Sáb 09.10.2010
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CON NOMBRE PROPIO

Materias a descubrir

En el Museo Oscar Niemeyer, la Reinvención de la Materia es una de las muestras de la Bienal Brasilera de Design para presentar la riqueza material de la región.

› Por Luján Cambariere

Fibras y cauchos vegetales, todo tipo de semillas, maderas, cueros. Mientras en otras partes del planeta se invierten fortunas investigando y desarrollando nuevas materialidades artificiales, nuestra región ostenta absolutos tesoros naturales, muchos aún casi sin descubrir (o mejor dicho explotar) que ofrecen, ahora sí, la posibilidad de ser manejados de modo responsable.

“Hay una gran inquietud en el mundo del diseño en torno de lo que se puede llamar ‘la reinvención de la materia’, que pasa porque el diseñador comience a prestar más atención a la transformación e investigación de los materiales, más que al producto, sobre todo atendiendo a los requisitos de sustentabilidad”, explica Adelia Borges, curadora general de la Bienal y de esta muestra emplazada en el Museo Oscar Niemeyer. Una apuesta por mostrar de un modo simple, pero contundente, el protagonismo bien ganado de estas texturas y colores increíbles, potente patrimonio material de la región.

PASEN Y VEAN

Así el primer material con el que uno se topa es el curauá (Ananas erectifolius). Una bromelia característica del Amazonas. Vale aclarar que esta zona, una de las más ricas del planeta, se lleva la delantera patrimonial de estas riquezas. Volviendo al curauá, sus hojas largas se transforman en fibras cuatro veces más resistentes que el sisal y diez veces más que la fibra de vidrio, además de ser más livianas y flexibles. En la última década, dio vida a una numerosa cantidad de productos y artesanías. La planta crece en apenas un año y además sirve para recuperar suelos degradados. Un diez en todos los aspectos. Además de su historia y características, la muestra expone un vestido realizado por Izabela Jatene y Milene Fonseca, varios tejidos y papeles, algunos combinados con otros materiales como cáscara de coco y palmito, producidos por Amazon Paper, y hasta componentes de la industria automovilística.

También del Amazonas, la palmera apodada “bucu” que protege gracias a una fina y delicada fibra, su fruto, el tururi, es usada para infinidad de productos especialmente por la gente del archipiélago de Marajó. Con ellos, el reconocido diseñador de indumentaria Jum Nakao realizó todo tipo de prendas y mantas.

La muestra continúa su recorrido explayándose en otras fibras naturales como la que se extrae del bananero. Cabe aclarar que Brasil es el segundo productor mundial de bananas y que el árbol da fruto una sola vez, y luego es cortado y dejado para su descomposición, lo que acarrea una proliferación de mosquitos y emisión de gases de efecto invernadero, por lo que muchos grupos intentan darle un destino más valioso a ese residuo transformándolo en placas, papeles y tejidos destinados a usos de lo más variados. De hecho, cuentan que al día de hoy, en algunas regiones pobres del país, se gana más con estos subproductos que con la venta del fruto. ¿A saber? Banana Plac es un símil MDF en fibra de banana, resina del óleo de mamona y colorantes de base mineral creado por el colectivo Fibra Design Sustentável (Bruno Temer, Cláudio Ferreira, Pedro Themoteo e Thiago Maia) de Río de Janeiro.

También de la región amazónica, que posee un cuarto de las especies vegetales del mundo. Cerca de 30 mil especies de plantas ya catalogadas, sin hablar de las aún por descubrir, presentan las semillas de la palmera jarina (Phytelephas macrocarpa), también conocida como el “marfil vegetal” por su altísima resistencia, y la tucumao (Astrocaryum aculeatum), símil baquelita, con la que la diseñadora Maria Oiticica, de Río de Janeiro, desarrolla todo tipo de joyas.

Con una costa enorme y tan frondosos ríos, que hacen que la industria pesquera sea otro de los fuertes del país, el cuero de pescado no se hizo esperar. El de salmón, sobre todo, gracias a nuevas técnicas de curtidos, es muy utilizado hoy por el diseño. En la exposición, dan el presente las pulseras del gran Renato Imbroisi (uno de los grandes pioneros en el trabajo con comunidades de artesanos) con artesanas de Corumbá y las zapatillas Arpoardor II, del diseñador Oskar Metsavaht.

Por último, absolutamente bellos, los cauchos, extraídos a través de un conjunto de técnicas muy simples diseñadas por la Universidad de Brasilia a través de su Laboratorio de Tecnología Química que se concentra en la extracción de productos forestales no madereros, impactan entre otras cuestiones por su colorido. Ellos logran a través de procesos naturales coagular este látex natural para pasarlos por cilindros metálicos que forma una manta que seca en pocos días. Micro-usinas de procesamiento que hoy dan trabajo a más de 200 familias. La tecnología, bautizada Tecbor, ya recibió varios galardones y se espera que, a raíz de su enorme potencial, pueda ampliar sus usos que hoy se resumen a productos bien simples para poder ser producidos también en la región, como manteles, individuales y mantas.

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