Sáb 21.09.2002
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La casa del diseño

Hoy abre sus puertas la edición 2002 de Casa FOA en las terrazas del Buenos Aires Design. Son 35 estudios de arquitectura, diseño interior, decoración y paisajismo que muestran sus últimas propuestas para áreas privadas y sociales, espacios comerciales y zonas de exteriores. Hay un importante concurso de diseño para exportar y una fuerte tónica de materiales nacionales e ingenio para capear la crisis. Una guía para visitarla.

› Por Luján Cambariere

En el predio proyectado por el arquitecto Clorindo Testa y que hasta hace poco albergaba los bares y restaurantes del Buenos Aires Design Center, a orillas del Centro Cultural Recoleta y balconeando hacia la avenida Del Libertador, hoy se inaugura la decimonovena exposición más emblemática del calendario del diseño local. Hasta el 3 de noviembre, es la oportunidad que tienen arquitectos, decoradores y las marcas del rubro de mostrar por dónde pasan los adelantos y las últimas tendencias.
Este año, motivados por la crisis, la muestra patentiza una fuerte mirada hacia lo nuestro. Por ejemplo, el rescate de materiales autóctonos como el cuero, gamuza, maderas y pieles. O la utilización de recursos más económicos, como distintos enchapados, maderas o fibrofácil que a fuerza de teñidos o barnices especiales trocan en originales revestimientos. Y sobre todo, la búsqueda de una identidad propia, si la hay.
Aquí, un resumen de FOA 2002.

Cocinas y Cía.
Como sucede con otras áreas de servicio, los distintos modelos de cocinas se presentan como uno de los puntos claves del recorrido. En líneas generales, las dos propuestas de este año aparecen a la caza de lo último en tecnología gracias a electrodomésticos de avanzada como la heladera, campana, microondas, horno, anafe y lavavajillas de la línea de alta gama de Whirlpool. También se destaca el empleo de materiales nobles como el mármol, el acero inoxidable, las melaminas y lacas especiales, y sobre todo un diseño que permita la optimización de las áreas de trabajo y guardado.
La cocina “tecnonaturalista” presentada por la arquitecta Angélica Campi se caracteriza por el manejo del color. El blanco de las mesadas y el piso de cemento alisado, y el gris y acero de los electrodomésticos contrastan con el azul petróleo del revestimiento de placas de vidrio de los muebles y sobre todo el estallido de color que salta desde una pared de guardado donde se alinean cajones a la vista.
Por su parte, las arquitectas Lis Santarelli y Karin Eisler, con mobiliario de factura propia, proponen una cocina clara y aséptica, con las mayores posibilidades dentro del área de trabajo y guardado. Mesadas de mármol reconstituido, alacenas de paneles melamínicos, cestas equipadas con todo tipo de contenedores (para frutas y verduras, ollas y sartenes o escurridoras de platos), además de una biblioteca y alacenas vidriadas donde todo queda al descubierto, son algunas de sus herramientas en tren de “gestar la mejor alquimia gastronómica”, según explican ellas.
Mientras tanto, en versión rústica y campestre, casi telúrica, la decoradora Milagros Resta suma un comedor armado con un gran mesón, sillas de cuero, espejos con marcos de madera decapada, candelabros y araña de hierro, enmarcado por las monumentales estanterías de pinotea que caracterizan muchas de sus puestas.
Baños, simples y símil spa
Una visita por los baños públicos orquestados por el Estudio Llobera Boix-Fevre-Schiappacasse sirve para copiar algunos recursos. Revoque color cementicio de distintas tonalidades (verde, rojo y lila) para las paredes, tabiquería de fibrofácil que imita al machimbre, mesadas de alisado de cemento con estructuras de madera, pisos de calcáreos, espejos construidos a partir de zócalos y contramarcos antiguos y lámparas antiguas aggiornadas con un baño cromado con pantallas enteladas.
Mientras, la diseñadora Diana Gradel se atreve al sueño de muchos. En su sala de baño subtitulada “el premio merecido”, una plataforma hecha como un deck de madera sirve de punto de partida a un mundo de relax. De un lado, la bañera de hidromasajes. Al lado, un camastro con colchonetasplásticas para recostarse o entregarse a un buen masaje. Para reforzar el ambiente natural, Gradel revistió las paredes y mesadas con venecitas de mármol travertino rústico con incrustaciones de aluminio y optó por los colores cálidos –calabaza, junco y liquen– de la carta de colores Cecal 2000-2002.

