El megaproyecto de megatorre en San Telmo ya moviliza en serio. En Recoleta hubo un susto menor, superado. La casa de Estados Unidos 944 vuelve a ser un problema.
› Por Sergio Kiernan
Los vecinos de San Telmo están subiendo la temperatura a su oposición al megalito que les quieren construir en Piedras y Garay, una megatorre fea y totalmente salida de toda escala. En Recoleta hubo un susto menor con el Colegio de Escribanos, que por suerte fue falsa alarma. La traída y llevada casa de Estados Unidos 944 fue demolida a medias, con un amparo encima y un proyecto de catalogación en marcha. Y la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos presentó algunas buenas noticias de preservación.
El Quartier San Telmo es el más reciente en una serie de bodrios muy altos y muy grandotes, ejemplos de mala arquitectura y buenos negocios que repite a los Quartiers de Sinclair, Demaría, Oro, Ocampo, “De la India” y Libertador. Los “autores” nuevamente son el estudio Camps Tiscornia, que tiene la torre fácil y participa en esta lucrativa movida de construir mazacotes quartiéricos hasta en Colonia y el Nordelta, donde al menos no son tan altos.
En 2007 se demolieron varias edificaciones bajas en Garay y Piedras y se consolidaron los terrenos, práctica que debería estar completamente prohibida porque sólo sirve para hacer torres. Ya en enero de 2008, con el inolvidable Jorge Telerman todavía en el cargo, los vecinos de San Telmo Preserva empezaron a protestar la idea. Pronto se supo que el negocio era un horror: sobre un terreno de casi 4000 metros cuadrados se levantarán casi 30.000, subsuelos incluidos, hasta llegar a los noventa metros de altura desplegados en 26 pisos y planta baja. Esto es más que la típica torre de Catalinas y se puede imaginar cómo va a quedar en San Telmo.
San Telmo Preserva lleva más de una reunión con funcionarios –ciegos, sordos, mudos– y políticos para detener el proyecto. Hay dos razones fundamentales para darles la razón. La primera es la misma masividad del proyecto, que no sirve para nada más que para arruinar el barrio. La segunda es que se asienta justo donde comienza el proyecto de ampliación del Casco Histórico, que ya tiene estado legislativo e implica la catalogación de 600 edificios patrimoniales y la extensión de las reglas del APH a la zona. Con un mínimo de seso se entiende que no se puede vaciar de contenido el trabajo del Legislativo dando permisos desde el Ejecutivo para obras que lo afectan tan gravemente. Esto se sabe desde el fallo sobre la Casa Bemberg en la calle Montevideo, que sentó una jurisprudencia tan clara que hasta el ministro de Desarrollo Urbano Daniel Chaín la entendió al fin.
Curiosamente, varios de los políticos oficialistas se muestran de acuerdo con que la torre es un bodrio y un peligro, y que ciertamente no es “el patrimonio del mañana” como amagaba el slogan del CPAU. Pero de ahí a pararle la chata a Chaín hay un trecho que políticamente es difícil de dar. El ministro es claramente un cuadro del sector Arquitectos, muy atento a los intereses de la constructora y no al proyecto político de Macri o el PRO. Seguramente sueña con que por fin va a tener una carrera a lo grande cuando deje la función en la que autorizó con entusiasmo tantos negocios. Y si para eso le inventa opositores al gobierno que supuestamente sirve, como ya lo hizo hasta en la Plazoleta El Banderín... problema del PRO.
El defensor adjunto del Pueblo porteño, Gerardo Gómez Coronado, recibió infinitas llamadas de los vecinos movilizados. En estos días, la defensora Alicia Pierini –que convirtió a su oficina en un recurso de los vecinos en estos temas– prepara una resolución recomendando que Desarrollo Urbano no dé más permisos para obras así en el Casco Histórico. Lo que sugieren cuerdamente desde la Defensoría es que se considere el contexto, no se permitan más edificios exentos y se hable con los del Quartier para que transformen el adefesio en un edificio entre medianeros, normal.
Los vecinos de San Telmo ya están juntando firmas contra el Quartier en la página www.noalatorre.blogspot.com.
En Callao casi esquina Las Heras se levantan dos hermosas casas de mejores épocas, una vieja de un siglo y más, bien italianizante, y otra de ese estilo francés minimalista que parece haber sido inventado en y para ese barrio. Ambas son del Colegio de Escribanos de Buenos Aires y entre otras cosas alojan una biblioteca muy valiosa y poco conocida.
En estos días, los vecinos atentos se pegaron un susto cuando el magnífico portón de la casa francesa desapareció, reemplazado por un par de hojas de madera terciada apenas barnizada (foto). Reemplazar puertas maravillosas por porquerías es un hábito de bancos, que parecen creer que una hoja de vidrio invita al cliente y la fina herrería francesa lo espanta. Pero todos se habían acostumbrado a que los escribanos cuidaran mejor su sede. Lo siguen haciendo: con amabilidad, explicaron a m2 que la puerta se está restaurando y las terciadas son un cerramiento provisorio hasta que el trabajo esté listo.
En Estados Unidos 944 se alza una casita que se quedó solita, por demolición o refacción salvaje de sus vecinas. Es un PH de dos plantas en ese estilo mixto porteño, entre italiano, francés y criollo, inventado hace casi un siglo para alojar a familias inmigrantes o argentinas en ascenso. Como tantas otras en este país que adora las novedades, quedó ahí tirada en decadencia social y material. El año pasado los vecinos se desayunaron con que estaban rematando los materiales de demolición.
Fue uno de los primeros casos en que el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales mostró que no va a servir para limitar el vandalismo urbano y cuidar el patrimonio, porque sigue pensando en arquitectonés y no como gente normal. Pese a que esa cuadra está en el proyecto de ampliación del APH1 San Telmo, dieron permiso para que la destruyan, alegando que no tiene valores arquitectónicos destacables y ya perdió su contexto. Lo primero es pueril: nada en Buenos Aires es tan valioso en sí, nada es Versalles, y si vamos a aplicar esos criterios, el CAAP puede ir cerrando porque nada tendrá que hacer. Y lo del entorno es como matar a la nena impunemente, total ya mataron a la madre, el padre y los hermanitos.
El diputado Patricio Di Stéfano, que ahora preside la Comisión de Patrimonio, presentó de inmediato un proyecto de catalogación para frenar la demolición. Esta semana, el problema volvió porque se vieron obreros sacando las puertas y arrancando las rejas de los balcones. Basta de Demoler interpuso el miércoles un amparo y el viernes se organizó un acto de repudio en el lugar. El jueves se vio que estaban enladrillando puertas y ventanas de la casa y se colocaban mamparas de publicidad. Al parecer, el plan es dejar que se caiga a pedazos hasta que se resuelva el tema para un lado o para el otro.
La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos declaró Monumento Histórico Nacional el edificio de YPF en la Diagonal Norte y está estudiando declarar lugar histórico al viejo edificio de la Librería del Colegio, donde hoy funciona la de Avila y es el lugar más antiguo de Argentina dedicado al rubro.
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