› Por Matías Gigli
Con la publicación de la obra de Ernesto Vautier (1899-1989), trabajo histórico-crítico de Juan Molina y Vedia ilustrado con dibujos de Roberto Frangela, se pone en circulación a este arquitecto que trabajó tanto en nuestro país como en Colombia. La producción de Vautier abarcó tanto la disciplina del urbanismo como la arquitectura. Desde su inclusión en el Grupo Martín Fierro, Vautier se ligó a la corriente moderna y renovadora en todos los campos de la cultura. Uno de sus trabajos más memorables, que envió al Salón Nacional de Bellas Artes junto a Alberto Prebisch, fue Una ciudad azucarera, versión para Tucumán de la Ciudad Industrial que Tony Garnier había publicado en 1903. También se recuerda un ensayo de un pequeño grupo de viviendas para Belgrano.
Vautier se incorpora al Plan de Buenos Aires dirigido por Martín Noel y trabaja en el equipo del proyecto y construcción de la avenida-parque General Paz entre 1936-1937. Esta obra de 25 kilómetros de longitud y 100 metros de ancho fue planificada por la generación del 80 para definir el territorio de la capital. Fue proyectada medio siglo después por el ingeniero Palazzo, Vautier, Francisco Holoubek y miembros de la Dirección Nacional de Vialidad. Así se contemplaban por un lado las necesidades que requerían la incorporación del auto a la ciudad y por otro la de esparcimiento para los porteños y los habitantes de los suburbios. La obra se completaría con el Barrio Evita, el aeropuerto de Ezeiza con su parque, y las piletas de uso público. Estas obras típicas de la arquitectura estatal de las décadas del 30 y del 40 son parte del Plan Noel y la acción del Ministerio de Obras Públicas que, encarado por la Intendencia de la Ciudad, incorporaron de un modo planificado los espacios verdes a la ciudad. Este eje cambiaría a partir de la década del 50 con una tendencia privatizadora.
Hay nueve obras de Vautier que sobreviven y permiten apreciar su interés por una arquitectura ligada a una forma de vida en que el paisajismo era parte de la unidad. Esto se ve en el Grupo Esquina de Viviendas, en Ricardo Balbín y Roosevelt, en el edificio de viviendas colectivas en altura de Echeverría 2835, en el conjunto de viviendas de Las Heras 3895, en el de Malabia 2285, en el de Juncal 1770, en el Sanatorio Anchorena, en el Conjunto de viviendas y parque de Las Heras y Ugarteche, en las viviendas en esquina de avenida San Isidro y Ramallo, y en su casa en el Delta. Entre 1952 y 1961 Vautier trabajó en Colombia, dedicándose a la organización de poblaciones en el ámbito rural y a la formación de técnicos de países de América latina. Trabajó ligado a cooperativas frutihortícolas y de recuperación de áreas rurales. En nuestro país intervino en el estudio del caso de Colonia Tinco en Santiago del Estero, obstaculizado por el gobernador Juárez.
El trabajo La ciudad dulce, de Molina y Vedia, editado por Nobuko, tiene como objeto acercar los documentos de la obra de un arquitecto y planificador urbano regional que se definía a sí mismo como un observador de la realidad.
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