CON NOMBRE PROPIO
La arquitectura como excusa
El arquitecto y artista plástico Dino Bruzzone muestra su Arquitectura Escéptica en la galería Dabbah-Torrejón.
› Por Luján Cambariere
Arquitecto, fotógrafo, artista plástico, Dino Bruzzone seduce la mirada con su obra, tal vez por un sinfín de interpretaciones teóricas justificadas desde donde se las aborde –hibridez de soportes, simulación, artificialidad, inmaterialidad–. Aunque a los neófitos nos debe seducir por algo más irracional. Sus imágenes son bellas, tienen algo de mágicas, misteriosas, enigmáticas. Emocionan en la mejor acepción de la palabra, tocan una fibra íntima, invitándonos a un viaje personal (cuántos se conmovieron con sus imágenes del Italpark en su muestra “Parque de diversiones”, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 2001). A su tiempo, él se encargará de explicar que éstas son algunas de sus claves. Cuestiones fundamentales que definen a la obra de arte. Entretanto, vuelve a invitarnos a estos juegos reflexivos que él habilita, en parte, desde la arquitectura.
La técnica Bruzzone
Es siempre la misma y según él una variable más en la obra. Comienza investigando y documentándose para dar con “esa imagen”. En esta muestra hay edificios quebrados por un terremoto en San Francisco, una casa partida en dos que absorbe un huracán, el hospital de San Isidro, el estadio Roland Garros, la red de un arco de fútbol, paisajes. Con esta información, hace su maqueta en alto impacto y alto detalle (son piezas de absoluta rigurosidad) creadas para la foto. Luego vienen las transparencias, negativos (le interesa la copia manual porque tiene una cosa mucho más plástica que tiene que ver con el proceso y la técnica) y la foto definitiva.
“En este proceso hay como cuatro o cinco variables que son decisiones estéticas, racionales, el azar y la intuición. La maqueta servirá a esa foto. La mayoría son muy frágiles, son construidas solamente en función del momento en que se va a sacar la foto”, explica Bruzzone. Algo de esta muestra Arquitectura Escéptica viene de ahí: “Es una maqueta que no cree en su perdurabilidad. Pero llevándolo a la muestra es una arquitectura que no cree en su perdurabilidad. No sabemos bien por qué, quizás por los huracanes, atentados, terremotos, pero uno ya puede pensar en una arquitectura escéptica”, señala.
¿Arte de anticipación? ¿Apocalipsis cercano? ¿Futuro inminente? Vale la anécdota: el día de la inauguración un huracán azotaba Florida y un terremoto al norte de nuestro país.
¿Por qué construcciones? “Quizás porque soy arquitecto. También porque construyo maquetas como fundamento de la obra, como técnica. La mayoría son imágenes de piezas arquitectónicas. Pero sobre todo son decisiones estéticas que están hablando de muchas cosas”, detalla. ¿De catástrofes? “Más que de catástrofes, de movimiento. Lo que pasa es que la catástrofe como tal es muy fuerte en algunas como en la casa o en los edificios, pero no en todas. Las banderas son puro movimiento. Me interesa el movimiento de las cosas. La precariedad. La finitud. El deterioro con el tiempo. Como la maqueta se deteriora muy rápido, uno como artista puede ver en realidad lo que sucede con la arquitectura. Lo que pasa es que nuestra durabilidad es corta con respecto a la de la arquitectura. No lo llegamos a ver. Para la maqueta yo soy un eterno, para la arquitectura con suerte una personaque llega a los cien años. Con ellas puedo ver los cambios que la afectan a través del tiempo, los deterioros.”
Es por eso que desde hace un tiempo, las maquetas también se muestran como parte de la obra: “A mí también me gusta ver el detrás de escena. La gente necesita verlas y así tienen una nueva interpretación de la obra, una nueva percepción. La trastienda de la técnica hace que la obra adquiera otra presencia y eso esta bueno”, suma. ¿Se devela el enigma? “Sí y no. La maqueta le saca el contenido e información a la imagen. Le sacas información geográfica, de tiempo. No sabemos época, momento, no sabés siquiera si es verdad. Me interesa vaciarlo de contenido para llenarlo de otra manera. Desinformar para transformarlo o destruirlo para construirlo de otro manera”, detalla.
¿La arquitectura es una manera de ver el mundo? “A mí me interesaba seguir una carrera artística pero no Bellas Artes. Creo que la arquitectura me dio un conocimiento bastante amplio. Disfrute mucho la carrera, pero supongo que ahora para los arquitectos debo ser artista y a la inversa. Yo, hoy, me siento artista. Así puedo expresarme mucho más o moverme más libremente. Porque es un terreno que prácticamente no tiene límites. Tengo proyectos arquitectónicos absurdos también. Tengo pensadas casas absurdas que por ejemplo tengan la dirección del viento, ideales para sitios como Puerto Madryn. Veo esos árboles que se acuestan, que crecieron con esa formación ventosa y se adaptaron y tienen esa direccionalidad y se me ocurre que puede haber casas que adapten su morfología en función de su contexto. Pero son pensamientos, ideas. En cambio el arte es un absurdo en sí mismo. Hoy mi medio”
* Hasta el 23 de octubre, Galería Dabbah-Torrejón, de martes a viernes de 15 a 20, sábados de 11 a 14, en Sánchez de Bustamante 1187, 4963-2581. www.dabbahtorrejon.com.ar