Sáb 31.03.2007
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ARGDIS

Con el mate a Oriente

En cosa de días, la muestra “Pasión del fin del mundo” desembarca en Japón, llevando diseño argentino. Es una selección de mobiliario y objetos representativa de la escena local, con un segmento especial de contundente cotidianidad: el dedicado a mates de diseño.

› Por Luján Cambariere

Una nueva muestra de design argentino –ARGdis– desembarcará en Tokio. Auspiciada por la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería y nuestra embajada en Japón, del 16 al 20 de abril se presenta en el Jetro Center, la organización oficial japonesa para el fomento del comercio exterior. Así las cosas, y dado que estas convocatorias lamentablemente nunca son abiertas, la selección es bastante representativa. Hay pasado y presente en esto de dar cuenta de que existía diseño antes de la crisis de 2001. Y colándose por el lado de la identidad, pero la de todos los días, una muestra dedicada a un ritual de culto para los argentinos: el mate, obviamente en versión design. Interesante propuesta, no sólo porque habla de nosotros de forma clara y contundente sino porque demuestra cómo el diseño puede atender a un segmento popular, de consumo masivo y altamente industrializado.

“El mate es el objeto cotidiano que mejor nos representa. En 9 de cada 10 hogares argentinos se toma mate, sin diferencias geográficas, de pertenencia social o económica. Por otra parte, es uno de los únicos hábitos heredado de los indios guaraníes que desde hace más de 500 años se mantiene intacto en su esencia ritual: el compartir”, adelanta Carolina Muzi, periodista especializada en diseño, curadora y propulsora de este segmento dentro de la muestra. Y continúa: “Esta pequeña muestra, ‘Mate, la savia de los argentinos’, busca poner en valor los diseños que facilitan el rito y mantienen al día sus elementos. En estos últimos años de reactivación del diseño se produjeron al menos 15 nuevas piezas, entre mates, termos, bombillas, pavas e implementos. Utiles y atractivas, estas propuestas, de materialidad y lenguajes tan diversos, son la cara contemporánea del mate en tanto objeto en la Argentina”.

En la categoría popular aparece en primer plano el Matelisto de Taragüí (1992), obra desarrollada por el Departamento de Diseño de Las Marías a partir de una idea de Víctor Navajas Centeno. “Un caso paradigmático por su equilibrada cruza entre packaging y producto. Pero, sobre todo, por la red de 650 máquinas expendedoras de agua caliente distribuidas en todo el país que completan el proyecto. El mapa que dibuja esta red no solamente es un servicio diseñado, sino que es un caso testigo de nuestra dependencia cultural y física del mate”, suma Muzi. Otro que nos permite viajar es el diseño del primer equipo matero compacto de fabricación seriada, diseñado por María Sánchez y fabricado por Lumilagro (1997). Conformado por un soporte liviano de metal con cobertura epoxy para termo, mate, bombilla y contenedores de yerba y azúcar, integra la colección de Diseño Industrial Argentino del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba).

Para quienes quieren dar respiro a las calabazas, la muestra exhibe cada una de las piezas design que se produjeron post-crisis. Aparece en vidrio soplado por Planas Viau, el ultrasofisticado mate de Ricardo Blanco, concebido como “souvenir premium” (2006). En aluminio anodizado color, los retro de Luján Martínez Cavallo de Minimademalis (2001). En plástico, el Matete de Fabián Daiez y Jorge Chernoff de Punta Diseño Industrial (1995). En acero inoxidable con manija de cuero y bombilla ergonométrica, el de Pedro Reissig (1992). En cerámica, la saga de mates y azucareras con precintos de cuero de diversos colores y texturas de Mariano Weinstein (2005). Además de uno de funda tejida con orillos de descarte textil de Martín Churba y una versión calabaza pero con una guarda de plata 925 cincelada con cactus de Rita Hampton. Por último, Hernán Berdichevsky y Gustavo Stecher del estudio HB, quienes se encargaron de la imagen gráfica de la muestra presentan desde su etiqueta Nobrand el mate Icono. La primera pieza 3D después de la saga de iconitos, síntesis gráfica con la que hace unos años resumieron nuestra identidad nacional. También hay una pava: la primera matera con pico semejante al de los termos de Javier Castillo Cabezas, Javier de la Fuente, Fabrizio Piscia del Estudio Factor para Guadix (2005) y una bandeja, la de Pulso Diseño de Diego Lamantia, Gustavo Sapir y Andrés Venturini, que contiene su mate cerámico unidireccional.

Fuera del mate, en el segmento histórico dan el presente desde la silla BKF del catalán Antonio Bonet y los argentinos Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan, uno de los iconos más celebrados del diseño argentino que en 1941 gana un concurso internacional en el MoMa de Nueva York e ingresa a la colección del museo. Hasta algunas piezas producidas en la década del ’50, cuando la necesidad de generar objetos en serie para la vida cotidiana es asumida por algunas empresas nacionales como Siam Di Tella y Aurora, como el Magiclik de Hugo Kogan o el televisor Noblex Micro NT320 de Roberto Nápoli.

Los que van a Tokio

Más de 50 diseñadores y media tonelada de productos de diseñadores, viejos conocidos de este suplemento. Referentes como Diana Cabeza, Alejandro Sarmiento, Estudio Doberti, Estudio Reber, Net, Vacavaliente y Miki Fridenbach & Asociados. De la generación treintaypico, los Fretto/Mejías, A3, Galeano Poggi, Usos, SW ID y Tónico Objetos. Y algunos de los más nuevos de la escena: La Feliz, María Boggiano y Brión Experimental, entre otros.

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