LOS GANADORES DE ESTE AñO AL PREMIO DISEñO DE ENVASES
Unilever presentó los ganadores de este año de su premio al diseño de envases, ya una tradición y un nicho en el diseño industrial argentino. Curiosamente, este año los tres premios de la categoría profesionales fueron declarados desiertos, y hubo cuatro menciones.
Cinthia y Jorge Soler recibieron la suya por el envase, escobilla y dosificador para limpiar artefactos de baño con Cif, uno de los productos de Unilever. Mariano Herrero fue mencionado por su peculiar proyecto de un desodorante o perfumador que se sujeta, oculto, en el cuello de la camisa. El “Axe Neck” mantiene “perfumado al usuario en la zona más expuesta cuando se relaciona con otras personas”. Silvio Machio recibió su mención por una línea de expendedores infantiles de pañuelos, decorados con animalitos y pensados para ablandar la proverbial resistencia de los chicos a que les limpien la nariz. El cuarto profesional distinguido fue Víctor Vallejos Malluguiza, por su plantilla desodorante para calzados.
Los estudiantes cubrieron todos los premios y menciones que incluye el concurso. El primero fue para Daniel Breitembücher, por su Tapita Medusa para bebidas. La Medusa es una tapita que incluye la pajita (o sorbete, como es moda decir ahora). Al desenroscar la tapa se arrastran dos pajitas. Se gira la tapa, una pajita va adentro del envase y la otra apunta para afuera, para beber.
Eugenia Fabre, Diego Bradichansky y Ezequiel Domínguez Pace recibieron el segundo premio por su variación sobre el viejo molinillo de especies, pensado para las líneas de productos deshidratados o condimentos, dosificándolos. El tercer premio también buscaba solucionar un problema de dosificación. Lucas Vedronik pensó un dosificador de jugos en polvo que se enrosca directamente al pico de una botella standard y permite que el polvo caiga directamente en el agua. La idea es reemplazar los sobres en que vienen hoy los jugos, que obligan a usar una jarra o a hacer movimientos de precisión para embocar el pico de la botella.
Las menciones arrancan con Mariano Fermosel y su tarjeta-desodorante, un perfumador personal que literalmente entraría en una billetera. Sigue Pedro Rossi, que en la misma sintonía propone un microenvase que contiene champú, enjuague y jabón líquido y es de bolsillo, ideal para deportistas o para el gimnasio. María Zorrilla creó a su vez una línea de envases para mayonesa y mostaza que tienen forma de payasitos o personajes y que, terminado el contenido, se transforman en títeres de mano al cortarles los fondos y lavarlos. Alejandro Bollana fue mencionado por su peine “rellenado” de fijador (o gel) que es aplicado en la misma operación de peinarse. Martín Carella y Víctor Fernández recibieron su mención por un mezclador descartable de jugos. El envase principal contiene agua mineral, la tapa contiene el polvo a mezclar; apretando el centro de la tapa, se vence un laminado, el polvo cae en el agua y sólo hay que agitar y levantar la pajita para beberlo.
Otros nueve productos de la categoría profesionales y 18 de la estudiantes fueron seleccionados por el jurado compuesto por los nueve jurados de diseñadores, arquitectos, managers de Unilever y especialistas en tecnología de alimentos y envases.
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