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Jueves, 20 de mayo de 2004

NUEVOS DISCOS DE SONIC YOUTH Y WILCO, CON RIESGOS

Nadie sale vivo de aquí

Las dos bandas editarán sus nuevos discos en junio, aunque recién aparecerán en la Argentina unos meses después. Unos, los de Thurston Moore, profundizan en su búsqueda sonora y discurso político directo. Otros, los de Jeff weedy, enfrentan el desafío de superar su obra maestra anterior.

 Por Roque Casciero

¿Será la palabra Youth (juventud) lo que mantiene siempre fresca la inquietud en Sonic Youth? Varios de ellos ya pasaron los 40, llevan casi un cuarto de siglo de carrera y están a punto de publicar su décimo noveno álbum, pero todavía se las arreglan para despertar curiosidad. El nuevo trabajo del grupo, que será publicado el 8 de junio (acá será un poco más tarde), se llama Sonic Nurse (Enfermera sónica), fue producido por la leyenda punk Richard Hell y los muestra avanzando en el camino que habían emprendido en Murray Street (2002). “Los dos discos tienen cosas en común, aunque Sonic Nurse es más denso y más intrincado”, asegura el baterista Steve Shelley. “Aprendimos a apreciar la música de Free, Fleetwood Mac y Wings durante la grabación.” Ojo, que no haya confusiones, la banda sigue siendo Sonic Youth y eso sólo garantiza una porción mayor de noise (ruido) que en cualquier artista que publique sus discos por un sello grande. Por eso es atinada la comparación que establece el guitarrista y cantante Thurston Moore, quien dice que el disco suena como si Fleetwood Mac y Black Flag tocaran juntos: por un rato, el oyente se deja envolver por las melodías bien definidas, pero cuando ya está cómodo, “los parlantes empiezan a freírse”.
Durante la invasión norteamericana a Irak, Moore armó un sello online (www.protest-records.com) para difundir canciones que se oponían al plan de Bush, aunque ahora amplió las miras hacia el racismo, el sexismo y la guerra en general. De modo apropiado, Sonic Nurse culmina con una canción llamada Peace Attack (El ataque de la paz). Casi por decisión estética, la letra dista años luz del panfleto (recordar Youth Against Fascism, de Dirty), aunque el guitarrista no se calla: “Bush ataca a la gente con la excusa de eso que él llama paz”. Y la gacetilla de prensa escrita por los propios músicos invita a escuchar la canción como “el casamiento gay de los cerdos de la guerra y fanáticos religiosos Cheney, Rumsfeld, Bush y Ashcroft”. La Juventud Sónica retoma también su costumbre de ofrecer en forma de canciones su visión de la cultura pop: Pattern Recognition promete a Kim Gordon metiendo la mano de Justin Timberlake en una picadora de carne (¿serán los gritos del ex de Britney los chirridos guitarreros del final?); la bajista también se hace cargo de las voces en una canción llamada Mariah Carey and the Arthur Conan Doyle Handcream.
Además de Sonic Nurse y su correspondiente gira, el quinteto publicará este año su primer DVD, Corporate Ghost (un compendio de videoclips con extras), y planea la reedición deluxe (ampliada a dos CD con muchos bonus) de Goo, editado en 1990. Y no sería raro que también aparezca algún disco de carácter más experimental a través del sello de la banda, SYR. Entonces, ¿no será la inquietud de los Sonic Youth lo que los lleva a mantener la palabra juventud en su nombre?



En el 2002, Wilco llegó a un pico de creatividad difícil de superar: Yankee Hotel Foxtrot, el disco que su compañía discográfica rechazó, estuvo merecidamente entre los primeros lugares de todas las encuestas de lo mejor del año. El impacto de ese grupo de canciones era similar al que unos años antes había producido el Ok Computer de Radiohead: YHF era (es) un disco aventurado, que abandonaba definitivamente los límites del alt-country que Jeff Tweedy, líder y compositor de Wilco, había creado. La pregunta era cómo seguir después de semejante obra maestra. Las opciones, claramente, eran: a) repetir la fórmula del éxito, tal vez profundizando en el carácter experimental; b) salir con algo completamente distinto. Tweedy, entre su adicción y su rehabilitación, eligió la segunda. A Ghost is Born (Nace un fantasma) confirma la decisión, aunque el resultado pueda ser materia de debate.
La salida del álbum debió postergarse hasta el 22 de junio porque Tweedy entró a rehabilitación: se había convertido en adicto a los calmantes que tomaba para sus fuertes migrañas. Pero antes tuvo tiempo para explicar algunas de las motivaciones de A Ghost is Born: “Le dimos valor a la idea de presentar nuestra música de la forma más humana posible en un mundo artificial y creo que logramos hacerlo”. Con ese propósito en mente, el grupo y el productor Jim O’Rourke (miembro de Sonic Youth) se encerraron en Sear Sound, el estudio independiente más viejo de Nueva York, reconocido por sus equipos valvulares y su colección de micrófonos vintage. En ese ambiente, Tweedy encontró el cauce para sus canciones: “A veces pareciera que el mundo se está convirtiendo en un lugar abismal. Todo parece ser indefinido y atemorizador. Estuve obsesionado con la cuestión de ‘¿cómo hacés para definirte hoy en día?’. En este disco todo está en el proceso de conversión, pero al final regresás a definirte a través de aquello que amás y, más importante, de aquellos a quienes amás”, aseguró.
El método compositivo de Tweedy para el álbum partió de la improvisación: se encerraban en la sala a zapar y él tiraba frases que tenía anotadas en un cuaderno, mientras los demás trataban de seguirlo. Después escuchaban las cintas y elegían las mejores partes para profundizar el trabajo. Tal vez sea por eso que las canciones parecen necesitar de una horneada más, como si hubieran quedado sin terminar del todo. A Ghost is Born no está a la altura de su predecesor. Aunque, claro, hoy en día no hay muchos discos que estén al nivel de Yankee Hotel Foxtrot.

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