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Pasado mexicano
Beatriz Sarlo viajará próximamente a México para presentar junto a Carlos Monsiváis le edición mexicana de su último libro Tiempo pasado, y para dictar conferencias sobre Borges en la UNAM y en la Feria del Libro de Minería. La prestigiosa investigadora y profesora, en su último ensayo, interviene en el debate sobre la historia latinoamericana reciente, señalando las simplificaciones y lugares comunes que “la industria cultural de la memoria” viene provocando en su afán de exaltar los relatos testimoniales. Beatriz Sarlo, quien se ha especializado a lo largo de su extensa carrera tanto en la literatura así como también en los medios y la cultura, reivindica en su libro el valor de la reflexión teórica y la discusión, al explorar los límites del relato subjetivo de las víctimas que recuperaron su voz luego de la reconstrucción democrática. Sarlo va a exponer el 22 de febrero la conferencia titulada Borges y las pasiones, mientras que el 28 del mismo mes se encargará de presentar la edición mexicana de Tiempo pasado.
El que no fue a Sevilla
En Sevilla, uno de los centros artísticos, culturales y financieros del sur de España, están que truenan. Y el motivo es la publicación en España de la primera novela escrita por Dan Brown, La fortaleza digital, donde se dice que la capital de Andalucía es sucia y tiene olor a meo. Pese a que el autor de El Código Da Vinci dice que sus obras se alimentan sólo de la verdad, en La fortaleza digital hay errores geográficos (“el Ayuntamiento está en la Plaza de España”) y hasta históricos (“la catedral gótica del siglo XI y los callejones del barrio de Santa Cruz datan del tiempo de los romanos”). Además, el libro presenta algunas distorsiones repletas de lugares comunes en su construcción de Sevilla, como la afirmación de que ahí la prostitución es ilegal o que los hombres van a misa con trajes negros y las mujeres rezando por las calles con cuentas de rosario. Pero lo peor, con seguridad, viene cuando Brown usa imágenes denigrantes para retratar a Sevilla: “Como una clínica de salud pública, una especie de decorado empleado en alguna película de terror de Hollywood. El aire estaba impregnado de olor a orina”. O: “Los autobuses sevillanos van con las puertas abiertas para tener aire acondicionado barato”. Eso sí, aconsejado por su agente literario, en la traducción al español de La fortaleza digital, Dan Brown agregó una nota ad hoc donde dice que Sevilla es “adorable y mi ciudad europea preferida. Viví en ella un año entero, durante aquel año me enamoré de la ciudad y sobre todo de su gente”. Menos mal.
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