CON NOMBRE PROPIO
El proyecto Carterita involucra a personas con la misma sensibilidad —la diseñadora Mayte Ossorio Domecq y miembros de la asociación Ammar, mujeres en situación de prostitución— que proyectan un futuro mejor.
› Por Luján Cambariere
Cada vez se habla más de los círculos de mujeres. Igualitarios, contenedores, fraternales, pero fundamentalmente transformadores y creativos. Esta sin dudas es la historia de uno de ellos.
De una de sus miembros, y su particular mirada hacia el diseño, Mayte Ossorio Domecq, ya habíamos dado cuenta en este suplemento. Lo que no sabíamos era de su sensibilidad, que sumada a las de otras mujeres, una población absolutamente castigada y vulnerable como lo son las mujeres en situación de prostitución, posibilitan fructíferos encuentros donde la disciplina se evidencia como fabulosa herramienta.
“De manera sistemática y cotidiana, las mujeres en situación de prostitución sufren todo tipo de violencias que impactan de manera profunda en su subjetividad. El proyecto Carterita es un emprendimiento del Centro Cultural Ricardo Rojas –promovido por Interáreas que articula, en este caso, las áreas de Cursos y Tecnologías del Género– y la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos (Ammar-Capital), una organización que lucha por los derechos y sobre todo por generar acciones que mejoren la situación de enorme vulnerabilidad que padecen sus miembros.
“Así, continúan desde el Rojas, la iniciativa surge con el fin de generar una instancia de reflexión acerca del impacto que los prejuicios y la discriminación sufridos por las mujeres en situación de prostitución tienen en su subjetividad, a fin de promover la recuperación de la autoestima.” Y por qué no, ayudar a pensar otra realidad posible a través de la producción de estos diseños.
Fue con ese fin, y sobre una idea de Paula Viturro, que convocaron a Ossorio Domecq, quien ya dictaba talleres de accesorios en el centro cultural, a realizar una capacitación en diseño de bolsos y carteras a partir de materiales de descarte, su expertise.
“El trabajo en el taller debía introducir a las participantes en diferentes capacidades necesarias para la confección de bolsos y carteras, tomando como factores clave la observación y la experimentación de formas y materiales, y sus diferentes formas de armado. El objetivo era que las participantes posean las herramientas básicas para la elaboración de carteras y bolsos desde la óptica del diseño y la construcción de sus propias ideas tomando como eje principal el contacto directo con el material”, detallaban.
Lo que aconteció, como en la mayoría de estas experiencias, que generan nuevos y fructíferos escenarios para el diseño, es que la maestra fue la más sorprendida con el aprendizaje, entusiasmo y lecciones de vida de sus alumnas.
“Es que cuando me ofrecen, desde los talleres del Centro Cultural Rojas, dar las clases, yo no sabía realmente con qué me iba a encontrar. Creo que sufrimos de una ceguera tal, que no llegamos ni a imaginar lo que hay a nuestro alrededor. Muchos tenemos esa idea romántica de la elección en la vida. Puntualmente frente a esta población, muchas veces pensamos que lo hacen porque quieren, que tienen elección. No imaginando que cuando se carece de todo, lo único que te queda es el cuerpo”, comienza emocionada Mayte su relato.
“Las chicas, continúa, por lo general llegan sin tener ni siquiera conciencia de su propia capacidad. Muchas no saben leer ni escribir, con lo que eso significa, ir por las calles, ver diarios o revistas y no poder acceder. Otras vienen de otros países sin documentación, lo que trae aparejado que no puedan acceder a un trabajo digno, y caen en manos de mafiosos proxenetas. Cuando llego propiamente al taller, me encuentro con un montón de mujeres ávidas de atención y cariño. Cada palabra es una herramienta que portarán y aprovecharán al máximo. Mujeres con un enorme potencial.
Vimos un molde y enseguida se dividieron en sectores más o menos limitados de corte, otro de confección, y así cada cosa que iba enseñando la veía multiplicada al máximo por el entusiasmo por aprender... aprehender. Algo que yo tardo varias clases en lograr, tal vez dos meses, ellas lo hicieron en semanas. Siempre triplicando la apuesta. Siempre con voluntad, con ganas. Y eso no fue todo, cuando cortaban las carteras siempre cuidaban al máximo cada centímetro de tela. Es más, hasta me retaban a mí por derrochona.
Con respecto a los bolsos, el curso de las chicas, como el resto, comenzó con la carterita básica; luego clase a clase fueron creciendo las complejidades, desde un bolso deportivo, un bolso marinero al que rediseñaron llevándolo a diferentes tamaños, y una shopping bag que ellas querían transformar en gigante. Uno de los bolsitos dice ‘Prostitución ¿Oficio? Paso, Hacelo vos’. Los venden en los eventos para cubrir los costos de viajes por el interior del país. En los encuentros nacionales de mujeres, en las marchas, obviamente están a la espera de pedidos de particulares o empresas que les permitan continuar y agrandar el emprendimiento.
“Realmente me hicieron muy bien, ver sus ganas, empuje, ese sacar fuerzas y recursos aparentemente de la nada. Un cachetazo a los que, teniendo mucho, nos quejamos por nada. El proyecto está siempre con miras al futuro y ese futuro es para todos, no para unos pocos”, remata Ossorio.
Datos de contacto:
http://ammarcapital.blogspot.com/
http://www.rojas.uba.ar/programacion/tecnologia_genero.php
http://mayteossoriodomecq.blogspot.com/
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