El otro cuerpo
La casa como el cuerpo: telas y texturas para el hogar y los muebles de la mano de dos expertos en moda.
› Por Luján Cambariere
En el mundo, otros cruzaron la frontera entre el diseño de indumentaria y el del hogar poniéndose a idear distintos textiles, muebles y objetos. Abrevando sobre todo en su amplio manejo del color, las formas y el empleo de los distintos materiales, se abocaron a vestirlas y ambientarlas a su manera. Kenzo, Calvin Klein, Giorgio Armani, Ralph Lauren, la lista sigue. En nuestro país, dos reconocidos diseñadores ya ostentan su línea casa. Aunque en su caso, más que una ampliación de su marca, signifique volver a las fuentes. Sobre todo, a una profesión que antecede su desembarco en las pasarelas.
Martín Churba
Es bien conocido que Martín Churba pertenece a una dinastía signada por el diseño. Su tío abuelo, Alberto, fue el creador de CH, el emblemático local de diseño de Cabildo y Juramento. El tío León es dueño de Gris Dimensión, con dos hijos –Leticia y Federico– que son Perfectos Dragones. La tía Graciela (hermana de León) es arquitecta, pintora y diseñadora de alfombras. Y los tíos Natalio Enrique y Poli, dueños de Natán. Martín, que estudió Bellas Artes, comenzó trabajando en la estampería de telas artesanales de León, abocado al textil para el hogar.
Pero su éxito desde la etiqueta Trosman-Churba eclipsó cualquier pasado, colocándolo en las luminarias del diseño de indumentaria. Este año, con la apertura de Tramando –tienda, estudio, taller–, vuelve a las fuentes, desde otro lugar. “Aun cuando estaba muy abocado a la moda, siempre percibí al textil como un recurso muy afín al desarrollo de otros proyectos y esto es lo que hago ahora. Focalizar en el recurso. En algún momento mi familia tuvo grandes depósitos con telas hermosísimas y yo tenía acceso a ellas, pero no sabía, ni podía usarlas. Hoy, ese depósito es imaginario, pero igual me permite jugar con infinitas posibilidades. Desde hacer manteles, mañana sábanas y pasado, telas de tapicería. Tramando es una empresa de diseño donde el gen textil circula por sus arterias”, detalla Churba.
Así, aunque formalmente independiente, su línea casa se emparienta con la de indumentaria. “Tienen un común denominador que tiene que ver con la búsqueda, sobre todo de la experimentación con nuevos materiales. Pero en la de casa hay mucho de tejer el hogar. Una forma de entrar de un modo muy humilde, casi rústico, en el sentido que lo hacemos a través de tejidos hechos a mano (a dos agujas, en telar o crochet) con un recuerdo muy vinculado a la niñez. Al amor de una abuela tejiendo para alguien”, explica. Aunque ciertos tratamientos de engomados, descartes industriales, el uso del color y la morfología aporten la vanguardia.
Las vedettes del local son los pufs y los alfareros –especie de botellones–, ambos tejidos. La línea de japoneses o chinos (apodados así porque recuerdan a los sombreritos y ciertas técnicas de origami, ya que a partir de los pliegues de formas muy simples como el círculo o el cuadrado logran distintos usos para el hogar –desde paneras a fuentes–). La línea de alfombras de algodón, los almohadones y la de cóncavos de tela y piedras revestidas con una superficie plástica que los rigidiza al punto de poder dar vida a cuencos, platos, individuales, fuentes y lámparas.
“Vale aclarar –sostiene– que la línea casa no es la ampliación de un imperio o la explotación de una marca sino una búsqueda personal. Nuestra forma de encararla consiste en trabajar sobre el paisaje. En entender al objeto como parte de una composición en un ambiente, tal vez algo distinto al trabajo del diseñador industrial, que lo piensa como unidad o desde la funcionalidad. La nuestra es, tal vez, la parte más arquitectónica del diseño industrial porque piensa al hogar como un todo. Nosotros vestimos cuerpos y hábitat. Decoramos ambientes y decoramos cuerpos, pero preferimos pensar que los vestimos. Eso les da mayor entidad.” Por eso, en este punto, su idea es la de encontrar cuál es esa relación de hoy con el vestir, cuál es el protagonismo de ciertas piezas, indispensable para el hogar. En esa exploración es donde se encuentra hoy. “La forma en que vivimos es muy representativa de lo que somos. Se supone que pensamos como habitamos nuestros ambientes. En ese sentido encuentro cierta obligación de investigar nuestra ética e identidad. De mirar las tendencias, pero preocuparme por ver cómo vuelven al mundo habiendo pasado por la Argentina”, detalla.
