Cartas de amor sin locura ni muerte

“Pessoa eligió la literatura porque no podía elegir el amor”, escribe Antonio Tabucchi en el prólogo a Cartas a Ophelia, flamante libro que reúne el epistolario del poeta portugués a su casto amor que se publica en España junto a una serie de ilustraciones de Antonio Seguí. El libro reúne las 48 cartas que le escribió al único amor que se le conoce, cuando él tenía 32 y ella 19. Opheila Queiroz era mecanógrafa en las oficinas Féliz, Valladas & Freitas de Lisboa, donde Pessoa traducía la correspondencia comercial. “Un día se fue la luz en la oficina y todos salieron a hacer trámites. Fernando fue a buscar una lámpara de petróleo, la encendió y la puso encima de mi mesa. Poco antes de la hora de partida, me alcanzó una notita que decía `le pido que se quede’. Yo permanecí expectante. Por entonces ya había notado el amor de él hacia mí.” En el tono de esa confesión de Ophelia se advierte el tono algo ingenuo de estas cartas en que el complejísimo Pessoa se refiere a ella en términos de “mi querido y pequeño bebé”, “mi querido y pequeño amor”, “mi bebé pequeño y travieso”.

El país de las maravillas

Junto al estreno de la película de Tim Burton, una nueva biografía sobre el controvertido Lewis Carroll ha puesto en tela de juicio su pedofilia. En The Mistery of Lewis Carroll, Jenny Woolf trata de probar su inocencia tras haber logrado acceder a su cuenta bancaria y descubrir que durante toda su vida realizó continuas donaciones a entidades que ayudaban a niños abusados física y sexualmente. Woolf accedió a las cuentas de Carroll porque al cumplirse cien años de su muerte, el banco estaba obligado a mostrar sus cuentas. Otro de los aportes del libro es haber accedido a la correspondencia que intercambió el autor con las hermanas Liddell –una de las cuales inspiró Alicia en el país de las maravillas–, una serie de cartas que se interrumpieron en el año 1863, cuando los padres le pidieron que se alejara de sus hijas porque, supuestamente, Carroll estaba enamorado de Alice.