› Por Facundo de Almeida
Jujuy tiene un nuevo museo, una obra que además le dio visibilidad a un espacio de alto valor patrimonial que hasta hace pocas semanas pasaba desapercibido hasta para los propios jujeños. La activa coordinadora de preservación cultural, dependiente de la Secretaria de Turismo y Cultura de la provincia, que el año pasado había encabezado la recuperación de la Casa Macedonio Graz, gestionó ahora la revitalización de la recova de la Iglesia Matriz.
El proyecto de creación del Museo Catedral fue puesto en marcha por un convenio entre el secretario de Turismo y Cultura de la provincia, Jorge Noceti, y el entonces obispo de Jujuy, Marcelino Palentini. Su ejecución estuvo a cargo de un equipo técnico interdisciplinario, dirigido por la arquitecta María Elena Bardi e integrado por diferentes profesionales, investigadores y numerosas personas que colaboraron desde diferentes instituciones.
Se trata de una iniciativa que busca conservar el patrimonio de las distintas manifestaciones de religiosidad y la memoria colectiva del pueblo de Jujuy a través de más de cuatro siglos de sincretismo entre pueblos originarios y europeos, en los que se ha ido construyendo una identidad regional. El nuevo espacio ofrece a los visitantes la posibilidad de encontrarse con obras de arte barroco americano y busca revalorizar el protagonismo que tuvo la Catedral durante las guerras de la independencia.
Los orígenes de la Iglesia Matriz se remontan a los días de la fundación de la ciudad, pues en una improvisada enramada el padre Juan Fonte, de la Compañía de Jesús, celebró misa el 19 de abril de 1593. Pocos años después finalizaron las obras del primer templo, un modesto edificio de dos naves. Por la precariedad de la construcción fue apuntalado y parcialmente reconstruido en 1659. Un terremoto a fines de siglo XVII lo redujo a ruinas y las actividades religiosas se trasladaron a la capilla de San Roque. El rico comerciante español Agustín de Leiza y de la Tijera costeó la nueva construcción, los retablos del altar y el púlpito, tareas que terminaron en 1763.
En dos siglos el histórico templo sufrió distintas reformas, siendo tal vez la más destacable la de su frente, que era colonial español, y fue reemplazado a principios del siglo XX por otro neoclásico. En el Centenario de la Revolución de Mayo se construyó el patio adyacente. El gobierno nacional declaró en 1931 la Iglesia Matriz de Jujuy, por su gran valor histórico patrimonial, como primer Monumento Histórico Nacional.
El púlpito es considerado una de las obras religiosas más destacadas del arte barroco colonial de nuestro país. La estructura y ornamentación revelan la influencia de la escuela potosina en los anónimos escultores mestizos e indígenas que realizaron la magistral obra, compuesta de tribuna, respaldo, tornavoz y baranda de escalera.
Con esta obra, el gobierno jujeño revaloriza uno de sus monumentos patrimoniales más destacados. Con la puesta en valor de la recova se recuperó un ámbito urbano de inigualables cualidades arquitectónicas, de fuerte contenido histórico cultural y gran presencia urbana, que hasta ahora pasaba casi inadvertido. A partir de ahora estará abierto para disfrute y goce de todos los visitantes.
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