De tan recorrido ya es un tópico, lo que levanta y mucho la exigencia: que esta ciudad sea misteriosa, que exista una otra Buenos Aires de magias y metafísicas. El asunto fue bien demarcado por Mujica Láinez y por el gran Marechal, que pobló la ciudad de diosas romanas en pugna y le dio hasta su propio infierno, helicoidal y poblado de burócratas y corruptos. Con lo que una guía titulada Buenos Aires insólita y secreta puede inspirar una inquietud que, por suerte, es innecesaria. El tomito de bolsillo editado por la francesa JonGlez en tres idiomas está más que a la par del título.

Esta guía da por sabida la ciudad aparente, sea por nativo, sea por visitante frecuente o sea porque hay otras guías que te avisan dónde está el Obelisco. Con lo que la cosa se concentra en museos excéntricos -del títere, de la morgue, de la informática anticuada, de la tecnología- y en las tumbas favoritas de Recoleta. Hay una suerte de compilación de fantasmas porteños, un recorrido de monumentos francamente absurdos, una manzana con forma de ataúd, un monumento muy suizo y muy lésbico, un árbol con una puerta y una serie de murales.

En el pequeño libro se cuentan muy bien las historias de piezas como la Saturnalia, que ahora se exhibe en paz en el Botánico, y se aclaran que ciertas chimeneas inexplicables de la ciudad, como la de Coghlan, son en realidad respiraderos de las cloacas máximas. También se rescatan piezas como el aromo del perdón -Manuelita Rosas rogando por la vida de su amiga Camila O’Gorman, de rodillas ante su padre- y el fragmento de columna del Foro romano en Plaza Italia. Y se cuenta qué fue de los bellos portones de la Biblioteca del Docente en la avenida Entre Ríos y del aljibe de Guido y Uruguay. Hasta se encuentra una calle con forma de rulo, que gira y se cruza a sí misma en Parque Chas.

La embajada de Francia presentó este libro creado por dos argentinos -Valeria Sampedro y Hernán Firpo- y editado por un francés peripatético, ahora residente carioca, que forma parte de una ya larga serie de guías sobre capitales europeas, asiáticas y americanas. Este conjunto, que tan bien acoge a la ciudad porteña, puede verse en www.jonglez.com.