NOTA DE TAPA
Formosa acaba de realizar la segunda edición de su Feria Internacional del Mueble y la Madera, Fedema. Una muestra de continuidad en la inversión en desarrollo sustentable y valor agregado en diseño.
› Por Luján Cambariere
Siempre bienvenidas las buenas intenciones, pero si éstas perduran, se fortalecen y sostienen en el tiempo, tanto mejor. Es el caso de Fedema, Feria Internacional del Mueble y la Madera que se realiza cada dos años en Formosa. Organizada por el gobierno de Formosa y, ahora, por la Agencia de Desarrollo Empresarial, sumó más metros al predio ferial Vuelta Fermosa en la bella costanera frente al Paraguay, stands, delegaciones del exterior, un nuevo concurso de diseño en madera –de juguetes– y triplicaron los inscriptos en los certámenes de diseño.
Todo esto, según la diseñadora industrial Alejandra Rumich, coordinadora de los concursos de diseño y bendita entre varones (una curiosidad de la que daremos cuenta en breve, ésta de que sean mujeres las que trabajan con fuerza en las instituciones públicas relacionadas con la disciplina) por esfuerzos compartidos público-privados y una actitud férrea y coherente.
Formosa es uno de los polos muebleros del país, cuya principal industria deriva del sector maderero. Ubicada en el corazón del parque chaqueño, el 50 por ciento son áreas boscosas maderables con especies de distinto valor económico: algarrobo, quebracho Colorado, quebracho blanco, lapacho, urunday, timbó blanco, guaraniná y palo blanco. “Sabemos que los recursos naturales son nuestra fortaleza. Y conocemos la forma de sumarles valor a sus frutos. Creemos que el futuro está en la capacidad de renovarlos. Tenemos la tradición forestal que nos da el ser parte del Gran Chaco Americano. Y además, estamos en el corazón del Mercosur”, señalan.
“La decisión de consolidar económicamente a la provincia como agroindustrial y agregar valor en la cadena productiva en la misma provincia es fundamental porque además se hace a través de acciones concretas. Hace un mes, por ejemplo, la Legislatura provincial agregó variantes al artículo 60 de la Ley Forestal para la protección del bosque nativo y promoción de la industria forestal. Así, para que la madera formoseña salga de su territorio, tendrá que estar procesada con valor agregado y mano de obra como resultado”, detalla Rumich.
Y en esto de agregar valor y hacer un uso razonable de los recursos, el diseño es una herramienta fundamental.
“Los concursos de diseño tienen como objetivos promover el acercamiento y colaboración entre diseñadores y empresas; fomentar la cultura del diseño industrial en el sector del mueble; promover el respeto medioambiental y demostrar el papel crucial que desempeña el diseño en el proceso de adecuación al uso y a la innovación y, por lo tanto, su insustituible contribución al éxito industrial”, explica Rumich, la primera gran batalladora que este año vio frutos de su apuesta. Las inscripciones de los concursos ascendieron a más de ochenta, lo que les da ánimos para ir por más, siempre fomentando el uso de la madera.
Así en el marco de la Segunda Edición del Concurso de Muebles en Madera, el primer premio fue para la silla Evva de los cordobeses Mariana Abraham, Carlos Bianchi, Mauricio Carpinetti, Juan Galetto y Cristian Leonardo Mohaded. Un asiento de madera de pino multilaminado compuesto por tres arcos (patas), igual a un plano de asiento y un respaldo que cierra la estructura. Todos vinculados entre sí mediante elementos de fijación metálicos que entran en una caja de 90 x 45 x 15 cm pensada para exportar. El jurado compuesto por el arquitecto Ricardo Blanco, los diseñadores Eduardo Naso, Eduardo Simonetti e Ivens Fontoura, y el productor Jorge Antueno elogiaron su factibilidad productiva, contemplación de acopio y transporte, el uso racional del material y su formas contemporáneas. El segundo premio compartido fue para el sillón Riwa de Walter Gómez y Ricardo García del Chaco y la banqueta plegable para músicos, específicamente percusionistas, en madera de palo lanza o blanco que integra base, pata y asiento de forma articulada y logra su armado final por enroscado de la pata trasera apodada Per-q de Ernesto Torriano, otro cordobés. Mención especial mereció el banco Bois de Cristian Mohaded, una encantadora monopieza generada por la fusión de varios tipos de madera –pino, alamo, timbó– de media a 2 pulgadas. Por último, el Premio Popularidad, elegido por los visitantes a la muestra, se lo llevó Juan Paredes con su mesa Karuha.