Dos o tres en uno
Los monoambientes también son uno de los temas fuertes de la muestra. En ellos, la máxima optimización del espacio es la gran consigna. Así los arquitectos Pablo Aróstegui, José Camblong y Carlos Falconi proponen la resolución de living, comedor y dormitorio en un espacio de 10x6 metros cuadrados gracias a un juego de planos verticales y horizontales. Los muebles diseñados y producidos por el estudio son una de las perlitas del lugar, ya que proponen mesas, sillas y camas en distintas combinaciones de cuero, acero inoxidable, madera Maple y granito, entre otros.
Eugenio Aguirre con su espacio “Identidad Nacional” es otro que cede protagonismo al diseño de muebles. Bronce, maderas, pergaminos, cueros de distintos tipos y estaño en un intento de mostrar nuestro rico patrimonio. ¿Algunas de sus joyitas? La cama Gaudí, íntegramente tapizada en pergamino marrón lustrada en poliuretano. La mesa de luz de pergamino marrón con tiradores de astas inspiración Luis XV. Las estanterías Macaco totalmente enchapadas en estaño con un proceso de empavonado y lustrado artesanal. La iluminación con un spot en cuero de cabrito y lámparas y apliques de cedro oscuro y papel.
Por su parte, el arquitecto Jorge Muradas y la diseñadora de interiores Eliana Elesgaray se ocuparon de solucionar las necesidades de lugar de trabajo y descanso de un joven moderno. El espacio casi cuadrado se resolvió con un módulo central cama-escritorio de roble volcando hacia las caras laterales las distintas funciones. Así, el lado opuesto a la vista, contiene la biblioteca en correspondencia a la estratégica ubicación del escritorio que recibe luz natural. Y la cama, que funciona también como sofá, se enfrenta a una estantía que contiene el sistema de audio. Completan la escena, sillas tapizadas en cuero de vaca, lámparas con base de madera y pantallas de papel, un sillón de roble y esterilla y una mesa baja con tapa de Silestone celeste.

Juveniles
La arquitecta Aline Karagozlu, dueña de Vibel, este año puso el foco en los recién nacidos. Inspirándose en la naturaleza, diseño su espacio “Kenya” lleno de color, donde la cuna troca en cama, distintos animales, flores y plantas de la selva saltan a las paredes, y sobre todo a telas y alfombras también de factura local.
Mientras, Sergio Muchnick y su equipo de diseño esta vez fueron más allá en la optimización del espacio ideando un miniloft para dos hermanos de 9 y 11 años en 25 metros cuadrados. ¿El secreto? La articulación del mobiliario que permite que en poco espacio (y sobre todo gracias a la orientación de una de las camas a cuarenta y cinco grados) ambos chicos tengan áreas diferenciales de descanso y trabajo. ¿Otros detalles? Sus siempre sorprendentemente funcionales accesorios, como un rack que permite mover la tv y el video en distintos ángulos y un gran reloj guardacompactos.

Tiempo de relax
A la cabeza de los espacios de recreación, el Home Theatre de las decoradoras Tata Velarde y Pía Aguilar. Paredes en un rojizo subido de tono son el marco ideal para una biblioteca de cedro con un tono de lustre color caramelo y terminación de poliuretano que va de pared a pared y es la gran protagonista del espacio. Allí están el cine digital, los estantesforrados en cuero, la bodega de vinos y las torres corredizas portacompactos y DVDs. También vale destacar el lounge de las diseñadoras Laura Brucco y Mercedes Novoa, que juegan con los contrastes entre brillos y mates, y la horizontalidad del espacio mediante mesas bajas alargadas en aluminio y sillones bajos tapizados en cashmire y rafia. La escala monumental del frente de la chimenea y la biblioteca, así como las obras de arte de escultor Enio Iommi y el pintor Rómulo Macció, le aportan carácter al espacio.
Por último, el Piano Bar de la arquitecta Mónica Scheinfeld ofrece un lugar para el encuentro con cómodos sofás corridos a lo largo de la pared y otros sueltos de madera y madraz y una barra de melamina de wengué y tapa de mármol de Carrara. Frente al piano, vedette del ambiente, chaise longue de ebanista Amalio Russo.

Puertas afuera
Los exteriores de la muestra merecen mención aparte, sobre todo pensando en el estallido de color orquestado por la paisajista Cristina Le Mehauté. En sintonía marítima y otra más urbanas, se lucen las esculturas de vidrio de Guillermo Patiño y los bancos de cemento con forma de cactus y las reposeras Adán y Eva de fibra de vidrio de su autoría. Para una puesta más urbana, juego de bancos, mesa y macetas en composé de cuadros blanco y negro.

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