Jue 15.04.2004
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FESTIVAL DE CINE INDEPENDIENTE: PERFILES

Argentinos al palo

Son cinco jóvenes cineastas argentinos que integran la enorme oferta local para esta edición del festival. Frente al gran debut, cuentan sus historias no tan mínimas.

› Por Mariano Blejman

Ariel Winograd.
Fanáticos en acción

Al director Ariel Winograd le obsesiona el mundo freak, raro. Tanto que sus cortos tuvieron como actor protagónico a un enano y ahora va por los fanáticos de toda clase. “Los enanos ya fueron”, cuenta el director de Fanáticos. Dice que le gusta el cine “desde re pendejo”, pero no tuvo la típica historia de “mi papá me llevaba a ver Casablanca”. Estudió en la FUC y sus primeros cuatro cortos –Lana, Dracul, Volare y Compañeros– muestran a un enano enfervorizado tomando distintas actitudes. Aunque vive como productor creativo e hizo un clip de Polaris y otro de la Fundación Huésped, sus comienzos “creativos” irrumpieron con Televisión abierta en Much Music y desde entonces comenzó “a flashear” con los personajes que conocía. Fanáticos muestra seguidores de Sandro, Michael Jackson, Torinos y del chocolatín de Muñequitos Jack. “Y sí, soy un freak, pero lo que me interesa es el comportamiento del fan frente al ídolo”, corrige. Su próxima ficción, cuenta, mostrará a cinco adolescentes que buscan debutar en un country judío.

Juan Solanas.
Hombre sin país

Siempre fue un pichón de cineasta: Juan Solanas se exilió en Francia junto a su famoso padre Fernando “Pino” Solanas en 1976. Desde entonces vive en París. A los 20 años comenzó a trabajar como director de fotografía. Tardó cuatro años en filmar su primer corto, El hombre sin cabeza, exhibido en la apertura de este festival. Con una estética muy bien cuidada, cuenta la historia de un hombre sin cabeza que sale a comprarse una para encontrarse con una mujer. No es del todo justo enmarcar el corto de Solanas dentro del cine argentino. Pero sería injusto dejarlo afuera: “Me siento ciento por ciento argentino. Estoy en París desde los 10 años, pero nunca me sentí francés”, dice a punto de tomar el avión rumbo a Buenos Aires. Solanas extraña la Argentina y opina que es un buen momento para volver. “La Argentina menemista no me copaba”, dice. Este corto le sirvió para conseguir fondos para Noreste, su primer largo que realizará en el litoral argentino.

Juan Schnitman.
Educación física

El precoz realizador de 24 años de edad está doblemente presente en el festival: exhibirá su corto Yakuza y es uno de los cuatro directores de El amor (primera parte). Comenzó a hacer cine después de presenciar un curso que le dio un profesor de educación física en la secundaria. El colegio se llamaba New Model School. “Hice un mix de influencias y fui a estudiar periodismo deportivo –por eso del profesor de educación física–, pero me aburría”, cuenta al No. En la FUC fue alumno de Mariano Llinás (Balnearios) quien lo incentivó a hacer El amor... junto a Alejandro Fadel, Martín Mauregui y Santiago Mitre. El corto ganó en el ciclo Aguante Buenos Aires. El premio era participar en el Bafici. Ahora, Schnitman da clases en ese secundario donde el profesor lo inspiró. Vive de la publicidad y tiene pocos recuerdos de gustar del cine antes de ponerse a estudiar. El amor... cuenta la historia de una pareja de 25 años. Se supone que dentro de 10 años los directores realizarán la segunda parte con una nueva etapa. “En diez años estarán de vacaciones y con hijos”, dice.

Adrián Jaime.
Un perro cordobés

Atiende el teléfono en un viaje que lo trae de vuelta de un fin de semana de pesca en Córdoba. Para realizar Perros –que se verá dentro de la sección “Huellas de lo real”– tuvo que soportar que la “mano de obra desocupada” le baleara su casa en Córdoba un par de veces, que le entraran a robar, que lo amenazaran. Estudió cine en la Universidad de Córdoba, trabajó en programas documentales. Es fotógrafo, periodista y realizó su primer documental sobre Agustín Tosco, que “anduvo muy bien en festivales, como pide Coscia”, dice Jaime. Se mudó a Buenos Aires en diciembre. “Mi abuelo fue en cana confundido con un militante del ERP, tengo un tío muerto en la Resistencia peronista en asalto a una comisaría, y otroasesinado en el ‘74 también peronista. Siempre me alucinaron las experiencias de la gente común”, dice al No. Lo que le sigue interesando a Jaime es “¿por qué una persona entra a militar pretendiendo cambiar las cosas?”. Durante el menemismo, Jaime dice haber salido a quemar la Casa Radical (recuérdese la performance de Eduardo Angeloz) y a tirarle piedras a Menem por donde se le cruzara. “Durante el menemato también hubo resistencia”, afirma.

Diego Fried.
Sangre imposible

“¡Salí boluuu... no jodás!”, responde el realizador, incrédulo ante el llamado para una entrevista. Luego le cae la ficha y pide disculpas. Fried empezó a pensar en el cine cuando vio E.T. de Steven Spielberg. “Me di cuenta de que detrás de la cámara había un director”, dice. Por esa época empezaron a aparecer las videocaseteras y él sólo alquilaba películas de Spielberg. “Durante la primaria no existían escuelas de cine. Pensaba que tenía que ir a la Escuela de Santa Fe, donde estaba Fernando Birri”, recuerda. Hizo tres cortos fílmicos, todos con el trasfondo del tema de la imposibilidad. Imposible, es, Epílogo y Flirt, que recibió el premio del jurado en el Festival de Arizona y estuvo en Rotterdam y La Habana. Sangrita iba a llamarse La bufanda es la primera venda y se presentó el “Working Progress” del 2002 de Bafici. Allí se cuenta la imposibilidad de cinco personajes para concretar una orgía.

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