sus lectores, que acuden a él como si su narrativa fuera una especie de droga que les permitiese mutar en un tramo de lectura. Tal vez porque todos queremos, aunque sea por un breve lapso de tiempo, desdoblarnos, ser otros, cambiar de piel.

Todo empieza cuando Damián, el protagonista de esta historia, se esconde en un armario de un mercado. La razón es que había cometido un pequeño hurto y estaba siendo perseguido por la policía. Una vez ahí dentro, a salvo, el armario en cuestión es comprado por una familia. Lo transportan a la casa y, desde allá, Damián primero busca en qué momento salir para evitar la catástrofe de ser descubierto. Pero, después, poco a poco, se da cuenta de que allá dentro se encuentra bastante a gusto. Mucho más que afuera. Así que decide hacerse un hueco en el armario empotrado que han ubicado justo detrás del que le sirvió a él de transporte y dormir ahí. Y despertarse cuando la familia se despierta. Salir a hacer las tareas domésticas cuando ninguno está y volver a esconderse cuando la vida regresa al hogar. Ayudas muy sutiles primero, algo menos después. Con la jugada maestra de que la dueña de la casa, Lucía, tiene una vaga creencia en los fantasmas que, si bien viene de muy atrás, poco a poco se va condensando como una certeza privada y una reafirmación de su propia identidad. Al fin y al cabo, creer en el más allá no es más que una manera de reivindicar la necesidad de trascendencia que todo ser humano posee. Así, la relación entre la familia y el Mayordomo Fantasma, que así le termina por llamar Millás en un ejercicio humorístico muy típico de su tono habitual, va tomando tintes suculentos. De tal modo que, al final, el tal fantasma acaba por convertirse en una especie de salvador justiciero. Una suerte de vencedor de batallas domésticas.

Damián no está solo. O sí. Está tan solo que genera una voz propia en su cabeza que le entrevista y que se interesa por él. Elige el tipo de periodista que le interroga sobre sus acciones y sentimientos. A veces lo hace un tal O’Kane, genio del espectáculo televisivo, con un público masivo que aplaude toda chanza, cuando más morbosa mejor y, sin embargo, otras veces, el que lo hace es un Iñaki Gabilondo ficionalizado que coloca constantemente al personaje en un rol de seriedad y rigor profesional. Así Millás consigue sobrepasar con solvencia el recurso típico del monólogo interior. Y lo hace no sólo para ser original sino también para subrayar el tono jocoso que la novela precisa como contrapunto. Como toda la obra de Millás. Una risa escondida tras una tragedia irremediable y, al fin y al cabo, muy normal. ¿Pero es eso todo?, ¿una trama excelente?, ¿un ingenioso uso de los recursos narrativos?, ¿una arquitectura idónea? En absoluto. Desde la sombra es un alegato contra el sinsentido del sistema neoliberal que ha conseguido que los seres humanos no sean ya importantes en sí mismos, sino una masa homogénea con necesidades y demandas que intenta satisfacer una oferta ilimitada. Damián, esa sombra, es uno de esos desempleados que ha dejado la crisis europea. Un número, de entre miles, que acaba relegado a la oscuridad. Que se esconde, por vergüenza, por no saber a ciencia cierta qué ha hecho mal para que le echen después de toda una vida de trabajo. ¿Dónde va a parar esa cantidad de desempleados tirada en la cuneta del sistema?, ¿qué nos ha hecho aceptarlo sin rechistar? El poder, dice Millás, es eso que actúa desde la sombra. En un mundo en el que no hay alternativa posible, en el que la era de la (in)comunicación genera relaciones humanas frágiles y líquidas, la vida de quienes habitan las sociedades de consumo y no llegan a forman parte de ellas puede parecerse a la de un fantasma. Y también puede que ese fantasma, si no tiene nada que perder, actúe y rompa, de algún modo, el orden pacífico de las cosas.

Desde la sombra. Juan José Millás Seix Barral 208 páginas

A Millás le hubiese encantado ser un fantasma. Pero por voluntad propia. Ser invisible. Chusmear por una cerradura sin ser descubierto. Afirma estar en perpetuo conflicto con el mundo. Así debe ser, dice, porque si no estuviera mal, no escribiría. Cuánto hay de verdad en esa posición es una cuestión de personaje. Cuando aparece en público, Millás narra sus opiniones y conversa con total normalidad, con un tono característico, con una mueca casi inamovible, más allá de los labios que necesita mover para emitir palabras. Diga lo que diga, por catástrofico o gracioso que esto sea, se muestra imperturbable. Y ahora, desde ese personaje que acumula ya décadas de oficio, se permite escribir su versión del fantasma del armario de tres cuerpos que se imaginó de niño cuando pasaba la enfermedad cobijado en la cama de sus padres.

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