CON NOMBRE PROPIO
Pionera en ofrecer títulos de arquitectura, diseño, planeamiento y urbanismo en castellano, Ediciones Infinito cumple cincuenta años. Su director Carlos Méndez Mosquera habla de los inicios y suma anécdotas de referentes del diseño de primera mano.
› Por Luján Cambariere
Fundada en 1954 por el grupo Harpa el estudio conformado por los arquitectos Leonardo Aizemberg, Eduardo Aubone, Jorge Enrique Hardoy, José Rey Pastor y Carlos Méndez Mosquera– el objetivo de la editorial era brindar textos inéditos en castellano de arquitectura, planeamiento, diseño y artes visuales. El tiempo era propicio: el movimiento moderno estaba consolidándose y España, máximo productor editorial, soportaba la paralización de su industria por la dictadura de Franco, por lo que había una enorme avidez de textos en castellano en toda Latinoamérica. En 1955, editan el primero: William Morris, por Giancarlo de Carlo, correspondiente a la colección Arquitectos del Movimiento Moderno. Después vendrían otras traducciones y enseguida la fuerte labor de Méndez Mosquera, hombre clave del diseño local con toda una vida dedicada a la comunicación y al diseño, creador de Cicero Publicidad, de la revista Summa, la cátedra de Historia del Diseño Gráfico de la UBA (hoy profesor consulto) pero sobre todo colega, meticuloso editor y amigo personal de referentes del diseño mundial Tomás Maldonado, Gui Bonsiepe, Medardo Chiapponi, entre otros– con los que trabajó codo a codo en la edición de sus libros.
Nosotros empezamos cuando aún ciertos conceptos como el del diseño no estaban muy claros o nombrados. Corrían los ‘50 y trabajábamos en una histórica planta baja y entrepiso de Rodríguez Peña 1320, uno de los pocos edificios de arquitectura moderna de la época. Para la editorial hay un fundamento histórico: no había libros en castellano para estudiar arquitectura. En España estaba el franquismo. Entonces nosotros cubrimos el vacío, cuenta Méndez Mosquera.
En el inicio empezaron traduciendo obras. Pier Luigi Nervi por Giulio Carlo Argan; Frank Lloyd Wright por Bruno Zevi; Mies van der Rohe por Max Bill y Erik Gunnar Asplund por Bruno Zevi. Pioneros del diseño moderno, de Nikolaus Pevsner, introduce el término masivamente, aunque vale aclarar que Tomás Maldonado fue el primero en usarlo en español. El es mi maestro y mi mejor amigo en el exterior, relata.
La biblioteca de Planeamiento y Vivienda creada por Hardoy incluyó textos de Henry S. Churchill, Thomas Sharp, Le Corbusier, Patrick Geddes y Kevin Lynch, entre otros autores. Mientras que la de Diseño y Artes Visuales se consolidó con obras de Laszló Moholy-Nagy, Herbert Read, James Gibson, Erwin Panofsky, Rudolph Arnheim, Susanne Langer y Gyorgy Kepes.
Al poco tiempo, llegarían las ediciones de autores argentinos. Teníamos la necesidad de tener un discurso propio. Las universidades son grandes formadoras de pensamiento y acá hay muy buenos maestros así que la oportunidad estaba dada, resume. Así, un buen ejemplo para él es el del rosarino Jorge Frascara: Cuando me vino a ver en el ‘88 y me mostró su manuscrito confié absolutamente.vb Hoy su libro Diseño Gráfico y Comunicación, que va por la séptima edición, se constituyó en uno de lospilares de la facultad, detalla. Del mismo autor en 1998 se presentó Diseño gráfico para la gente, que además incluye el pensamiento de especialistas en el tema como el de otro argentino Ronald Shakespear, el alemán Bernd Meuer y el holandés Jan van Toorn, entre otros. Y también de Frascara en 1999 publican El poder de la imagen.
Si hay algo que me enorgullece es que la identidad de Infinito está dada por la calidad de sus autores. Desde el inicio hasta el día de hoy en el que soy el único viviente de los cinco Harpa, puedo jactarme de eso, señala y continúa: Porque además, el pensamiento proyectual es la verdad y no tanta vanalidad. Hoy, que el diseño está de moda, lo cual es bueno globalmente, debería dejarse un poco de lado la superficialidad para volver al concepto de diseño social, reflexiona.
¿Diseño moderno al servicio de la sociedad? En realidad el verdadero movimiento moderno pretende responsabilizarse de las necesidades sociales. La arquitectura moderna no es otra cosa que la solución del problema de la vivienda, de la vivienda económica, del planeamiento, del espacio y el verde para la gente. Hay todo un fundamento que, después, muchas veces se fue diluyendo.
Tiene infinitas. Con los años que tengo realmente se suman. Por ejemplo, de cuando conseguimos los derechos de los libros de Le Corbusier, tengo los contratos firmados por él y la correspondencia que nos dirigimos. Cuando publicamos el de Pevsner, él vino a la Argentina y con mi socio Rey Pastor lo llevamos a la librería El Ateneo a la que bautizó ‘la catedral del libro’. Otro que amó el país y su gente fue Bonsiepe, el típico alemán que estudió en Ulm, descubre la Argentina, se queda fascinado y hasta se casó con una argentina que conoció en mi quinta, revela. Y las anécdotas se continúan. Realmente soy muy feliz como editor. Poder llevar a cabo mis ideas y las de otros me llena de orgullo. Y además, en este país de tanto vaivén, que todavía estemos hablando de una editorial de hace cincuenta años es un milagro. Por eso pensamos festejarlo con todo. Por lo pronto con un concurso y la edición de nuevos libros que lanzaremos en la próxima feria del libro, adelanta.
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