CON NOMBRE PROPIO
El acrílico fue como un rey en los setenta y luego fue casi abandonado. El Primer Concurso de Diseño en Acrílico Paolini Innova 08 busca recuperarlo y crear un puente con la industria.
› Por Luján Cambariere
Ayer se dieron a conocer en el Malba los ganadores del primer concurso de diseño que realiza la firma de acrílicos Paolini. Iniciativa que vale celebrar desde muchos aspectos. Primero y básicamente porque tiende un puente a uno de los diálogos más inestables y conflictivos, el del diseño con la industria. Y después porque renueva la mirada sobre un material noble por sobre todo los calificativos, no desde el déjà vu (quién no recuerda las tapas de tocadiscos, mamparas de baños o utensilios de cocina que allá por los ‘70 lo tenían como protagonista), sino desde cierta renovación. De ahí el apodo de Innova, para esta unidad de negocios de la firma, que creó dos nuevos productos: el Dualskin (una plancha con un color diferente en cada una de sus caras, lograda a través de la transformación del material por colada). Y el Radiant (otra plancha que tiene la propiedad de cambiar la dirección de la luz 90 grados con respecto a la luz incidente, lo que permite iluminarla lateralmente con un efecto semejante al de la iluminación posterior, utilizando leds en reemplazo de lámparas o tubos convencionales).
Iniciativas que, a la vista de los resultados, sedujeron a los proyectitas –estudiantes, profesionales e idóneos de las carreras de diseño, arquitectura, decoración, ingeniería y afines– invitados a participar en el concurso que las tomaron como leitmotiv de casi todas sus propuestas.
“La idea del concurso nace a partir de un diseño estratégico de Paolini vinculado con lo que llamamos Paolini Innova. De pensar cómo, a pesar de sus enormes cualidades –durabilidad, cálido al tacto, fácil de trabajar (se puede pulir, colar, pegar, perforar, roscar, doblar, termoformar), buena resistencia a la intemperie y mecánica, versátil, se adapta a cualquier forma, excelente transparencia y transmitancia (92%) y reciclable–, por falta de conocimiento o prejuicios ligados a la estética setentista, el material no tiene una participación activa en el mundo proyectual. Noble y resistente como la madera, mecanizable como el metal y más transparente que el cristal es una opción ideal”, detalla Luis Descotte, gerente general de Paolini, con más de cuarenta años en la firma y un embanderado de este tipo de plástico. Y continúa: “Con el concurso quisimos, salteando parte de la cadena de valor, llegar directamente a los diseñadores, para revertir esta situación y reposicionar el acrílico como un material especialmente orientado al diseño. Que el acrílico sea protagonista de las piezas”. ¿Los resultados? “Superaron nuestras expectativas. De los más de cien proyectos me impresionó la capacidad de adecuación por parte proyectistas”, señala.
Así, los trabajos presentados debían estar realizados mayoritariamente en acrílico (más del 51%) en todas sus formas –láminas, tubos, barras o el novedoso Dualskin–, constituir una innovación en algún aspecto (uso, estética, técnica, material), poseer un potencial comercial específico y buscar la mejora de la calidad de vida de las personas. Otro detalle no menor, las propuestas debían poder materializarse dentro de métodos y tecnologías existentes, a fin de que los ganadores pudieran ver sus obras realizadas. Prototipo y una cantidad mínima de producción de acuerdo de comercialización con Tienda Malba, con el apoyo de las pequeñas y medianas empresas del sector plástico que se sumaron a la iniciativa, como Acrílicos Mesch SA, Sarao SA y Acrilplas SRL.
Primer premio fue para el Estubo Deprimido del trío formado por Emiliano Britos, Julián Ortiz y Federico Varone, lámparas que deambulan solas o se suicidan colgándose del techo realizadas en tubo Dualskin. El grupo también presentó las Icono, una “desmaterialización de las clásicas lámparas de mesa o veladores llevándolas a su mínima expresión, sintetizándolas e iconizándolas (si vale el término) esta vez en acrílico Radiant”.
El segundo premio fue también para una luminaria. Esta vez un velador-mascota, el Doglight, creación de Augusto Medina y Guillermo Vicente, formada por tres partes: pantalla, cuerpo y collar de aluminio que hace de vínculo donde además va inserto el portalámpara (la correa es el cable).
Mientras que Antonio Lionel Cena se alzó con el tercer premio por su poltrona OQ de cuerpo de acrílico que se apoya sobre un anillo de acero cromado.
Por último, recibieron menciones el set de accesorios para baño (toallero, soporte para elementos de limpieza bucal, repisa y jabonera) Bath Soft, de Matías Pisoni y Uriel Donoso; la joyería (anillo, dije y aros) Rayun, de Francisco Fonda y Lucía Ixel Marín, y las Señoras Lámparas en clave retro de Darío Stanziano.
Paolini: www.paolini-sa.com
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