› Por Matías Gigli
Después de una elección que se definió por un pequeño margen a favor de lo que hasta entonces era la oposición, la presidencia del CPAU se alterna cada cuatro meses entre Francisco Pratti y Berto Berdichevsky. Esta alternancia de conducción, inédita en la institución, tiende según Pratti –el actual presidente– “a llevar desde la instancia de confrontación electoral a una nueva situación de gestión compartida en la cual se requiere consensuar a diario”.
El año se cierra con las resonancias de varios temas de alto impacto entre los 10.000 arquitectos matriculados al Consejo. Por un lado, el tema del “corralito constructivo” que paralizó obras en varios barrios porteños.
Para el 2007, Pratti espera que la institución siga involucrándose en temas de la ciudad con otras instituciones, en el marco de “planificación urbana-participativa”, y sea una realidad mas afianzada que hasta la fecha. El CPAU concurre a las audiencias públicas elaborando desde sus comisiones documentos y fijando posición al respecto de cada tema que involucre a la arquitectura y a urbanismo.
Por otro lado, la Ley de Transparencia en la contratación pública que acaba de salir aprobada fija una normativa de la gestión del gobierno porteño. Esto no termina acá y habrá que trabajar para instalar una cultura de los concursos y una forma de materializar las distintas instancias que esta ley prevé, tan variada y adaptable a las diferentes situaciones que se puedan plantear desde la ciudad como desde las entidades mixtas o entes involucrados en la ciudad. Habrá que trabajar fuertemente, sobre todo para su entrada en vigencia y el seguimiento además de una instrucción de los actores del gobierno tanto en los sectores técnicos como en los políticos que deberán involucrarse en los llamados, toda vez que sea necesaria una nueva obra. Por otro lado se deberán sentar en una mesa las entidades de arquitectos e ingenieros involucradas en el tema de esta nueva ley: la SCA, el CPAU, el Capba y el CPIC por parte de los ingenieros.
Desde el CPAU se empezó dimensionando con datos concretos para evaluar el sistema a aplicarse y poder hacer frente a un número de concursos hasta ahora inédito.
Pratti opina que el próximo año deberá salir sin falta la ley que fija el Plan Urbano Ambiental para la ciudad, largamente postergado, que puede ser un documento que dispare la iniciativa del gobierno con una escala de propuestas a nivel urbano importante. Como último tema, señala críticamente la Ley de Ciudad Productiva, considerando peligroso en términos de impacto el reemplazo del cuadro de usos por los informes puntuales de impacto ambiental tomados de forma parcial e individual, sin contemplar situaciones de infraestructura de orden general.
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