Sáb 28.02.2009
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El oasis Magaldi-Unamuno

› Por Matias Gigli

Ramiro Gallardo, Gustavo Nielsen y Max Zolkwer ya tienen la documentación completa con el nuevo diseño de las placitas escondidas de Barracas. Listas para licitar, surgen de la traza no ortodoxa del tejido perimetral y las convierte en espacios interiores del conjuntito de manzanas que las conforman. De esta percepción de espacio público atípico es que los ganadores del concurso de Oasis Urbanos (hubo varios) que organizó la Ciudad decidieran plantear la transformación de las dos placitas priorizando el uso peatonal y restringiendo el tránsito vehicular.

Esto lo lograron elevando las calzadas y organizando líneas de bolardos a modo de límite. Gallardo, Nielsen y Zolkwer plantean utilizar un mismo tipo de pavimento para dar una continuidad y marcar de algún modo una unidad de criterios entre ambos espacios. Sin embargo, distinguen las diferencias entre ambas placitas y plantean en la propuesta reforzar la identidad de los accesos con pérgolas.

En la Magaldi, describen los autores en la memoria, el centro de la plaza conforma una gran plataforma que acompaña peatonalmente la dirección natural de la calle Arata, pero con un colorido solado de baldosas vainilla. Una doble línea de pérgolas de hormigón armado le da sombra y cobijo, evitando la posible apropiación del espacio por autos y motos, posición que hoy defiende un duro guardarrail. Bajo la pérgola diseñaron actividades de ocio para la tercera edad y para la juventud, sin mobiliario fijo. Del playón central salen, hacia ambos costados, sectores con mobiliario fijo para todas las edades. Para jóvenes y adultos se han ubicado mesas y sillas y una cancha de bochas. Para los niños, simplemente se han adaptado los juegos existentes con su perímetro de reja, cambiándole el acceso.

Se respetó toda la vegetación existente y se completó con dos fresnos americanos, parquizando las zonas restantes. Se eligió esta especie por ser un árbol de hojas caducas que tornan de verdes a amarillo en el otoño. Se propone duplicar la iluminación existente con nuevas luminarias diseñadas en conjunto con la pérgola. Los espacios para estacionamiento se implantaron mediante una sencilla operación de reducción parcial de calzada, con el ajuste de las nuevas medidas a las sendas vehiculares de tránsito restringido. Gallardo, Nielsen y Zolkwer plantearon, además, una posibilidad no evaluada en el presupuesto y que podría ser viable a futuro: unificar plásticamente las fachadas a partir del diseño de un artista al estilo del Pasaje Lanín, obviamente con el consenso de los vecinos.

En la Unamuno también se propone nivelar e igualar el solado restringiendo el paso de los autos con baldosones de hormigón extendiéndose por Miguel de Unamuno y Aníbal Ponce entre Río Cuarto y Santo Domingo, además de William Morris y Emilio Coni. Los playones con pérgolas se ubican en este caso sobre Unamuno y Ponce, acompañando los accesos naturales a la placita: lo que en Magaldi ocupaba el centro, aquí ocupa las dos puntas. Surge la posibilidad en ambos espacios de generar prácticas deportivas y la idea de mercados urbanos esporádicos. Salen de ambos playones hacia el interior de la plaza sectores con mobiliario fijo para todas las edades, más una pista de skate. Para los niños se diseñaron un sector de juegos y un playón de triciclos cerrado con rejas.

Se respetó toda la vegetación existente y se incluyeron en el proyecto tres jacarandás y un fresno americano en reemplazo del plátano quemado sobre Coni, parquizando las zonas restantes.

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