Arte de niños
Son utilitarios del humor, juegos para chicos hechos con toda la intención de un artista. Una producción que con toda naturalidad pasa por los materiales básicos, el color y la textura, del juguete al objeto de arte.
› Por Luján Cambariere
Por Luján Cambariere
lExperimentos, viajes imaginarios, felpa, banquetes en miniatura, movimiento, ciudades de bloques, vehículos veloces, malabaristas, payasos. Repertorios de la infancia, que en estas versiones vienen en materiales nobles, texturas básicas que le escapan al dominio del plástico. Diseñadores, artistas plásticos y artesanos hacen piezas únicas, verdaderos objects d’art para chicos.
Juguetes con mensaje
En Recursos Infantiles un grupo de más de cuarenta pedagogos, maestros, diseñadores, artesanos, productores y artistas, se abocan a desarrollar instrumentos lúdicos. “Mediante la cultura recuperamos identidad, por eso nuestra inquietud pasa por generar instrumentos que aporten a la infancia. Juguetes que permitan desarrollar la imaginación, pero que además, rescaten las diversas expresiones artísticas y culturales, evitando la universalización y homogeneización de los rasgos y las formas”, explica Claudia Laham, licenciada en Ciencias de la Educación y directora del proyecto. “El juego es la actividad esencial de la infancia, continúa. Permite el desarrollo de la comunicación, vivir distintas experiencias y elaborar situaciones de alegría y tristeza. Por eso es tan importante en la vida”. Una amplísima línea de títeres y marionetas, juegos de construcción, muñecos de trapo, juegos de arrastre, los tradicionales caballos de palo, baleros, trompos, barriletes, móviles y caleidoscopios y una increíble línea de juguetes fileteados, técnica ciento por ciento nacional, patentizan la teoría.
En Cubo, el artista plástico Gonzalo Arbutti, en asociación con Fernando Luvini, Esteban Rial y Mariano Dores, da forma a originales pulpos, átomos, trompos y víboras cascabel con figuras geométricas de madera y látex en colores primarios. “El juguete es uno de los primeros contactos que se tiene con el mundo. Por eso es tan importante que sea un material noble, ecológico, que esté realmente pensado para los chicos”, sostiene Arbutti, quién sigue las teorías del pedagogo Federico Froebel pregonándolas de algún modo mediante y que resume en las impecables cajas que embalan sus juguetes. Mientras que desde Juana, Carola Faveiro, orquesta la pedagogía Waldorf. “Básicamente la idea es usar materiales nobles (maderas, lanas, algodones), que apoyen la dinámica de un juego basado en objetos sin muchos detalles o muñecos sin cara que realmente despierten la imaginación de los chicos”, cuenta. ¿Su especialidad? Móviles, muñecos de trapo, carritos con bloques, zancos, toboganes con bolitas y autos, trenes, grúas y animales de madera, algunos, hechos por ellos mismos.
Al rescate del pasado
Con el objetivo de recuperar los de la propia infancia, otros diseñadores, artesanos y artistas, se suman a esta movida. Con muchos años de experiencia (sus primeros juegos los armaba en 1954 con desechos de latas de aceite y las maderas de cajones de vino) el escultor Rubén Dileo retomó el oficio. “El reemplazo de la lata por el botellón de plástico y el de la caja por la bolsa de nylon fue el primer embate a mis creaciones, antes de que los japoneses me pasaran por encima”, cuenta reflexivo quién hoy, a pesar de la edad, vuelve al ruedo con piezas totalmente ecológicas –autos, camiones jaulas, colectivos y tanques de madera–. A las artistas plásticas Mercedes Ramognini y Mariela Perewozki, las motivó la búsqueda de piezas no tan estereotipadas. Así fabrican todo tipo de móviles, títeres de cono y dedo, marionetas y juegos de arrastre, entre otros, con materiales que reciclan –madera, cartón, tela, lana, papel, latas–. Mientras que Lola Cardoso y Vanesa Teisaire, en franca batalla contra el mundo plástico, fabrican pelotas y animales de trapo, casitas de títeres, ábacos de madera y juegos de encastre.
Detalles lúdicos
Son muchos los locales donde se pueden encontrar ciertos utilitarios con altas dosis de humor. Quitapesares, que toma el nombre de una fábula mexicana donde los niños usaban pequeños muñecos debajo de la almohada (los quitapesares) para ahuyentar sus males, es la meca para este tipo de objetos. Allí, es difícil resistírsele a los almohadones de polar con forma de flor o con manos que abrazan, las alfombras de baño con la cara de Smile o auto, las cortinas con corazones en rojo estridente, las sopapas de resina con forma de pez, estrella o boca, los basureros inflables o los de nubes. Animaladas, especialistas en muebles para chicos, también ofrece ciertos accesorios –juegos de encastres y lámparas de madera calada con formas de mariposas, rana o ballena y porta CDs víbora o gusano– que bien pueden compartirse.
Por último, Oda, presenta varios objetos de artistas que remiten a la infancia. ¿Algunas perlitas? Las marionetas de Juan Pablo Cambariere, los autos y barcos de Horacio Cadenas, las hormas de zapatos con detalles de piedras, telas y canutillos de Juan Vera, los aviones de Guillermo Ramírez y los móviles de Mara Steimberg.