Nuestro columnista Jorge Daniel Tartarini es un verdadero experto en y un apasionado por el patrimonio industrial, con una debilidad ya personal por el ferroviario. Es también el director de Patrimonio de AySA, la empresa nacional de aguas, y director de su encantador museo en el Palacio de la avenida Córdoba. Y también es vicepresidente segundo de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. Los lectores de este suplemento que lo conocen como columnista de m2 saben además que Tartarini es autor de muchos libros eruditos y sobre todo muy bien escritos. Este mes se acaba de agregar otro a la colección.

Editado por AySA para su colección Bitácora, Sobre el patrimonio industrial y otras cuestiones es una colección de las columnas de Tartarini en este suplemento. Como el autor es alguien que rechaza la confusión del “rigor académico con la lobotomización de lo sentido”, sus escritos logran resaltar la importancia humana del patrimonio construido, que al final es la única que importa. En este libro, que agrega a los textos muchas ilustraciones de época muy poco conocidas, desfilan desde Doña Petrona a un maquillador de cadáveres, pasando por un submarino argentino de 1810, el debut del Ford A en Buenos Aires y las impresiones de un grupo de arqueros medievales al encontrarse en un edificio de la Italo. También se descubren cosas olvidadas, como qué fue de los obreros hindúes que llegaron al país para construir los ferrocarriles ingleses. Y se aventuran gustazos como el de tener una máquina del tiempo para ir a ver edificios patrimoniales muy queridos cuando eran nuevos.

En resumen, que los argentinos tenemos historia, que el contexto de esta historia nos rodea donde no fue arrasado por los especuladores, y que todo esto no es asunto de especialistas académicos sino asunto común, de todos. El autor –admite– quiere “despertar más preguntas que respuestas, más esperanzas que añoranzas de lo perdido y por sobre todo la insoslayable necesidad de respetar el continuum histórico de cada bien cultural. Bien por eso.