Cuando allá por el 2000 Ana Rascovsky partió a Holanda a hacer una maestría, no imaginó que viajaba tan lejos para encontrar sus raíces. Poner en valor ciertas cuestiones que tienen que ver con nuestra idiosincrasia, estar al sur del mundo, ser latinos.

Arquitecta, egresada de la UBA, con una beca del Fondo Nacional de las Artes para hacer un posgrado en Historia de la Arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Versailles, en Francia, y una maestría en Urbanismo en el Instituto Berlage en Rotterdam, Holanda, era lo que se diría una chica privilegiada acá, porque allá al no tener pasaporte era una “sudaca”. Llegó junto a su ex novio, Max Zolkwer, otro arquitecto argentino con quien tenía el estudio Marz, desde el que hacían muebles y animaciones, y grande fue su sorpresa cuando descubrió la enorme cantidad de latinos de la escuela holandesa.

“Se equivocaron o algo mal hicieron, porque ese año el 30 por ciento del alumnado era latino. Fue así como nos empezamos a juntar por afinidad y enseguida nos dimos cuenta de lo interesante que era aprender del otro y lo poco que nos conocíamos. En un primer ejercicio informal comenzamos mostrándonos nuestras ciudades –Lima, Santiago, Bogotá, México DF, Buenos Aires– y enseguida empezaron a aflorar nuestras enormes similitudes, que no eran netamente negativas como nos habían enseñado o habíamos aprendido por tener la mirada en referentes externos como Europa o Estados Unidos, donde hay una sola forma de hacer las cosas, generalmente cara y ordenada”.

¿Supersudaca? “Es un chiste para aprovecharnos de lo sudaca. Nos reímos de nosotros mismos exagerando lo que somos: espontáneos, informales, recursivos. Porque nuestra idea es optimizarlo. Trocarlo en virtud. No añorar lo que no somos sino aprovechar lo que tenemos. El optimismo de pensar que estamos en proceso, no acabados, que somos innovadores en vez de informales. Pueden tildarnos de ingenuos, pero poniendo en valor nuestras cosas es la única forma de tener un futuro.” Y suma ejemplos: “En Holanda, por ejemplo, no existe la gauchada. Allá todo está pautado, es rígido, ordenado. Acá vivimos de las cadenas de favores. Por otra parte, en Latinoamérica tenemos más reservas de agua, población joven, más espacio. Somos millonarios por eso”. Así, es un network que trabaja acercando soluciones tangibles en forma de talleres de investigaciónacción, charlas, workshops.

Supersudaca hoy

Después de que algunas de sus iniciativas como Red Pampeana, Ex.céntrica o Al_Caribe, todas en base a revertir la centralización de las capitales latinoamericanas planteando alternativas a la macrociudad, salieran a la luz en distintos formatos, cuentan con el apoyo de la Prins Claus Funds, ONG holandesa que subsidia países periféricos para realizar acciones en la periferia, lo que les permite continuar con sus propuestas.

“Nuestros sistemas son considerados ‘informales’, pero ¿cuán realmente informales son? ¿Es que no tienen forma? ¿O esa forma no fue estudiada?”, reflexionan desde una especie de Manifiesto. “Los países latinoamericanos difícilmente han funcionado sobre la base de las planificaciones propuestas, las cuales han solido fallar, no ajustándose a las realidades.Es urgente entender entonces nuestras características propias, y a partir de ahí, encontrar sistemas no sólo más apropiados y justos, sino también más interesantes. Como urbanistas y como individuos, sentimos entonces la necesidad de comenzar a pensar sobre cómo replantear nuevas relaciones horizontales entre los distintas regiones latinoamericanas.”

Su fetiche, el cartón

Por su parte, Rascovsky lleva adelante su actividad profesional en diversas áreas. Actualmente trabaja en Planeamiento Urbano de la Municipalidad de Buenos Aires y de forma independiente desarrollando su propio mobiliario en cartón, que presenta por primera vez en DesignConnection by Cienporcientodiseño. “El reciclaje surgió estando en la facultad y haciendo maquetas con lo que tenía a mano. Sacando literalmente el cartón de la calle. Primero, junto a Max, hice la silla 001. Después desarrollé una lámpara. Y finalmente, con un cartón triple espectacular que encontré tirado, un sillón que no necesita pegamento, no tiene material de más y se arma por encastres.”

¿El cartón como material? “Es maravilloso. Siempre me interesó explorarlo y usarlo de forma inteligente. Ver sus propiedades. Lo que más me gusta de él es su accesibilidad. Que está ahí. Es papel. Noble. Natural. Lo trabajás en tu casa con la trincheta, escala uno en uno. En líneas generales, me interesan los pensamientos construidos. No la belleza del detalle ni la estética de la forma sino un concepto.”

¿Faltaba contenido en Holanda? “Totalmente. Esa fue la razón de volver. Si no, hay cierta hipocresía de ser el distinto y estar allá. Yo quería volver para ser parte de esto que es mi país. Me interesa generar cosas acá. Y, sinceramente, nunca pensé que esto me podía pasar. Me faltaba pertenencia, ser local para poder crear.