Sáb 14.08.2004
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Arquitectura en madera

› Por Matías Gigli

¿Por qué se incorpora tan poco la madera en nuestra arquitectura, que en pocas ocasiones es utilizada en grandes proyectos? Desde la aparición de la madera laminada ya no hay excusas: ni por costos, durabilidad o resistencia al fuego. La madera, estéticamente aceptada por todos, tiene fama de cara. Para modificar esta imagen de material excluyente a la hora de proyectar grandes edificios, se organizó esta semana una jornada nacional y se señaló a la arquitectura chilena como paradigma a imitar.
En nuestro país un nuevo capítulo en la historia de la madera se empezó con mucho entusiasmo en 1961, con las primeras vigas y reticulados en madera laminada para sortear grandes luces, fabricadas en el país, puntualizó en su charla Dante Dommarco, presidente de la Cámara Argentina de Aserraderos de Maderas, Depósitos y Afines, organizadora de la Primera Jornada Nacional de Arquitectura en Madera. Sin embargo, cuarenta años después, este sector de la construcción no creció tanto como prometía. Pero los avances tecnológicos no se detuvieron y aportan nuevos usos en edificios de grandes luces.
La idea de difundir al material y sus usos tomó cuerpo con el llamado a dos concursos. Uno es para arquitectos, “La más bella fachada de arquitectura en madera”, y lo ganó el equipo de arquitectos Fernando Abelleyro, Mariano Mirengo y Pablo Colea. Segundos fueron Rubén Fatuzzo y Raúl Leyton.
El otro concurso fue para estudiantes, “Diseño de una vivienda de interés social en madera”, y lo ganaron Cristian Fittipaldi, Martín Motte y Martín Rosales. Marcelo Córdoba tuvo el segundo premio y las menciones fueron para Fernando Sánchez y Sebastián Stechina.
Además vinieron a la jornada dos invitados del exterior: el francés Yann Brunel y el chileno Gonzalo Cerda Brintrup. Junto al presidente de la cámara, Dante Dommarco, y los arquitectos argentinos Jorge Barroso, Miguel Demkoff y Pancho Liernur, los invitados desarrollaron temas vinculados con la madera como material.
Aparte de sus virtudes constructivas, resulta que el uso de madera fomenta la forestación, un freno para la desforestación que estamos sufriendo. Ezequiel Marotta hizo especial hincapié en el aporte de la industria de la madera para contrarrestar los efectos devastadores de otros cultivos en los ecosistemas. Una de las conclusiones de las jornadas fue que la propuesta maderera debe pasar por intensificar el vínculo con las facultades de Arquitectura del país. La madera industrializada provee de nuevos materiales aglomerados y laminados, que todavía son poco recordados a la hora de proyectar.

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