El Cooper Hewitt Smithsonian es el gran museo de diseño de Nueva York, que acaba de inaugurar su muestra “Making Design”, dedicada en exclusiva a la disciplina.
› Por Luján Cambariere
Casi al final de esa milla apodada de los museos, en la Quinta Avenida a la altura de la 91 Este, se alza el Cooper Hewitt Smithsonian Design Museum. Fue fundado en 1897 por las hermanas Sara y Eleonor Hewitt, nietas del industrial Peter Cooper, en una de las tantas mansiones de los Carnegie para ocuparse en exclusiva de la disciplina del diseño. Más de un siglo después, sigue siendo un lujo de muestras y una colección de más de 210.000 objetos que van de la dinastía Han a prototipos de lo más modernos. El fondo se dividid en cuatro grupos, cada uno con su pisos: Artes aplicadas y diseño industrial, Dibujo y copias, Textiles y Papel Mural. Además hay una hermosa tienda, una biblioteca de consulta, una cafetería y una genialidad del universo museístico: un especie de lápiz high tech o electrónico que con sólo apoyarlo en la pieza u objeto elegido, envía fotos e información a un link personal que dan a la salida de la visita. De ese modo el visitante puede coleccionar, más no sea en el ciberespacio y para su consulta permanente los infinitos productos expuestos en el museo.
En sintonía con todas estas novedades, acaban de inauguran su exposición anual ‘Making Design’, dedicada a mostrar de una manera ágil y divertida mucho del acervo del museo hasta ahora no visto. Una colección que se había mantenido por mucho tiempo oculta para el público y que es ahora presentada en una instalación dinámica que busca celebrar al diseño y sus procesos en un sinfín de diálogos que son posibles por el placer de pertenecer a ese universo diseñado. Piezas históricas junto a las de más moderna tecnología. Objetos artesanales junto a productos industriales. Diseño gráfico, compartiendo escenario con indumentaria, textil y digital. Materiales nobles con otros sintéticos, un sin fin de formatos y escalas combinados por sus curadores en función de algunos de los criterios claves del mundo del proyecto: línea, forma, textura, patrones y color.
Una colección de 350 objetos –desde muebles, pasando por joyería, artículos de cocina, ropa, calzado y tecnología– reunidos en grupos por antojo de sus curadores y paleta de color. Y eso es genial, sobre todo porque no es pretenciosa ni rimbombante, y si preciosa como cuando una va a la casa de personas reales que ordenan sus objetos queridos, colecciones o fetiches a su antojo. Por gusto personal, sin un debe o un para qué, a puro placer y vivencia personal.
Así, por ejemplo, inician con el segmento dedicado al rojo pasión, donde ubican desde el Ipod Nano de Jonathan Ive, a las sillas Vermelhas de los para nosotros famosos hermanos Campana, los contenedores de un icono del diseño como Alvar Aalto junto a la zapatillas Nike de Tinker Hatfield. En la gama de los rojos y sus variantes –bordós, naranjas– la silla Spun de Thomas Heatherwick, floreros de Tiffany y varios posters –como el del Internacional Women Workers Day de 1930 a bellísimos textiles–.
En la gama de los ocres: la chaise longue de Marcel Breuer (1936), las sillas Thonet y el prendedor con forma de mariposa del laqueador Junichi Hakose (2007). En verde, la exótica urna de tecnología high tech de Michael Eden (2012). En blanco la silla plegable One Shot de Patrick Jouin (2006) o la lámpara colgante Porca Miseria (1966) en porcelana moldeada y metal de Ingo Maurer y la Cloud Pendant Lamp de Vitra (2010), además de un sin fin de bellísimos papeles japoneses hechos a mano. En multicolor , desde el poster de Dylan de Milton Glaser (1966) hasta (sííí) las bandannas.
Y así podemos seguir hasta el infinito y más allá, ya que los curadores se dieron el gusto (quien pudiera) de elegir entre todos los objetos que forman parte del acervo de la colección para ordenarlos como quisieran.
En plus, también el primer piso del museo, ostentan una Inmersion Room, una sala donde se pueden disfrutar de los más de doscientos ejemplos de empapelados de la colección del museo en versión digital mediante proyecciones en las paredes y en unas pantallas creadas ad hoc para la instalación, que además permiten jugar y combinar los diferentes rapports. En otro piso del museo, se puede visitar “Tools: Extending Our Reach”, una muestra complementaria que explora el uso de diversas herramientas como extensión del cuerpo humano. Y “Beautiful Users”, que muestra diseños pensados desde la anatomía. Además en otras salas se expone la historia de las hermanas y el museo y algunas piezas que tuvieron que ver con la arquitectura y diseño interior de la mansión.
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