AFRa: hormigón, vidrio y madera
› Por Matías Gigli
Saturnino Armendarez, Pablo Ferreiro y Joaquín Leunda son tres arquitectos de la generación que hoy transita los cuarenta. Juntos son el estudio AFRa y un buen ejemplo de un grupo que trabaja en Buenos Aires. Acá las impresiones de ellos y tres obras que marcan el recorrido ya superado: una casa en el Delta con una propuesta de distribución lineal elevada con terrazas y balcones con un material dominante, la madera.
El segundo trabajo que acaba de terminarse es un edificio de hormigón en Olivos, sobre Libertador, marcado por una fuerte estructura también casi exclusivamente en un material. Y por último, la transformación de un stud de grandes dimensiones en Acassuso en un espacio de encuentro, “Deriva”, con agenda cultural en el espacio abierto enmarcado con los boxes convertidos en comercios y un nuevo volumen vidriado que resuelve los requerimientos gastronómicos.
Tres obras que verifican que no sólo con concursos pueden transitar los arquitectos independientes. AFRa también está construyendo un proyecto ganado por concurso y de corte simbólico. En la quinta de San Vicente, y junto a otros dos estudios, están construyendo el memorial a Perón y Evita. Es la prueba de que están trabajando tanto en lo comercial como en una arquitectura en donde la percepción y la forma definen la búsqueda.
Según Pablo Ferreiro, “en estos años hemos tomado distancia de nuestras primeras obras de partido, tal como se aprendió en la facultad. La experiencia constructiva es fascinante y nuestro estudio es un estudio que construye, que logró gestionar bastantes obras tanto pequeñas como medianas y que nos ha permitido descubrir el encanto que tiene la materialidad y el potencial proyectual que hay allí”.
“Por lo general, en la facultad el diseño era entendido como una herramienta para resolver las geniales ideas que definían los proyectos, más allá de su escala. En eso estamos, sumándole a esa formación tan artística (y egocéntrica) una nueva mirada artesanal, si se quiere, a partir de los recursos que haya en cada caso y descubriendo de qué manera se puede construir arquitectura desde allí. Todo esto en medio de la cotidiana realidad de la profesión, por eso es que queremos permanentemente tener una mirada superadora sobre lo coyuntural que nos permita transformar un estudio de arquitectura en un espacio desde donde reflexionar sobre nuestra época y nuestro lugar.”