Caballito se mueve por su parque, Floresta tiene APH, Flores pierde un edificio notable, La Rioja pierde su escuela normal, la Comisión porteña de preservación emite un documento y la demolición de Sánchez de Bustamante sigue como si nada.
› Por Sergio Kiernan
Como para comprobar que la preservación del patrimonio depende de la movilización ciudadana y de los escasos políticos que le prestan atención, un balance de los últimos eventos. En Caballito están contentos porque el proyecto tan demorado –¡17 años!– de crear un gran parque en terrenos ferroviarios se está moviendo, mientras que Floresta festeja su APH que preserva arbolados, pavimentos y fisonomía. En Flores siguen cayendo casas valiosas, como si nada, y en La Rioja se conocen cada vez más detalles de la nueva escuela-shopping que construyen usando fondos federales para reparación de escuelas... Habrá tertulias para reunir vecinos interesados en Buenos Aires, mientras se sigue demoliendo en Sánchez de Bustamante sin que la Dgfyco parezca interesarse.
El diputado porteño Martín Hourest presentó un proyecto que tiene alegres a los vecinos de Caballito, para “rezonificar los terrenos abandonados en la ex playa de cargas del Ferrocarril Sarmiento de Uso Futuro a Uso Parque”. SOS Caballito destacó recientemente que ésta es la demanda “de siempre”, de ganar un pulmón de 16 manzanas en un barrio con muy poco verde. Hourest lo rebautizó Parque del Bicentenario y lo relanzó en la Legislatura, con apoyo de doce de los trece bloques presentes. Una de las características de la idea es que el parque, por estar pegado a uno de los grandes nudos de transporte de la ciudad, tendrá un uso que trasciende al barrio inmediato y puede transformarse en un gran atractor urbano para todos los porteños. SOS Caballito tiene más detalles y notas en su blog www.sos-caballito.blogspot.com.
Cerca del barrio, en Floresta, festejan el fin de una larga pelea. Resulta que la Legislatura sancionó en segunda lectura una ley que crea un área de protección histórica de 19 manzanas, tema que quedó medio tapado con las cuitas legales de Mauricio Macri. En ese sector no se podrán tocar los árboles ni los adoquinados, no se podrá demoler un número finito de edificios y no se podrá construir nada de más de nueve metros de altura, y el único uso será residencial.
Entre estos dos barrios está Flores, donde el humor no es tan bueno. El lector Eduardo Diéguez, de 24 años y estudiante de arquitectura pero todavía sin lavado de cerebro, se encontró con una demolición inexplicable en Granaderos 77. Como muestran las fotos, es una casa de buen estilo, muy bien construida y decorada, que forma parte de un conjunto muy noble de arquitectura de época que tuvo una cuadra de largo y del que ahora quedan tres ejemplares. Diéguez fotografió los interiores aprovechando que se remataban las antigüedades constructivas de la casa, lo que demuestra que los demoledores tienen más sentido del valor de las cosas que las autoridades...
Lo que se pregunta el lector es por qué se autorizó la demolición, ya que la casa es anterior a 1940. Evidentemente, el expediente fue autorizado por el inefable Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales, con lo que la respuesta es que el CAAP la dejó demoler nomás. Ya no debe asombrar esta decisión, ya que los consejeros dejan demoler fríamente cualquier cosa que tenga un edificio en altura al lado, con la excusa de que se perdió el entorno, y cualquier cosa que esté en una zona que permita construir en altura, para no perder “carga constructiva”. Este absoluto privilegio al negocio es notable en un grupo que tiene en el nombre la palabra patrimonio, pero hay que acostumbrarse a que ésas son sus prioridades.
La idea de transformar la Escuela Normal de La Rioja en un mero shopping-center dejó a medio país con la boca abierta. La obra es un papelón de envergadura que retoma el mismo símbolo de la frivolidad rentable del menemismo, la escuela-shopping, que en su momento salió en los diarios del mundo como un extremo de privatización que asombraba hasta a los norteamericanos. La obra mereció hasta un durísimo editorial de La Nación, que se permitió decir que más que un negocio parecía un negociado.
Lo divertido del asunto, por así decirlo, es que los fondos vinieron de una partida para restaurar edificios históricos. La Rioja no tiene tanto patrimonio, pese a su antigüedad como ciudad, y el Normal es una belleza de porte y el sitio del primer experimento con esa novedad llamada jardín de infantes. Según fuentes riojanas muy enojadas, la historia comienza con un proyecto de pedir a la Comisión Nacional de Sitios y Monumentos Históricos que declarara el colegio un monumento histórico. Al acercarse el Bicentenario, el gobierno nacional puso a disposición de las provincias partidas para restaurar edificios emblemáticos. El trámite lo empieza Hilda Soria, secretaria de Cultura, y lo sigue Amelia Montes cuando Soria es electa diputada nacional.
En la ciudad corrían rumores de otros usos para el colegio, que arrecian cuando en 2007 trasladan la secundaria con la promesa de devolverla cuando terminara “la restauración”. La dirección de Conservación de Edificios Públicos, al mando de la arquitecta Valeria Soriano, comienza un relevamiento del edificio, que dirige la arquitecta Mariana Romanazzi, una profesional que tiene un posgrado italiano en restauración. Esto resulta en un proyecto de puesta en valor, con planos, que exalta los valores del edificio y recomiendan eliminar los agregados que “contaminan la estructura original de la escuela”. El proyecto preserva, sin embargo, algunos agregados, como las graderías de piedra construidas en los sesenta para las canchas, y las fuentes de los patios, que según algunos estudios fueron realizadas en el taller de Lola Mora.