Para Churba, hoy vienen buenos tiempos en el diseño. La moda le dio cierto timing que piensa utilizar para la casa, sobre todo pensando en realizar ciertas presentaciones de colecciones puntuales por temporada. “Tejer la trama contra la urdimbre es una de las inspiraciones más antiguas del hombre. Una de las más importantes y trascendentes. En Tramando celebramos el textil. Es nuestro lenguaje. Es materia cálida que protege. Es vestimenta para el cuerpo y para el hogar. Es vehículo de identidad y de afecto. Es un placer. Hoy nos encontramos en la punta del ovillo. Esperamos tejer un largo camino”, remata.
Marcelo Senra
Marcelo Senra es arquitecto (egresado de la Universidad de Morón) y diseñador de moda por pasión y elección. Totalmente autodidacta en la moda, destelló allá lejos y hace tiempo (el año pasado cumplió diez años en la moda), cuando fue uno de los pioneros en tomar ciertas referencias autóctonas –la lana de oveja y llama, ciertos algodones, motivos como la guarda pampa y sobre todo el chaguar– y llevarlas a la última vanguardia. Como salteño de ley, fue uno de los primeros en introducir lo mejor de las artesanías del Norte, educando sobre todo a los porteños sobre técnicas y materiales. A la reciente apertura de su local Tribu, de ambientaciones, muebles y objetos, llega de la mano de dos socios, Nicolás Fernández Castellano, dueño del Patio de Dorrego, y Mirta Grigera, antigua clienta, que como tantos otros esperaban su incursión en el diseño de objetos y mobiliario.
“Además de mis estudios, entre las cosas que más me gratifican en la vida siempre estaba la decoración, el diseño y el arte. Yo soy un tipo muy visual y todo está muy ligado. Textura, forma y color. Así, el concepto de Tribu se basa en premisas muy claras: tomar piezas europeas de buena calidad, sobre todo mobiliario, y darle otro valor, reciclándolas o cambiándoles la imagen mediante texturas de nuestra tierra. También a apelar a las mejores artesanías argentinas y desarrollarlas con un pie en la vanguardia”, detalla Senra. Su ecuación es clara: “Lujo gracias al empleo de materiales nobles y simpleza en las formas”.
¿Algunos ejemplos? Las sillas, sillones o banquetas inglesas que rescata de remates y rejuvenece mediante picotes, matras, algodones o cuero de vaca. Muebles rústicos en fresno, algarrobo y cedro. También se sirve de sus colecciones de indumentaria para vestir sillones en lino, panamá, barracán o seda natural, o para entelar mesas. ¿Una perlita? Las reposeras de madera con loneta de lana de oveja o chaguar y las piezas en hierro. “Apelar a lo nuestro, resignificándolo. Esa es la clave. La gente comenzó a darle de otro valor a lo autóctono y yo me siento en cierta forma un educador. Aquí hay una historia que contar”, señala.
¿Su mecánica de trabajo se emparienta con la de la moda? “Es la misma y a la vez bien distinta. La verdad es que llevo de una a la otra, cierto manejo del color que pasa por mi amor por los tonos de la tierra, las especies, los azafranes, los pimientos, los chocolate con sangre o los verdes con los naranja. El juego implícito de armonía entre forma, color y textura que hay en la indumentaria o la intención puntual de alterarlo para provocar cierto impacto. Pero los muebles y objetos me permiten otros tiempos y estudiar mucho la pieza que voy a intervenir o proyectar.” ¿Las ventajas de transitar los caminos de la indumentaria? “Cierta sensibilidad frente a las texturas y el color y la exaltación de la belleza”, señala.
Tramando: Rodríguez Peña 1973, 4811-0465. Web: www.tramando.com. Tribu: A.J. Carranza 2186, 4771-0040.