BRASIL-ARGENTINA, SUPERCLASICO DE MARKETING
A sus marcas
El partido del año en Sudamérica pone en juego mucho más que tres puntos, el orgullo y las cargadas para el verano. Las multinacionales que visten a las dos selecciones también juegan un duelo aparte: aquí, las pistas.
POR JAVIER AGUIRRE
En el partido más importante de las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2006 –Brasil-Argentina, el miércoles 1º de junio en Belo Horizonte– subyace la pulseada comercial más fuerte que hay en torno a la indumentaria para fútbol en el mundo: Nike versus Adidas. La Selección de Brasil usa Nike, y sus principales estrellas (Ronaldo, Ronaldinho, Roberto Carlos) prueban su histrionismo en impactantes avisos junto a otras estrellas como el italiano Totti, el holandés Van Nistelrooy y el portugués Figo. En la otra esquina, la Selección Argentina es vidriera de Adidas, y muchos de sus jugadores –Aimar, Crespo, Saviola, D’Alessandro– son modelos de la marca, que también cuenta con astros como el francés Zidane, el italiano Del Piero y el inglés “mitad hombre, mitad sponsor” David Beckham.
Las camisetas, en sí, son excusa para la ostentación de diseño, tecnología y marketing. Los nuevos uniformes de las selecciones de Brasil y Argentina, además de los típicos cambios que cada año tienen las camisetas de los clubes (un colorcito nuevo, una rayita, un bordadito, un escote redondo, en V, o en B); suponen “grandes innovaciones” desde lo funcional, con materiales menos pesados, diseños más cómodos, más frescos, con menor roce, etcétera. Así, Adidas pone en uso su “Sistema Dinámico de Capas”, que se resume en una camiseta con distintos tipos de tela, y una subcamiseta abajo, como aislante. Y Nike va con su modelo “Total 90”, sin costuras, que apela a evaporar más el sudor, y que se ufana de pesar sólo 155 gramos, 33 menos que su antepasado del Mundial de Corea y Japón.
Justamente en el 2002 llegó a su plenitud el duelo entre ambas multinacionales, que se repartieron a la mayoría de las selecciones: Adidas vistió a once (entre ellas Argentina, Alemania, Francia, España, Japón y China); Nike a ocho (Brasil, Estados Unidos, Rusia y Portugal; las principales), y unas pocas de las importantes quedaron para otras marcas (Italia para Kappa, Inglaterra para Umbro, México para Aba Sport). La lucha sostiene pequeñas batallas a otras escalas; sin ir más lejos, en el campeonato local, Boca y su ídolo Tevez tienen su jugoso contrato con Nike, y River y su ídolo Cavenaghi tienen el suyo con Adidas. Aunque a nivel internacional el caso de Tevez es especial: es un hombre Nike, que juega para una Selección Adidas; del mismo modo que en Brasil se da con el hábil Kaká, hombre Adidas, que juega en Selección Nike. ¿Los acusarán de “vendepatrias” o de “peseteros” algún creativo publicitario?
Pero en algún momento todo llega al shopping. La nueva camiseta oficial argentina, con su enagua interior y un estuche, cuesta 180 pesos; y su formato económico, sin subcamiseta interna ni ningún accesorio, 90 pesos. Y la nueva oficial de Brasil también tiene sus dos versiones: la completa cuesta 150 pesos y la simple, 90. Aunque el mercado bucanero siempre ofrece réplicas no oficiales, que cuestan entre 30 y 60 pesos, dependiendo del nivel de obsesión del falsificador. Por otro lado, la pasión por las camisetas de fútbol no es virgen de revival, y los modelos retro también tientan. Y así como en el partido amistoso que por los cien años de FIFA jugaron Francia y Brasil (otra vez Adidas vs. Nike), los dos equipos lucieron modelos antiguos, con cordoncitos en el cuello, pantalones bermuda y todo; el retro llega al presente: Adidas sacó a la venta una versión de la camiseta argentina actual, con el número 10 y el nombre “Maradona”, como si el Diego estuviera convocado por Bielsa para el partido con Brasil. Aunque, si es por retro, los sitios de venta por Internet tienen el ancho de espadas: la camiseta Le Coq Sportif con la que Argentina fue campeón del mundo en 1986, y hasta el modelo azul del día del gol a los ingleses... ¡Déme dos!