El presupuesto para las obras venía del Plan de Mejoramiento de la Infraestructura Escolar, un convenio firmado con el gobierno nacional por el que los riojanos recibían 40 millones de pesos y sirvió para reparar y equipar a muchas escuelas. El convenio referente al Normal se firma el 27 de mayo de 2009, luego de que el gobierno riojano presentara el plan de puesta en valor.
Pero resulta que pronto queda en claro que la obra es otra. No fue muy difícil enterarse, ya que los riojanos pudieron ver volar mármoles y pisos originales, y caer muros y elementos del colegio. Para octubre de 2009 había un amparo y reuniones casi feroces, donde por fin se pudo ver la obra que realmente querían hacer. Resulta que los planos no aparecían ni se mostraban, pero se insistía con que la obra era la pactada con el gobierno nacional. En una reunión con el ministro provincial de Educación Walter Flores y la arquitecta Soriano, al fin aparecieron. Soriano insistía en que lo que estaban haciendo era una puesta en valor y que la escuela “quedaba más bonita”. Finalmente, desplegó los planos y ahí apareció por primera vez en público el Paseo Ramírez. Según Soriano y Flores, cuentan los asistentes a la reunión, la obra era una decisión política del gobernador. En la obra campeaba un cartel que decía “Ministerio de Planificación Federal, Plan de Mejoramiento Escolar”: Con lo que a todos les quedó en claro que el shopping se construye con fondos públicos y federales destinados a otras cosas.
A todo esto, el gobierno riojano había abandonado el proyecto de que la escuela fuera monumento nacional –lo que impediría hacer shoppings–, con lo que no cayó muy bien que también en mayo de 2009 la senadora nacional Teresita Quintela presentara el proyecto 1255-S-2009 justamente para eso. El gobierno de La Rioja, sin embargo, no frenó nada y el 18 de junio adjudicó la obra a G&S Proyecto y Construcción, del arquitecto Rodolfo Guell, por $ 7.066.907,54. Curiosamente, en septiembre se sanciona la ley provincial 8510/09 que declara, al Normal, Monumento Histórico Provincial. Nada curiosamente, la ley nunca se reglamentó.
El 7 de octubre se blanqueó el tema, presentando en sociedad al Paseo Ramírez, lo que disparó la movilización vecinal. A todo esto, seguía el trámite en la Comisión Nacional para ver si se declaraba monumento nacional. Los riojanos le afirmaron a la comisión que el edificio ya estaba transformado, con lo que la Comisión lo declaró apenas Lugar Histórico, luego de consultar con su delegado en la provincia, el arquitecto Luis Orecchia. Pero resulta que el arquitecto Fabrio Grementieri acababa de visitar La Rioja y sacar fotos detalladas del edificio, que demuestran que las obras no estaban ni remotamente tan avanzadas como afirmaba Orecchia... En lo que va del año, llovieron notas e informes sobre la comisión nacional, que no se mueve de su posición. Hasta rechazaron un proyecto de la Cámara de Diputados –de Julio Martínez, que buscaba declarar el Normal monumento pero con actividad escolar– diciendo que ellos ya habían considerado el caso y lo había rechazado.
Este espectacular papelón debería resolverse con una simple pregunta desde Buenos Aires: ¿no era que los fondos eran para restaurar el edificio, como monumento histórico? Ese llamado, llegado desde el poder nacional, pondría orden en este atropello tan desganado a la historia.
La Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, que preside Mónica Capano, le presentó al procurador porteño un estudio que le encargó la Cámara en lo Contencioso de la ciudad por el amparo de Basta de Demoler para frenar la destrucción de la casa de Estados Unidos 944. El estudio es un modelo de síntesis y de cómo el Estado debería defender el patrimonio edificado en lugar de defender sistemáticamente a la piqueta.
El texto explica que la casa es un edificio “característico” del barrio y está en una zona de amortiguación entre las torres berretas que ya bordean la Nueve de Julio y el APH 1. Si bien la casa no es una obra maestra, sus valores estéticos “son incuestionables” y ciertamente constituye una parte importante del tejido urbano del lugar. Ese lugar geográfico es sujeto del proyecto de ampliación del APH 1 presentado por el presidente de la comisión de Patrimonio de la Legislatura, Patricio Di Stefano, con lo que no se pueden autorizar demoliciones allí.
El informe dice que casas como la de Estados Unidos 944 son “elocuentes”, palabra muy exacta, y se permite recordar que preservarlas no es museificar o congelar la ciudad, tontera interesada que hacen circular los vándalos inmobiliarios. También subraya el apoyo de los vecinos a la preservación de esa casa en particular y concluye que estos valores indican que no debe ser demolida bajo ningún concepto.
La misma comisión está comenzando unas Tertulias del Patrimonio, que se realizarán cada dos semanas para discutir problemas, escuchar ideas y compartir información entre vecinos. Las reuniones son en la confitería Ideal, Suipacha 380, martes por medio de 18 a 20, comenzando este martes 3 de agosto y continuando el 17, el 31, el 14 de septiembre y el 28.
El gobierno porteño sigue sin intervenir en el viejo asilo de la orden de San Vicente de Paul, que está siendo demolido sin problemas, ni permiso, ni medidas de seguridad. Como se relató en nuestra edición anterior, la Dgfyco se tomó dos semanas para aparecer por Sánchez de Bustamante y Melo, pese a que el pedido venía directamente del Defensor Adjunto del Pueblo porteño Gerardo Gómez Coronado. Al llegar, el portero los echó y ellos se fueron mansitos, alegando falta de documentación y otros etcéteras. Pues la inspección ocular de m2 reveló que la obra era una realidad. Para esta semana, ya se notaba la demolición en la parte de atrás de los patios.
¿Habrá manera de que alguien haga cumplir la ley?
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