Dom 30.06.2002
libros

EN EL QUIOSCO

Tema del traidor y del héroe

Conspiración contra Güemes
Elsa Drucaroff
Sudamericana
Buenos Aires, 2002
352 págs.

por Eduardo Muslip
Para algunos argentinos, Güemes puede ser sólo un nombre frecuente en la topografía urbana; tal vez para la mayoría, puede también identificar al caudillo que, en los años de la independencia, evitó que los españoles entraran por el norte para recuperar el dominio sobre el territorio argentino. Muchos menos asociarían al prócer con el protagonista de Conspiración contra Güemes, el líder de un ejército de “gauchos”, enfrentado tanto con los españoles como con los sectores altos de su provincia.
La palabra “Conspiración” presente en el título remite a las narrativas de espionaje, que muestran un mundo político en equilibrio a partir de la coexistencia de fuerzas que se neutralizan entre sí. En el mundo presentado por esta novela, dicho equilibrio se establece entre la presión continua de los españoles por retomar el control del territorio sublevado y el gobierno de Güemes, que encuentra su fuerza en el ejército popular que se constituye en función de la amenaza española y que se sostiene gracias al carisma de su jefe.
Para que una trama de este tipo genere verosimilitud se requiere que el lector le vea algún sentido “actual” a esa oposición; es así como ya son ilegibles las historias de espionaje con el telón –tanto más reciente– de la guerra fría. La oposición de “realistas” y “patriotas” –resulta imposible no colocar comillas tales palabras, recluidas al registro del acto escolar– puede suponerse que hoy debería ser poco motivadora: una nación que mira tan desencantadamente su propia existencia difícilmente pueda entusiasmarse ante el relato de sus mitos de fundación. Elsa Drucaroff enfrenta ese desafío señalando la debilidad de dicha oposición, e introduciendo otras, como los conflictos de clase y de género sexual, la lucha entre la norma social y el deseo, el impulso a la transgresión y el temor al castigo. Así, crea contexto en que se despliegan sus personajes: el propio Güemes, los individuos provenientes de los sectores altos criollos, que no quieren financiar más esa guerra y que van tramando la “conspiración” referida, un entorno de mujeres relacionadas con el caudillo por motivos sentimentales o políticos, algunos hombres de origen popular que alcanzan protagonismo gracias al rol creciente de los ejércitos.
Para el lenguaje de esta novela, Drucaroff recurre a géneros diversos, pertenecientes a consumos culturales masivos: el melodrama (“los ojos húmedos de una dama jujeña”), el erotismo de best seller (“Trinidad observó su cuerpo fuerte, la erección formidable que le marcaba la ropa interior”), el relato histórico de divulgación, la novela de aventuras y de espionaje. Sin embargo, los personajes presentan una complejidad impensable en los géneros mencionados. Sí se respeta, de la narrativa de espionaje, el lento y minucioso armado discursivo de la “conspiración”, que se cierra con un desenlace narrado con un montaje complejo y resuelto estrictamente dentro de los códigos del género.
En suma, Conspiración contra Güemes es una novela que consigue interesar “actualizando” un contexto histórico distante, que utiliza el lenguaje de
géneros masivos para construir un
objeto que va más allá de lo que sería previsible en función de dichos géneros, que construye una trama eficiente desde el código de la novela de espionaje y que consigue, incluso, incorporar y distanciarse de ciertos lugares comunes –tanto “oficiales” como “revisionistas”– instalados sobre el período histórico recreado.

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