La novena edición de Malba.niños tiene como protagonista a Delfina Aguilar, fundadora de Fanny & Alexander, y el rescate de ciertos oficios para la producción de juguetes. Visión compartida por otras etiquetas de la tienda, como DrGuü.
› Por Luján Cambariere
Qué importante el don de saber hacer. Algo, lo que sea, pero hacer. Principalmente por uno, pero también por los demás. Para vivir mejor. Dejar algo en este mundo. Sin idealismos, por pura salud mental. Qué importante, por otra parte, que eso se enseñara, dijera, en la más tierna infancia. Que nos lo enseñaran desde chiquitos. Mucho antes de la batería de cuentos de hadas y príncipes azules con vocaciones dudosas. Porque, definitivamente, el hacer lo que uno ama siempre salva.
Algo de esto tiene la propuesta de Malba niños, Pequeños Oficios, ideada y coordinada por Delfina Aguilar, con la colaboración de Yanina Schenkel, para estas vacaciones de invierno y de la que participan Martín Sabater, Victoria Cascón, Franco Peralta y Chocho Serigrafía.
Se trata de la presentación de una línea de productos artesanales, que fue acompañada por un evento desarrollado esta semana en el que chicos de 3 a 11 años podían conocer cómo se fabrican algunos de los productos con los que interactuamos en la vida cotidiana. Así, al llegar al hall del museo el día del lanzamiento, los visitantes se encontraban con una casa realizada en listones de madera, construida por Franco Peralta. Y en su interior los especialistas mostrando en vivo los secretos de sus respectivos oficios: la fabricación de jabón, la encuadernación y el tejido de objetos y juguetes.
Vale aclarar que Aguilar, que se formó en el campo de la publicidad (trabajó en Young & Rubicam y Fox), en 2011 funda Fanny & Alexander, una tienda que reúne diferentes objetos para niños: desde juguetes de madera y muebles hasta indumentaria, todos caracterizados por la minuciosa confección artesanal y la nobleza de sus materiales. Desde ese lugar, Pequeños Oficios resulta natural. “Básicamente apunta a estimular modos activos del juego que tienen que ver con las habilidades manuales y la ejercitación de la imaginación y la creatividad. El objetivo es transmitir, a través de una experiencia lúdica, la idea del oficio como parte fundamental del valor que se integra al producto finalizado.”
Y continúa: “Estas actividades esperan sembrar en los niños la valoración de los objetos duraderos producidos de manera artesanal a partir de materiales nobles y también inspirar a los adultos a mantener viva esa valoración”. En este contexto, además, presentaron una línea de productos diseñados especialmente para la ocasión. Prendas tejidas a mano, libros y cuadernos, muñecos tejidos a crochet y juguetes coleccionables de madera, como sets de herramientas de carpintería en madera de guatambú e incienso, cámaras de fotos con detalles en cuero, sonajeros y binoculares.
–Mi formación en la publicidad me ayudó a darme cuenta de lo efímero de marcas y productos de franquicias para chicos. Productos elaborados en plástico que sólo otorgan una gratificación al instante. Nosotros hacemos juguetes reales, hechos a mano, sin una agenda corporativa. Estamos comprometidos a enriquecer la vida de los niños con objetos bellos, simples y perdurables.
–Con encanto, pasión por el juego y una pizca de nostalgia, nos proponemos complementar el régimen generalizado de comunicación automatizada y realidad virtual con una noción de la crianza que resguarda la simplicidad de lo bueno y perdurable propio de una infancia de otra época. Nuestros juguetes buscan estimular la imaginación, la fantasía, la creatividad y el ingenio con una simpleza que se remonta a tiempos analógicos y resulta novedosa en los días que corren. Los objetos coleccionables de madera y los muñecos con semblanzas animales tejidos al crochet infunden calidez al juego con sus materiales nobles y su hechura a mano. Porque además nos preguntamos: ¿Es posible hoy pensar la niñez sin videojuegos, el cajón de los juguetes sin pilas? Probablemente no. Y por cierto estas experiencias contribuyen al desarrollo emocional y cognitivo de los niños. Pero la exclusión de otras formas de jugar puede resultar en una menor estimulación de ciertas habilidades, como las manuales y las que tienen que ver con la fantasía y la creatividad en su estado más libre. Entonces, ¿por qué no dejar filtrar un poco de magia de antaño en el modo en que se vive la niñez hoy?
–En nuestra constante búsqueda de objetos producidos con materiales nobles y devoción por el detalle, hemos encontrado artesanos locales dedicados que encaran el proceso de producción con rigurosidad. Yanina Sckendel teje al crochet los muñecos con semblanzas animales inspirados en el arte japonés de los amigurumi. Su habilidad para dar forma a rostros expresivos y sus características combinaciones de colores son sellos de estos amigos tejidos que tanto nos gustan. En cuanto a los juguetes de madera, son varias personas las que intervienen en el proceso. Primero la selección cuidadosa de los materiales, luego interviene nuestro tornero Pablo y por último nuestro carpintero Iván, que se encargan de lijar y ensamblar.
Algo similar a lo que les ocurrió a las gestoras de DrGuü. Antes que nada, noveles mamás, además de kinesióloga, fotógrafa y profesora de yoga, una, Clara Correa, y artista, realizadora y estudiante de orfebrería, la otra, Sofía Suaya. Creadoras de una línea de móviles en acrílico –un simpático pulpo y una mona–. Y de La Bellota Alegre, una tablita de madera en guatambú que viene con sus cubiertos que lanzaron esta semana. Un producto de edición limitada que viene envuelto en un furoshiki que sirve luego de mantelito para, según ellas, fomentar la vuelta de los picnics en las plazas. “Nuestro emprendimiento nace luego de compartir muchas horas y cosas en común, con hijos y con ganas. Tomando en principio al acrílico como disparador, al ser un material que ya conocíamos, que nos gusta por su versatilidad. La idea era realizar productos que también nos gustaran como padres y no caer en lugares comunes”, adelantan.
¿El nombre? “Hicimos miles de listas, había miles de disparadores, pero al final quedo DrGuü porque sentimos que representaba a un personaje que podía pasar horas y horas pensando hasta el último detalle, cosa que nuestros productos tienen, y con el tiempo este mismo personaje fue tomando un carácter más educativo, un zoólogo, estudioso de las especies. Es que la idea final de DrGuü es que sean educativos. Queremos poder despertar curiosidad por la naturaleza y sus habitantes. Por otro lado, las ideas originales nacen desde nosotras, pero a medida que lo amerita vamos convocando a diferentes diseñadores/artistas para terminar de desarrollarlas”, cuentan.
“Primero lanzamos los móviles MamaMona&LaLluvia y ElPulpo&SusHelados. La idea con los móviles es que cada uno en sí mismo sea una historia, salir del concepto de que los móviles son muchos elementos semejantes pero separados. Además quisimos hacerlos en una escala mayor, para que tengan protagonismo visual en los ambientes donde se los coloque. Cada móvil es ensamblado a mano, luego de haber investigado la carta de nudos que se utilizan en la pesca. En esta primera etapa elegimos el acrílico como el soporte para materializar el diseño. Los diferentes efectos translúcidos y de reflejos hacen que los colores varíen, generando nuevas experiencias cada vez que los miramos”, rematan.
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