Sáb 09.02.2008
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CON NOMBRE PROPIO

Tradiciones de barro

Panelas de Goiabeiras, proyecto Artesol centrado en las típicas ollas de barro de la región de Espíritu Santo, es emblema de rescate de la artesanía como patrimonio cultural.

› Por Luján Cambariere

Si nos remitimos al origen del mundo material, sin dudas ahí estaban las ollas (panelas al decir brasileño) de barro como grandes protagonistas. Lo interesante es que hoy, como ayer, son emblema de nuevos comienzos. En este caso del rescate como patrimonio cultural de la artesanía que siempre da buenos ejemplos en Brasil de la mano de Artesol. Esta vez, la organización social se unió al Iphan, Instituto do Patrimonio Histórico y Artístico Nacional –que inscribió el oficio de las paneleiras en el libro de Registro de Saberes, reconociendo esta actividad tradicional como Patrimonio Cultural–, para salvaguardar una tipología, una técnica y un material que hacen a la esencia de esa región. La expresión más típica de la artesanía capixaba.

Es que Goiabeiras Velha, localidad antigua de la parte continental norte de Victoria, capital del estado de Espíritu Santo, es la cuna de la fabricación artesanal de este tipo de ollas de barro. Una actividad predominantemente femenina y familiar que viene de una antigua tradición indígena transmitida de madres a hijas por generaciones hace más de 400 años. Esenciales en la preparación y presentación de los platos típicos de la gastronomía local, fruto de la mixtura indígena, africana y portuguesa, centrada en los frutos de mar y los pescados. Piezas que en sus formas y tonalidades cuentan la historia de su gente.

EL OFICIO DE LAS PANELEIRAS

El proceso es simple. Las ceramistas usan una técnica de origen indígena caracterizada por el modelaje manual, quema a cielo abierto e impermeabilización de las piezas con una tintura de tanino. Tradicionalmente, la producción de ollas utiliza materias primas provenientes del medio natural: la arcilla del Valle de Mulembá, en la Isla de Victoria, de buena plasticidad y bastante arenosa, que le confiere a la pieza mayor resistencia al calor y al impacto. Mientras que los instrumentos para hacerlas también son hechos de especies vegetales encontradas en la región. Antes de ser usada, la arcilla es librada de todas sus impurezas, como piedras o restos de vegetales, para ser posteriormente amasada manualmente sin uso de torno alguno. Las paredes van siendo levantadas con la forma deseada masajeando el bollo de arcilla a través de movimientos circulares y verticales y alisando el material con herramientas rudimentarias como piedras, cáscaras de coco o de calabazas. Los formatos más tradicionales para preparar y servir los platos capixabas (como la moqueca capixaba, una cazuela de pescados con acompañamiento de arroz, o la torta capixaba, un especie de pastel de frutos de mar, huevo, palmitos y pescado) y sus acompañamientos, van de los 23 a los 42 cm de diámetro, siempre dependiendo de los comensales a satisfacer. La mayoría viene con asas, aunque ahora sumaron nuevos modelos en versiones más ovales o pequeños tipo bols. Parte de la magia de estas piezas, además del sabor único que confieren a las comidas, tiene que ver con su larga duración. Aunque para eso requieran de un bautismo inaugural que consiste en untar el interior con aceite de cocina, llevar a fuego lento y dejar quemar todo el aceite. Enfriar, lavar y recién entonces usar. El color oscuro, otra de sus características, asegura que permite una mejor concentración del calor, facilitando la cocción y la conservación de los alimentos. Por último, sostienen que hasta la quema de cacerolas es ecológica, ya que para la misma usan restos de maderas, principalmente de la construcción.

Vale aclarar que en la antigüedad las mujeres trabajaban de forma individual y dispersa, pero gracias al trabajo de Artesol hoy conforman una cooperativa –la Asociación das Paneleiras de Goiabeiras– que las nuclea y permite comercializar mejor sus productos a precios más justos. Además, lo hacen bajo un sello de autenticidad creado por la Prefectura Municipal de Victoria, que garantiza el trabajo hecho a mano, principal símbolo de la cultura popular de Espíritu Santo. Y, como si fuera poco, avalando la idea de que en un mundo globalizado la compra de artesanía está ligada a un consumo de “experiencias”, la sede de la organización se ha convertido en uno de los atractivos turísticos de la zona, cita obligada de quienes visitan la región.

www.artesol.org.br

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