EL EXPEDIENTE CHARLY GARCIA, MAS TODO LO VISTO Y OIDO EN COSQUIN
El caos de una madrugada de domingo inolvidable. La mirada inquisidora de los medios. Las excusas de los organizadores. Las quejas de los músicos. La ciudad convertida en gigantesco baño. Hubo mucho más, también: recuerdos y postales de un festival del que se habla, bien o mal, pero se habla. Casi como de Charly.
TEXTOS: SANTIAGO RIAL UNGARO,
MIGUEL MORA, ESTEBAN PINTOS
FOTOS: DANIEL JAYO
Enviados especiales a Cosquín, Córdoba.
”¿Quiénes
son?”, preguntó un flaco sorprendido por el sonido, clásico
y moderno, que provenía del escenario. En el escenario, Luis Alberto
Spinetta y su banda, con Javier Malosetti en el bajo y Nico Cota en percusión,
apacentaban las ovejas rockeras que, horas antes del mismo día, se habían
convertido en potenciales lobos, aullando su insatisfacción por la negligencia
de la organización de un evento cuya prioridad no era la música.
¿Cómo puede ser que Charly García sea invitado a participar
de un festival y que cuando vaya a tocar y no le funcione el teclado, que vaya
a cantar y no le funcione el micrófono, que cambie de micrófono
y que no le funcione el otro micrófono? Parecía un chiste de pésimo
gusto. Los dispositivos de seguridad que rodeaban el recinto fueron eficaces
a la hora de sacar a la gente sus cinturones y de interrogar inquisidoramente
a la gente del público: “¿Qué tomaste? Dale, sacá
la droga, ¿qué tenés acá?”, mientras tocaban
(quizás con algún secreto y perverso placer homosexual) las partes
íntimas del público en busca de sustancias que infringieran la
Ley 23.737. Más de uno tuvo que resignarse a descartar sus inversiones
para poder entrar al festival; o, más importante aún, evitar caer
en algún calabozo que, si nos guiamos por el olor a pis que había
en las calles, no prometía nada agradable.
Quizás sólo se trate de energía mal canalizada, pero lo
cierto es que el sonido de Charly, cuando el músico arrancó el
recital con una vibrante versión de Desangra y sangra –que demostraba
a las claras sus deseos de tocar–, no pareció tener ninguna importancia.
Un par de horas después, la noticia de la mañana dominguera fue
que, otra vez (¡pero cómo puede ser!), “Charly García
hizo lío y no tocó”, Charly, igual, puso la cara en el peor
momento y ofreció un recital intenso y breve, contra viento y marea.
La cara de la organización la puso la policía, que terminó
copando el escenario. No es fácil organizar un megaevento de estas características,
y también es cierto que todos los distintos aspectos del festival son
los que le dan su atractivo: los músicos, los sonidistas, los plomos,
el público, las groupies, los patovicas, los periodistas, las turistas
danesas, los dealers, la policía y los vendedores de coca-cola y superpanchos.
Pero también se trataba de un festival de MUSICA, y eso es lo que parecen
haber olvidado. Sobró energía para difamar a Charly García
(cuya actitud fue lógica y respetable): mientras el rock corporativo
mira las nuevas olas de la mercadotecnia, Charly ya es parte del mar.
Mi Cosquín
LEO DE CECCO
“La impresión que me llevo de este Cosquín es buena, con
mucha camaradería y que realmente se disfruta. Me gustaron mucho Callejeros,
La 25, Carajo –que demostraron el ascenso que tienen– y me pareció
un logro que estén Massacre, Arbol. Esas son las diferencias que noto
con años anteriores. Además me gustó mucho Intoxicados,
fue lo que más me sorprendió. En cuanto a la posibilidad de cambiarlo
de lugar, yo creo que ya está instalado el evento Cosquín Rock:
el escenario está buenísimo, aunque la única contra es
a veces la distancia que se tiene con el público. A nosotros nos gusta
sentir el calor de la gente y este año por el lugar donde se armó
nuestro set era imposible. En cuanto a nuestro show, nosotros venimos de gira
hace 20 días, y fue como un adelanto de la presentación de Antihumano.
Por eso tocamos cuatro temas y nos sorprendió cómo fueron recibidos
por la gente, que los conocía bastante bien. Ah, y me parece buenísimo
que sean bandas sudamericanas, latinas.”
JUANCHI BALEIRON
“Para ser nuestro debut, fue perfecto, buenísimo. Elegimos el horario,
porque con José Palazzo tenemos muy buena onda y ya sabemos que en los
festivales siempre se atrasa todo y además de eso la gente está
cansada. Cerrar es bueno para el cartel, pero no bueno para la gente, que está
muerta. El show estuvo muy bien, salimos arando con una lista de temas bárbara.
