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Jueves, 10 de junio de 2004

LES CLONES, LA NOVEDAD FRANCESA

Uno contra uno

Los hermanos Piau son la nueva gran cosa de la escena electrónica francesa, con un elogiado disco debut e incendiarias performances. Uno de ellos cuenta en detalle la historia de estos gemelos fantásticos.

POR MARIANO BLEJMAN

Son dos hermanos gemelos con atípico acento francés (dos verdaderos clones, a la lupa de la genética moderna). Pero el cóctel recién empieza: dos gemelos que –después de haberse probado como artistas callejeros en Francia– aprovecharon su parecido (a ellos mismos) para subirse a un escenario y pasar música hard-house-techno-jungle-rock, en francés, en una puesta en escena tremendamente violenta. Al fin y al cabo también son hermanos para pelearse. Se llaman Julien y Nicolás Piau y su grupo es –no podía llamarse de otro modo– Les Clones. Este sábado presentarán en Niceto Club su disco Safety Copy, que no es más que una excusa para poder tocar sobre tablas rodeados siempre por mucha agua mineral. Contactado en París, Nicolás Piau, uno de los integrantes de este dúo mimado por la prensa francesa (fueron tapa de Les Inrockuptibles versión gala), conversó con el No sobre sus comienzos, su viraje al mundo del dance, sus padres hippies, su eterno peregrinar por la Provence francesa, hasta desembocar en la gran capital de las luces.
En Francia dicen de ellos: “Imagínese el encuentro de Leftfield y N.E.R.D., de Cassius y Happy Mondays, una producción donde dos hombres idénticos, con sentidos artísticos desarrollados, con un single en rotación por las mejores radios y un álbum del cual todos hablan bien antes de su edición”. Les Clones desembarcaron en 1996 sobre la escena electrónica, con su mezcla de sonidos fuertes para digerir por el sectario público francés, que finalmente se dejó llevar por su dinamismo y su poderío escénico. Los clubes de todo el mundo se dejaron seducir por el fenómeno: el Twylo en New York, el Queen parisino, Boréalis de Montpellier, la Salsa del Sol de Gérone. Todo eso –en realidad apenas algo– iba a terminar encerrado en Safety Copy, un supermercado de sonidos: house, reggae, tech-house, break-beat, trip-hop, pop, jazz, beat-box, con la colaboración del trompetista Erik Truffaz, el cantante Kamelean y Sébastien Kohler de Shakedown para la producción. El primer corte del disco fue Shut up & Dance (Cállate y baila), toda una declaración.
“Mis padres eran hippies, vivíamos en el campo, hacíamos queso, teníamos cabras. Los amigos de mis padres se dedicaban al circo, a la música”, cuenta Piau, quien admite que su rocanrol es ancestral. “Somos hijos de los ‘70: de Jethro Tull, Supertramp o Hendrix, pero también de Michael Jackson u otras bandas.” En 1992 –mientras el mundo rendía pleitesía al sonido Mano Negra– los clones desembarcaban en el techno francés. “Mano Negra tuvo un gran período en Francia, pero nosotros estábamos en un costado más barroco, alternativo para ese momento. De todos modos, somos multiculturales”, dice uno de los clones, en oposición al fascismo que sufre el mundo techno. Para los Piau, las soirées sauvages (noches salvajes) de la vieja Europa sirvieron para abrirse la cabeza en varios sentidos.
Hubo una época en que los hermanos Piau jugaban a ser artistas callejeros. “Cuando teníamos 11 años, montamos un espectáculo en una ciudad medieval del interior de Francia. A los 13 años andábamos en zancos”, cuenta Nicolás. A los 17 años organizaron eléctricas persecuciones (uno perseguía al otro) a través de ciudades francesas. Para vivir, trabajaban como pulidores de pisos, vendedores, albañiles. Nunca mejor pensado para la ocasión, el verbo jouer (jugar) en francés significa también “tocar”. Porque eso hacen los gemelos, amantes de sus propios cuerpos (aparecen de espaldas, desnudos en el interior de la edición argentina) casi por una cuestión de marketing. “Podemos decir que jugamos con nuestras imágenes duplicadas. Pero es más impresionante para aquellos que nos conocen que para nosotros: nosotros nacimos así, no nos sorprendemos de nosotros mismos. Aunque la gente nos recuerda por ser gemelos”, dice Piau. Acostumbrados a la campiña francesa, recién hace un año se mudaron a París, “donde todo transcurre demasiado rápido. Mientras que nada va tan rápido en el campo. Tengo una imagen del metro francés: mucha gente que trae muchas ideas. Esa impresión me da París. Aquí no hay barrios multiculturales tan definidos como en Nueva York. Pero uno siempre está descubriendo gente distinta”, cuenta Piau.
El sábado, en Niceto, los dos se subirán al escenario para destilar adrenalina: “El disco sirve para conocer la música que hacemos, pero es apenas una parte de nuestra puesta en escena. Lo que hacemos es una especie de combate entre dos hermanos al ritmo del techno”, asegura Piau. ¿Entonces por qué hicieron el disco? “Nos lo propuso Sony, servía para que nos conocieran en otros lugares. Pero lo que hacemos no tiene nada que ver con el disco. En escena, a veces, remixamos nuestro propia música”. El nombre de Safety Copy surgió de la copia de seguridad que habían hecho del disco: “Alguien escribió Safety Copy, y así quedó”. Ultima curiosidad: Les Clones no usa vinilos sino computadoras, desde las cuales se dedican a jugar (jouer) con los sonidos que parecen provenir de sus propios vientres paralelos. “Hay veces que ni nosotros sabemos cuál de nosotros es cuál: vemos una foto y no sabemos distinguirnos”, se ríe Piau. Habrá que ver.

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