Esta semana se lanzó una idea muy interesante y algo difícil de entender, la de un hub para las artes y las creaciones culturales especialmente dedicado a difundirlas en la Unión Europea. Un hub es, en inglés, esa pieza que une y sostiene los rayos de una rueda, como tienen algunos autos antiguos y todas las carretas. Por extensión, se aplica al objeto o entidad que aúna esfuerzos o piezas, y les da sentido y función. Con el original nombre de Rosencrantz & Guildenstern Hub de la Cultura Argentina, dos jóvenes emprendedores quieren poner a rodar esta rueda.

Como lo definen Martina Pikielny y Julián Bedel, lo suyo es crear una plataforma de soporte de la creatividad argentina con bases aquí y en París, para mostrar lo nuestro en exhibiciones, conferencias, concursos, coloquios, recitales, festivales y cuanto ámbito cultural se abra en Europa. Esta tarea de networking consiste en conectar creadores, entes oficiales y protagonistas privados para que ocurran cosas: que se editen libros, se vean películas, se exhiban cuadros, se escuche a argentinos. Pikielny y Bedel se plantean multiplicar las disciplinas de aplicación, y su hub arranca con un ciclo de cine argentino en varias ciudades europeas. Son dos chicos jóvenes, con buenas ideas, un alto grado de expertise y una notable conciencia de los costos, que comparten un background en tareas de comunicación y branding.

Rosencrantz & Guildenstern es una idea original para aportar soluciones a un problema real (y el que lo dude, hable con un artista de cualquier rubro y pregúntele por qué nadie lo conoce en Bratislava...)