Este martes Tiendamalba presenta la quinta edición de su ciclo de diseño dedicado a los niños. Muñecos de autor, una selección de muñecos de tela creados en forma artesanal por diferentes diseñadores y artistas.
› Por Luján Cambariere
Osito, almohadita, trapito... qué niño no los tuvo y qué padre no desesperó ante su ausencia en la cuna o cochecito a la hora del sueño. Lo concreto es que Tiendamalba dedica la quinta edición de su ciclo de diseño para chicos a ellos. Muñecos de autor, una selección de ejemplares en tela creados en forma artesanal por diferentes diseñadores y artistas.
“Todos guardamos en la memoria de nuestra infancia algún muñeco especial, que por algún motivo nos acompaña más tiempo del necesario y que conservamos incluso cuando ya estaba sucio, deshilachado y deformado. Es difícil explicar el porqué de esa decisión. Supongo que estas elecciones son similares a muchas de las que hacemos a lo largo de nuestras vida y tienen que ver con algo mágico, casi espiritual, que nos conecta con alguien o algo de una manera más profunda y emotiva”, reflexiona Marina Bandin, artista plástica y curadora de la muestra, que hace lo propio desde su etiqueta Maminas con muñecos realizados en materiales poco convencionales como telas recicladas y antiguas, trapos de piso, repasadores o manteles de cocina.
Así, frente a la convocatoria de malba.diseño, Bandin confeccionó cinco muñecos de tela blancos (los “Blanquitos”) y se los entregó a los artistas Corina Mascotti, Verónica Romano, Juana Neumann, Claudio Maroni y Silvia Troian para que los transformaran a piacere. También sumó a la partida a Sopa de Príncipe de Verónica Longoni, a las muñecas geométricas y serigrafiadas de Silvia Lenardón y al Gato Polar de Maminas. “La consigna fue crear una pieza que, de manera casi lúdica, brinde al receptor una atmósfera predeterminada, que sirva como plataforma para que cada uno reinvente y desarrolle su propio juego. Esto es lo que hace cada niño cuando se apropia de un objeto, lo mete en su mochila, se lo lleva a su cama o a su rincón, porque ahí es donde empieza la verdadera y más rica historia”, explica. Esa apropiación fue justamente lo que buscó Bandin a la hora de guiar el trabajo de cada uno de los artistas: que pudieran pensar la problemática del muñeco desde su propia experiencia y lenguaje estético. El resultado son cinco piezas únicas, completamente diferentes entre sí: Milagrito, Encerdito, Gustavito, Lagrimushka y Rafaela, exhibidas y a la venta en la tienda del museo durante un mes. A días de la inauguración Bandin resume parte de la experiencia a m2:
–Tengo formación fotográfica y me dediqué muchos años a ella, pero ya hace casi diez que mi actividad artística se desarrolla dentro del área de las artes plásticas. Desde el comienzo mis obras están realizadas casi en su totalidad con elementos textiles (lanas, hilos, telas). En el 2001 tuve ganas de corporizar las nenas y mujeres que siempre dibujaba en un objeto corpóreo. Estas primeras muñecas las hacía exclusivamente para mujeres adultas y eran mucho más artesanales y estaban más pensadas como piezas únicas que como emprendimiento comercial. En los primeros años estas mujeres que abrazaban animales y bebés se fueron haciendo cada vez más como trabajo seriado y pensado ya como objetos vendibles. Después de un tiempo fueron apareciendo todos los productos que ahora son Maminas, que sí ya están pensados un poco más como objetos de diseño y apuntando al público infantil.
–Ya no era fotógrafa hace muchos años y al venir de unas obras fundamentalmente realizadas con materiales textiles y con una temática muy femenina, no fue tan raro el salto a las primeras muñecas. Si bien hoy en día mantengo muy separado lo que son mis objetos de diseño, que se fueron desarrollando y evolucionando con el tiempo y la cantidad de trabajo, con lo que es mi obra plástica. Mantengo las dos cosas paralelamente, intentando que no se toquen mucho.
–Para este proyecto para el cual fui convocada por el Malba, había una idea inicial que era la de hacer una muestra de muñecos. Nos pareció interesante, ya que el mercado de muñecos artesanales no está muy desarrollado acá. La idea de taller, de generar productos especialmente para la ocasión. Mi intención fue convocar a diseñadores y artistas, quienes nunca habían hecho este tipo de productos, para que diseñaran un muñeco que de alguna forma los represente para que luego los produzca Maminas. Así nació el proyecto Maminas + . Lo que me interesaba a la hora de convocar a los diseñadores era que, por supuesto me gustara lo que hacían, fueran artistas relacionados con lo artesanal, que hicieran trabajo de taller, con las manos, y que tuvieran dentro de su obra alguna estética o concepto que me pareciera se podía conectar con el mundo infantil.
–Este proyecto se inició en febrero. Hubo varios encuentros con cada uno de ellos, entre marzo y mayo los diseñadores dibujaron, pensaron, me presentaron bocetos y fuimos viendo las diferentes maneras de llevar esos dibujos a un objeto concreto. Tuvimos algunos encuentros grupales de taller. Yo realicé la parte de confección pero casi todos tienen un acabado final de la mano de cada artista.
–Estoy muy contenta con el proceso y los resultados. Fue bastante trabajo porque ninguno de ellos es diseñador de objetos, pero por esto es que también fue muy interesante. Lo que más me gustó es que cuando pensé en cada uno de ellos para este trabajo me imaginé, conociéndolos y sabiendo lo que cada uno hace, qué camino y en qué se podía convertir ese objeto. Y en todos los caso fue así. Me gusta mucho que cada muñeco tiene algo personal de su diseñador, me interesa que con las mismas consignas aparecieron piezas muy distintas entre sí, y que cada una de ellas sólo se le pudo haber ocurrido a su creador. No son para nada similares a algún muñeco u objeto que se pueda encontrar en el mercado, porque fueron hechos con absoluta libertad de creación, sin ninguna limitación de ser un producto comercial o con intención de cumplir alguna función.
–Me cuesta contestar eso. Siento que en principio me apareció de casualidad este trabajo, pero hoy en día me interesa mucho, lo disfruto y le pongo mucha intención. Me interesa más que nada hacer estos objetos que carecen de funcionalidad, que el que los compra sólo lo hace por una cuestión estética o en el mejor de los casos porque le transmite algo lo suficientemente lindo como para llevárselo a su casa o regalarlo. Me atraen los objetos realizados artesanalmente, que tienen una parte del proceso realizado manualmente, porque hay un azar que para mí se transforma en algo mágico, de que inevitablemente el mismo movimiento nunca sale igual, y esta diferencia involuntaria, a veces error, es lo que le da carácter y la calidad de único. Me parece que son objetos con mucha energía.
–Me parece que el avance tecnológico no tiene nada que ver, que son cosas que van por distintos caminos. Todavía mantenemos una necesidad de contacto físico con los objetos y las cosas que nos rodean, el olor, la belleza, las texturas y la calidez de los objetos, no creo que nunca compita con la tecnología. Supongo que necesitamos de ambas.
Malba Niños: Del 30 de julio al 1º de septiembre en Tiendamalba, Figueroa Alcorta 3415.
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