En cuanto al lugar lo veo como un evento setentista, con cierto aire romántico
que está bueno. Desde un punto de vista de espectador es muy particular
todo, desde la mañana hasta la madrugada, ver la evolución de
todo esto. La noche anterior, el bardo, la gente tirada por todos lados, el
olor a meo... Nosotros llegamos a la plaza a las 8.30 para probar sonido, y
de golpe en el trayecto ver un lugar que dice Desayuno rockero, $ 2,50... Esas
cosas son muy graciosas. Para la próxima habría que organizar
un poco más el tema de los horarios, y el olor que hay en la calle que
es tremendo. Por ahí, a los 15 años me chupaba un huevo pero hoy
no. Habría que conseguir un sponsor que ponga Lisoform o algo así.”
GERMAN DAFFUNCHIO
“Todavía estoy un poco caliente como para poder hablar en frío.
Me parece que hay un responsable de que los servicios que se brindaron no estaban
a la altura de la cantidad de gente que había y de los músicos
del cartel. Hubo una falla grande. Eso generó muchísimo atraso.
Al cerrarse la importación y subir el dólar, todos los grandes
equipos que se habían traído no tuvieron el mantenimiento que
tendrían que tener. Entonces todas las reposiciones que necesitan los
equipos de sonido no se hacen, y son todos equipos que están fisurados.
Para el año que viene habría que tener en cuenta eso para no cometer
los mismos errores. En cuanto a la cantidad de bandas yo creo que mejor ajustado
puede rendir igual... Es una eterna discusión si conviene o no que haya
tantas bandas. Mi opinión es que acá viene gente de todo el país
a escuchar lo más que puede. Con mejor organización y mejores
tiempos se podría cumplir con todo eso. ¡Y para el año que
viene quiero la revancha ya!.”
Se me
para
El numerito extranjero de mayor importancia, paseó su oficio por el festival.
Asomaron sus narices en la primera jornada de jueves. Dieron una conferencia
de prensa, pasearon por el backstage y hasta se hicieron un ratito para ver
parte del show de Catupecu Machu. Sin histerias, el viernes llegaron sin demasiada
anticipación para salir a tocar apenaspasada la medianoche y dar un show
contundente, aunque no se salvaron de los problemas de sonido. Pero los capearon
con cintura, y hasta tuvieron el traspié de que Tito rompiera una cuerda
de su guitarra en el medio de un tema. Tampoco faltó el ritual en Rastaman-dita
cuando llenaron el escenario de chicas –promotoras de Fernet Cinzano incluidas–,
para bailotear bajo el estribillo que termina con la frase “cada vez que
te miro se me para, el corazón se me para”.
Libro
de quejas
Algunas en voz alta y desde el escenario, otras solapadas, pero casi todos tuvieron
algo para dejar sentado en el finalmente extenso libro de quejas del Cosquín
Rock 2004. El primero fue Ciro Pertusi, que con una sonrisa amenazó no
volver el año que viene a menos que se disminuya la distancia entre la
banda y el público. Un rato más tarde, y cerrando esa primera
noche, Gustavo Cordera aprovechó una pausa entre tema y tema para arrojar
“sería bueno que los organizadores, la próxima dejaran de
ganar un poco menos de plata para que ustedes puedan disfrutar esto un poco
más y nosotros también”. Situaciones similares se vivieron
con Almafuerte, Babasónicos (primer tema, arrancó toda la banda
y ¡la voz de Dárgelos no se escuchó!), Las Pelotas, Pappo,
Fito Páez y León Gieco. Por supuesto, Charly García cierra
la lista de damnificados.
Las disculpas
Mientras León Gieco promediaba su show, el triunvirato organizativo de
Cosquín Rock (José Palazzo, Constantino Carrara y Héctor
Emaides alias El Perro) respondió en conferencia de prensa sobre el caótico
final del día anterior, y otros asuntos que tenían forma de enormes
interrogantes. Medianamente se responsabilizaron por algunas cosas (el desbarajuste
horario, en parte por el sonido, la adulación desmedida hacia García),
pero otros asuntos quedaron como gran interrogante. Un ejemplo: cuando respondieron
por qué no había la cantidad de baños necesarios para la
gente. “La verdad es que la venta venía muy mal, pensábamos
que íbamos para atrás y en la última semana explotó”,
respondieron. Además reconocieron estar madurando la idea de mover el
festival de lugar (pero no de ciudad) y que la extensión de las grillas
no fue una buena decisión.
¿Qué
vas a tomar?
El huracán Ruiz Díaz dejó su marca en Cosquín. Catupecu
Machu, la banda que tiene asistencia perfecta en el festival, dio su mejor show
y así lo se lo hizo saber Fernando a quien hablara con él. “No
estaba en la lista de temas pero había una energía tremenda y
por eso me puse a cantar Cuadros dentro de cuadros con la gente.” Su desbordante
alegría y actividad (como siempre), lo hicieron rebotar por todo el backstage:
hasta se pasó del otro lado de la barra del bar ubicado debajo del escenario
y... Comenzó a servir vasos de Fernet, como si fuera una promotora más.
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