Mientras que el Concurso de Juguetes en Madera, que en ésta, la primera edición, tuvo de jurados a los diseñadores industriales Raquel Ariza, Sebastián Ackerman, Paolo Bergomi y al ingeniero Martín Barreneche, expuso piezas en un bello espacio tentación de los visitantes más chicos. ¿Premiados? El primer lugar fue para Froggy de Alejandro Palandjoglou, un simpático sapito en multilaminado de guatambú que sumo adeptos por su forma, color y función, ya que además de permitir el rebote a través de una simulación de los saltos del sapo, sirve como mesa o auxiliar del juego (“el juguete está resuelto en su totalidad mediante encastres diseñados y sin la necesidad de usar elementos de unión. Los ojos reciben un tironeo constante ya que es donde se sujeta el chico, por ende tiene un encastre con traba. La boca funciona como ligadura entre las tres piezas”, explicó su autor). El segundo premio compartido fue para Bloquesuena de Alejandro Filligan y Hernán Heredia, un instrumento encastrable de percusión (“formado por prismas de algarrobo elegido por su peculiar sonoridad –tres del xilofón, uno de la caja china, otro iba a ser un tambor, con un parche– que vienen en un empaque que consiste en una jaula tubular cuadrada, similar a la del tejo, donde los bloques entran apilados y alineados por guías de metal”, cuenta el autor); Juma de María Eugenia Cordeviola, Guillermo Ravizzoli y Luis María Lafosse, que además ganó el premio popularidad que en este caso fue dado por los chicos que asistieron a la muestra (“nuestra idea fue diseñar un juguete didáctico de construcción cuyas piezas simulen un tronco con distintas maderas de la zona y que con otra disposición permitan la construcción de un mueble para chicos”, señalan) y Uno de Fermín Arosteguy y Eugenia Jaime, un cubo de madera de 10x10cm y una esfera de 6cm de diámetro también de madera que permiten el entretenimiento a través del manejo de cuerpos geométricos irregulares que se unen, ya sea para volver a la unidad que determina el cubo o para constituir nuevas formas. ¿Menciones especiales? Para el triciclo de madera de algarrobo blanco y Negro Carrousel de Juan Manuel Ariño, Andrés Carpinelli y Juan Francisco Pes y el Tatetí 3D de Gustavo Federico Holle.
La ampliación del predio de 25.000 m2 y el número de expositores dieron cuenta del crecimiento de Fedema. Más de 120 empresas e instituciones del rubro entre fabricantes de muebles, empresas de maquinaria, equipos y herramientas y carpinteros, entre otros.
Pero sobre todo, de casos puntuales de productores de la región que siempre se destacaron por la fabricación de muebles macizos construidos con madera de algarrobo que hoy incorporan diseño. Tres ejemplos exitosos que la tienen a Rumich como protagonista: la línea de pequeños muebles como la moderna mesa Cartoon en madera de guaraniná, algarrobo, ibirá pitá o placa de MDF y goma eva verde o blanca fabricada por Antueno Hermanos; las líneas Bermoo, Nova y Ogo, de bellas mesas de pies torneados y maderas nativas –guaraniná, algarrobo, palo santo y quebracho colorado– producidas por El Rayo (ambas pertenecientes al proyecto de exportación de muebles al mercado de Estados Unidos del Consejo Federal de Inversiones, con participación especial en la International Home Furnishings Center de High Point). Y Mobiliar, tradicional empresa dedicada a fabricación de muebles de madera maciza con algunas mesas y sistemas de módulos con detalles en cuero o chaguar, exquisita fibra vegetal típica de la zona con la que trabaja la etnia wichí, signé Rumich. Por último, muy interesante, la exposición del Proyecto de Innovación de la Industria Mueblera (PIIM) proveniente de Arapongas, estado de Paraná, de Brasil, con productos generados a partir de la unión entre profesionales del design con proveedores de materia prima e industrias fabricantes de muebles apelando al aprovechamiento de residuos y nuevas formas de utilización de la tecnología. Más de veinte prototipos de muebles que reúnen características de aplicabilidad, viabilidad de producción, comercialización y creatividad como la silla Tubitos, diseño de Simone Mattar y Sergio Fahrer en estructura en MDF y asiento de tubos de Fenolite, papel craft reciclado y el basurero de Leonardo Ceolin y Fabián D’Elia en enchapado de envases de crema dental, entre otros.
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