Vie 06.06.2003
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Atmósferas romanas

Reflexiones sobre Piranesi, el arquitecto y editor que acaba de merecer otra muestra en Bellas Artes.

Por Matías Gigli

El grabador Juan Bautista Piranesi se constituyó últimamente en un artista recurrente en nuestro Museo de Bellas Artes. El motivo es bien fundado: contamos en el país con una colección de estampas magníficas del grabador véneto. Por años archivada, la colección ha vuelto últimamente a gozar de una renovada admiración y acaba de bajar de cartel en el MNBA. Su valor reside en el justo equilibrio entre el importante testimonio histórico y los elementos plásticos de su obra.
La gran colección de grabados que se le adjudican a Piranesi fue el resultado de su trabajo combinado de artista, arquitecto y editor. Su taller de estampas, Calcográfica Piranesi, data de 1744. Estuvo en Roma hasta veintiún años después de su muerte, en Paestum en 1778. Sus hijos la continuaron hasta la caída de la República Romana en Italia, en 1799, y después la mudaron a París. La firma quebró a la muerte del hijo Francisco, en 1810, y fue comprada por la francesa Firmin-Didot. Los franceses numeraron los grabados de Piranesi y los publicaron hasta 1838, cuando el cardenal Tosti adquiere el fondo editorial por orden del papa Gregorio XVI para la calcográfica Comerale.
Su gran afición por el mundo antiguo llevó a Piranesi a documentar y relevar la arquitectura romana clásica con un rigor admirable. Los detalles constructivos fueron tema para excelentes láminas con textos explicativos. Su obra tuvo formato de libro y se constituyó en auténticos manuales constructivos ilustrados con espléndidos grabados. Nominado miembro honorario de la Sociedad de Anticuarios de Londres en 1757 y artista valorado y admirado por el papa Clemente XIII, Piranesi recibió como arquitecto el encargo de refaccionar el ábside San Juan Laterano.
Su obra abarcó tanto paisajes de Roma como fragmentos clásicos olvidados por siglos. El hecho de valorar estos fragmentos de arquitecturas insertas en viejos lugares rodeados de árboles y enredaderas pone de relieve una faceta escenográfica de este grabador del XVIII.
Piranesi no sólo tiene valor como documentalista, también se permitió imaginar lo que ya no estaba, las antiguas atmósferas. Estos elementos fueron usados como materia prima para su serie más famosa, la de las cárceles, una extraña mezcla entre el pasado y la escena fantástica. La fiel representación del natural es aquí un complemento compatible con la creatividad. Es que entre ellas nunca existió disonancia alguna, Piranesi es un ejemplo más de ello.

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