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Luego de enfrentar una denuncia de plagio por parte del escritor Lewis Perdue, quien, tras acusar al autor de haber tomado en su Código Da Vinci elementos de sus novelas, consiguió compartir las ganancias del best-seller y detener una adaptación al cine con Tom Hanks y el francés Tautou; ahora Dan Brown está envuelto en otro escándalo laberíntico, ya que en la portada del Código Da Vinci revela algunas claves del enigma Kryptos, que –a su vez– sería el tema principal de su nueva novela, The Solomon Key. Hace 15 años, cuando se construyó la nueva sede de la CIA en Virginia, su director, William Webster, le encargó al escultor James Sanborn algo que reflejara el trabajo y el espíritu de la agencia. Así nació Kryptos (del griego oculto), una escultura en dos piezas que contiene 2000 caracteres con mensajes crípticos. Desde entonces, la escultura se convirtió en un reto intelectual para los miembros de la CIA, pues contiene en sus caracteres un enigma del que sólo se conoce ahora el 75 por ciento. La propia Agencia se jacta de que en 1998 uno de sus físicos, David Stein, descifró el 75 por ciento del código con lápiz y papel en sólo 400 horas. Los 97 caracteres que aún permanecen sin resolver han provocado una reacción febril por descubrir el enigma, a tal punto que viene obsesionando a más de 50.000 personas en todo el mundo, como así lo demuestra www.elonka.com/kryptos, el sitio especializado de la gurú criptográfica, Elonka Dunin. Ahora, como recientemente se descubrió que parte del código fue revelado en la tapa del libro de Brown, el escultor Sanborn declaró su preocupación de que el best-seller eche por tierra los secretos de su escultura. Sanborn admitió que está pensando en denunciar a Dan Brown, “ya que no toleraría que el misterio del Kryptos fuera revelado, hay códigos en nuestras vidas que nunca deberían ser descifrados”.
“In un placete de La Mancha of wich nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase.” Así empieza la traducción al spanglish del comienzo de Quijote, con motivo del cuarto centenario del libro de Cervantes. Su autor es Ilan Stavans, un norteamericano de origen mexicano y profesor de Culturas Latinas en la Universidad de Amherst, que piensa publicar su trabajo a principios de 2006, cuando finalice la segunda parte de la inmortal obra. “Mi intención no es otra que legitimar intelectual y académicamente el spanglish como fenómeno cultural”, apuntó Stavans, que calificó su empeño de cruzada, ya que el “spanglish” tiene la misma función de dar identidad a un pueblo, el de los 41 millones de hispanos de Estados Unidos que no tienen territorio político.
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