Si Kirchner fuera presidente de Estados Unidos, les estaría gritando a los corralones. Es que gracias al huracán Katrina los materiales de la construcción están sufriendo una burbuja inflacionaria muy superior al 4,5 por ciento anual que sufren todos los precios. La clave es muy de mercado: reconstruir Nueva Orleans y las decenas de pueblos y ciudades menores de la costa del golfo arrasadas por la tormenta absorbe toda la capacidad instalada de la industria norteamericana de materiales, y buena parte de los importados.

El precio de los materiales corresponde, en EE.UU., a un tercio del presupuesto total de obra. Este ítem acaba de subir 7000 dólares en promedio para la casa promedio, un aumento del 15 por ciento. Los muebles de cocina subieron un diez por ciento, los aislantes un 14, la madera para revestimientos a la vista un 10, las ventanas un ocho, los paneles autoportantes un 20, los materiales eléctricos un 20.

Además de crear una demanda inesperada, Katrina disminuyó la oferta, al destruir varias plantas dedicadas a materiales de construcción y alteró la provisión de derivados de petróleo a los productores de plásticos.

Para dar una idea de la escala del tema, reconstruir sólo Nueva Orleans va a necesitar 3.860.000 toneladas de cemento sólo en los próximos cinco años.