Sáb 30.11.2013
m2

CON NOMBRE PROPIO

Hecho con las manos

Artefactos, utilitarios y objetos en cerámica de las diseñadoras Josefina Ferrer y Rosario Landa

› Por Luján Cambariere

Casitas de las que salen plantitas, la lechera y el portasachet de la abuela, sets de bordado, señaladores de huertas, tazones y jugueras como las de antaño, todo tipo de macetas y un sinfín de animalitos arty –bambies, conejos, gatitos– en grés. Todo lo que hacen las chicas de Artefactos es lindo. Y en una época del año que aunque reneguemos pica el bichito del consumismo para regalar o regalarse, un paseíto por su taller/showroom es todo un mimo.

Es que Josefina Ferrer y Rosario Landa pertenecen a esa generación que con formación en diseño (industrial y gráfico, respectivamente) elige ganarse la vida volviendo a las fuentes. A los materiales nobles, la factura artesanal, ese hacer con las manos que respeta y sabe de otros tiempos. Algo que además, en la cerámica, su fetiche, es crucial. Mucho seguramente tiene que ver el hecho de ser oriundas del sur (Bariloche y San Martín de los Andes, más precisamente), lo que imprimió en ellas el gusto y el valor por una estética muy ligada a la naturaleza.

¿Cómo nace Artefactos?

Josefina Ferrer: Yo empecé estudiando diseño industrial en la UBA, pero no terminé porque en el medio encontré la cerámica. Siempre estaba latente esa idea y empecé un taller y me fasciné. Comencé a hacer productos, pero nunca los largaba. Hacer casitas, macetas. Muchas a través de moldes que sacaba de productos que me gustaban como las macetas de plástico de vivero o cosas muy bien diseñadas que nadie les daba el valor que tenían, eran desechables, como latas, platitos de cartón. En fin, colaba lo que encontraba transformando en duradero algo desechable. Eso fue una parte. Otra rama tiene que ver con cosas de la familia que me conmueven: baldes de infancia o jarros o la portalechera de mi propia abuela.

¿Se unen?

Rosario Landa: Jose hacía cerámica que a mí me encantaba y quería hacer un taller con ella y arranqué en un momento como algo más terapéutico. Venía de una situación de salud crítica, por eso empecé de a poco. Yo sobre todo la arengaba para que vendiera y me fui metiendo. Y nos juntamos, por mi parte más para comercializar las piezas. Empezamos hace un año y medio.

J. F.: Es que yo las regalaba, retímida.

Existe cierto prejuicio en el mundo académico del diseño...

J. F.: Yo soy re-artesana, me considero artesana y me encanta, pero tengo una parte industrial fuerte porque me encanta diseñar. Pero no me caso con nada. Con el arte tampoco. Me encontré un molde hecho y me lo adueño. Encontré un gato hecho y me lo adueño poniéndole aros. Libertad ante todo.

R. L.: Nos gusta que la gente haga lo mismo con lo nuestro. Que pueda intervenir las piezas si quiere.

¿El nombre?

J. F.: Porque siempre tiene la parte industrial de factos y la de arte, con piezas donde la función es la contemplativa. Arte y factos.

¿La técnica?

J. F.: Trabajamos en grés, lo que permite que vaya al horno, lavavajilla y microondas. Soy obsesiva con el proceso productivo. Acá no se fuerza ningún secado. Tenemos un respeto enorme por los materiales. No se diluyen las pastas. Se lija a mano. Es todo muy cuidado.

R. L.: Por eso trabajamos mucho por encargo. Y es difícil explicar los tiempos. Esto no es inyección de plástico, dependemos mucho del clima.

¿Si tuvieras que definir el material?

J. F.: Me pasó que cuando empecé a hacer los trabajos de la facultad siempre optaba por los materiales naturales. Los elijo ante todo. Era muy fuerte lo que me pasaba y me pasa con ellos. Y de repente encontré el barro que no lo había experimentado y no dejo de jugar. Me conmueve que en un momento sea súper maleable, blando y después se rigidiza. Todo me gusta de él.

¿Fue fuerte venir del sur para ambas?

J. F.: Sí, fuertísimo. Ver que crezca una plantita acá en Capital entre el cemento nos emociona. No tengo planes, pero en algún momento siempre se vuelve. Y de hecho vamos cada vez que podemos. La naturaleza es nuestra principal inspiración y cable a tierra y allá esa conexión es muy fuerte. Además, todas las cosas que producimos tienen que ver con disfrutar el momento y la naturaleza. Nuestros sets de jardinería. Las macetas. Nos gusta que la gente pueda demostrar amor a través de nuestros objetos.

¿Color?

J. F.: Ahora va a entrar negro, un esmalte delicioso que hace una chica que es una genia. Lustre de cobre o dorado en versión contemporánea también tenemos, pero por ahora apostamos al monocolor.

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