CON NOMBRE PROPIO
Criar, esquilar, peinar, hilar, tejer, diseñar. Productores neuquinos, junto al diseñador Martín Churba, lograron cerrar una cadena virtuosa donde el trabajo de unos se enaltece con el de otros.
› Por Luján Cambariere
“El mejor vellón”, eso significa en turco la palabra “mohair”. Exquisita fibra natural, proveniente del pelo de la cabra (chiva de angora), a la que dedican su esfuerzo pequeños productores de la zona centro de la provincia de Neuquén. Porque es suave, noble, brillante, aislante, sumamente versátil (puede tejerse en telar o utilizarse para tejidos de punto) y un recurso natural de nuestra Patagonia.
Así, reunidos en el marco de una cooperativa agropecuaria, y tras años de esfuerzos (el trabajo del pastoreo en zonas de temperaturas tan extremas es realmente duro), 350 familias crianceras han podido inaugurar su propia planta de procesamiento de fibras. Esto fue posible gracias al apoyo de la Unidad para el Cambio Rural (UCAR) a través del Proyecto de Desarrollo Rural de la Patagonia (Proderpa) y su propia inquietud de dejar de vender la fibra como materia prima y pasar a comercializarla como hilo, multiplicando por siete el precio de venta del producto.
Valor agregado que se completa con la intervención del diseño, en este caso, de las manos de uno de los profesionales más reconocidos de nuestro país, Martín Churba, quien viajo a la provincia, y no sólo diseñó el producto final –una colección de sweaters que lanzaron en su casa matriz dos semanas atrás– sino que intervino en el proceso. “Posicionamiento de fibras animales con valor agregado en origen” es el nombre de la iniciativa que los puso en relación. La pasión de todos los involucrados hizo que llegaran a buen puerto y entre las metas más altas: que todos los productores puedan permanecer en sus lugares de origen y trasmitir su “saber hacer” a nuevas generaciones. Criar, esquilar, peinar, hilar, diseñar con lo propio.
Siempre explicamos que en estos cruces, idealmente nuevos escenarios para el diseño, todos ganan. La población en cuestión que toma contacto quizá por primera vez con las condiciones, necesidades y potencialidades del mundo del proyecto. Y el propio diseñador al conocer de primera mano, técnicas y materiales.
Este caso no fue la excepción. Churba viajó a Neuquén. Y a lo largo de 800 kilómetros recorridos en la provincia, según cuentan los organizadores como Pablo Rodríguez, técnico del Proderpa e integrante de la unidad de desarrollo productivo, de los encuentros e intercambios de experiencias surgieron resultados inesperados. “Los productores pudieron enseñarle a Churba cómo extraer la fibra de las cabras, cómo arrearlas, e incluso abrieron las puertas de su hogar y le brindaron alojamiento. El viaje dio inicio así a un proceso conjunto de desarrollo del hilado que duró más de un año y que se plasmó en prendas de diseño que ahora lanzamos”, detalla.
Para los productores neuquinos, Norma Lincopan y Ovidio Merino, que viajaron especialmente a Buenos Aires para el lanzamiento, el saldo también fue más que positivo: “Ver las prendas colgadas en los percheros nos emocionó mucho. Recuerdo nuestro producto en un acopio en el campo y que eso llegue a convertirse en algo tan hermoso es un sueño hecho realidad”, confesó Norma. Por su parte, Ovidio agregó que “lo más importante es que tanto trabajo va a significar tener un mejor ingreso para nuestras familias. Esto recién empieza, ahora hay que vender para que este sueño se haga realidad”.
¿Qué aporto el diálogo con Churba, más allá de sus diseños?
Pablo Rodríguez: La primera vez que nos reunirnos con Martín le llevamos muestras de hilado para que pueda apreciarlas. Luego de examinarlas unos segundos, destacó la suavidad y el brillo del hilado y nos comentó que no estaba al tanto de que se estaba produciendo mohair y cashmere en Argentina. De hecho, muchos diseñadores importan este tipo de fibras por desconocer que se producen acá. El hecho de que un diseñador del renombre de Churba se haya comprometido a formar parte de un proyecto que llevó casi dos años de trabajo, nos permitió comprobar que la fibra y el hilo que produce esta cooperativa, tienen la calidad suficiente como para acceder a los mercados más exigentes, tanto nacionales como internacionales. Además, creo que este proceso contribuyó en cierta forma a generar confianza en la cooperativa respecto del camino que estaban emprendiendo. Cuando viajamos con Martín a Neuquén, organizamos un encuentro entre los integrantes de la cooperativa. Como los primeros hilos producidos habían tenido algunos defectos, durante la reunión alguien planteó una discusión respecto de si a la cooperativa realmente le convenía vender hilo en lugar de vender fibra sin procesar, ya que la elaboración de hilo requería cumplir con pautas que no estaban seguros de poder alcanzarlas. Ante ese comentario, los productores comenzaron a argumentar las razones por las cuales estaban convencidos de que debían avanzar en el agregado de valor a su producción mediante el hilado de la fibra. Uno de las razones principales era que ese proceso les permitiría vender su producto a un precio siete veces mayor. Al escucharlos, cualquiera se daba cuenta de que esos productores creían en lo que estaban haciendo y que ese proceso era irreversible.
¿En qué tuvieron que trabajar fuertemente luego de su visita?
–El viaje a Neuquén dio inicio a un proceso de desarrollo del hilado. Por suerte, Martín había planteado la necesidad de que lo acompañara su hilandero. Su participación resultó decisiva, ya que su asesoramiento contribuyó mucho a que los productores tomaran conciencia de cuáles son las exigencias del mercado textil. Por ejemplo, la “titulación” del hilo es una unidad de medida que expresa el peso de una determinada longitud de hilo. Hasta ese momento, se desconocía cuál era el título del hilo que allí se producía. Conocerlo resulta fundamental para que la cooperativa pueda comercializarlo, ya que es la unidad de medida estandarizada a partir de la cual un potencial comprador sabe de lo que se trata el producto. Vale aclarar que este proyecto permitió que los pequeños productores neuquinos se apropiaran de ese precio diferencial, gracias al trabajo conjunto entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a través de la Unidad para el Cambio Rural; el gobierno de la provincia de Neuquén y la Cooperativa Agropecuaria de Comercialización de Pequeños Productores de la Zona Centro de Neuquén.
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