OROZCO-BARRIENTOS Y LA IRRUPCION DE UNA NUEVA OLA FOLKLORICA
El dúo mendocino acaba de editar un notable disco debut, Celador de sueños, producido por Gustavo Santaolalla. Es la punta de un iceberg que asoma con solistas, dúos y bandas: los que descartaron la demagogia festivalera del “¡arriba las palmas!” y están buscando un nuevo sonido folklórico argentino para el siglo XXI.
Argentinos, a su música, parece ser el mandato de los tiempos. No sólo el rock establecido del tipo Bersuit acata este precepto. De un tiempo a esta parte, el folklore abandonó el ¡arriba las palmas! festivalero como único circuito de difusión y el marketing de Soledad o Luciano Pereyra como únicos cultores jóvenes del género. Cada vez más zambas y chacareras aparecen en ámbitos urbanos, pasan de las peñas a los códigos de las tribus rockeras, reviven en nuevos compositores. Algunos se asumen folkloristas, otros no. Todos coinciden en que lo que hacen es tomar sus raíces y expresarlas tal como las sienten hoy. Una recorrida por algunos grupos que están haciendo nueva música argentina arroja agradables sorpresas. Entre lo más sorprendente del año está el disco que acaban de editar los mendocinos (recuerden el nombre de este dúo) Tilín Orozco y Fernando Barrientos, Celador de sueños. Lo que traen es, definitivamente, algo nuevo, de eso que se escucha y se reconoce su calidad al instante. Luna Monti y Juan Quintero son otro dúo con sello y composiciones propias. Y están los que se adentran en los terrenos del folk-rock, cada vez más frecuentados (¿otra sub-batea para disquerías?): Semilla, Arbol, Arbolito, Eppurse Muove, Banda Criolla, Planeta Fakón... y siguen las bandas. He aquí algo del folklore joven que da gusto escuchar.
Orozco-Barrientos
Tilín
Orozco y Fernando Barrientos son dos mendocinos con un largo trabajo musical
que corrió por distintas acequias. Mucho tiempo atrás, Barrientos
tocaba en su ciudad como telonero de un show de Juan Carlos Baglietto. Resultó
que el productor de Baglietto desarrollaba el proyecto cinematográfico
Tango feroz, y Barrientos terminó siendo responsable del hit El amor
es más fuerte, firmado por su banda de entonces, Caín Caín.
Con un pasado ligado al pop y al rock, empezó a componer primero solo
y después con Orozco. Tilín es un exquisito guitarrista que debe
su apodo a un pedido que recibía de chico: “Nene, dejate de joder
con el tilín tilín de la guitarrita”.
Mercedes Sosa y León Gieco fueron dos de los principales impulsores del
grupo. “Estuvieron cerca, desde invitarnos a sus shows hasta cantar nuestros
temas, siempre tirándonos una mano y creyendo en lo que hacíamos”,
agradece Barrientos. Después de ganar el año pasado la Gaviota
de Plata en Viña del Mar, Gieco los animó a grabar un disco y
les abrió las puertas de su estudio. No sólo eso: los contactó
con Gustavo Santaolalla, productor del sorprendente Celador de sueños.
En la música del dúo hay aires folklóricos con mucho aroma
de rock nacional, pero sin deformaciones ni fusiones extrañas. Las cuecas
suenan cuecas, las vidalas, vidalas, las tonadas, tonadas y mendocinas. Y, sin
embargo, pareciera que están sonando por primera vez. El encanto se completa
con la bella poesía presente en las letras, la delicadeza de todos los
arreglos y la afinadísima voz de Barrientos.
* Orozco-Barrientos participarán del Encuentro
Músicas de Provincia, el domingo 24 de octubre a las 18 en el Espacio
Cultural Julián Centeya (San Juan 3255), con entrada gratuita.
Luna Monti-Juan Quintero
Juan Quintero
y Luna Monti se conocieron por culpa de Raúl Carnota. El olfato del músico
permitió reunir al guitarrista y compositor y a la cantante, que terminaron
pareja artística y de la vida real. Quintero es uno de los compositores
más interesantes del panorama actual. En El matecito de las siete, el
último disco del dúo, se escuchan sus temas junto a los de referentes
como el Chivo Valladares, Zitarrosa y el Chacho Echenike (del Dúo Salteño).
Aunque, cuando se les pregunta por influenciasimportantes, los dos apuntan más
cerquita: “Venimos de casas de músicos y cantores los dos. Nuestros
padres son nuestros referentes, los que nos hicieron conocer, naturalmente,
a los grandes compositores. Y también son nuestra escuela”, explican
ellos. “Por más estudios y conservatorios que hayamos hecho, sentimos
esencial ese aprendizaje de los asados en nuestras casas, algo que siempre seguimos
buscando y generando.”
Tucumano él, amigo de Juan Falú por herencia familiar; porteña
ella, ahijada artística de Carnota. Los dos dicen que no se les hace
difícil conseguir espacios para mostrarse. “Hay un circuito muy
artesanal de gente que organiza tocadas para públicos reducidos, en teatros
chicos, bares; ésas son las iniciativas que nos permiten hacer lo nuestro.
Gracias a esos pequeños emprendimientos pudimos tocar por todo el país.
Después está toda la cuestión de la organización:
desde la difusión hasta conseguir pasajes, todo cuesta mucho. Pero al
menos las propuestas para tocar están.” Los chicos tienen una dulzura
al hablar que transmiten en sus canciones. Se recomienda escuchar El matecito
de las siete y detenerse en Canción de bañar la luna, una canción
de María Elena Walsh que sacaron como un juego de lo que se acordaban
del jardín. Bellísima.
* Luna Monti-Juan Quintero se presentarán el
domingo 24 de octubre a las 18.30 en Parque Chacabuco. La entrada es libre y
gratuita.
* Hoy, y todos los jueves de octubre, Juan se presenta en un ciclo de compositores
jóvenes del Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575). Ahí
canta junto a Coqui Ortiz, Carlos Aguirre y Topo Encina (otro con aires rockeros
a lo Barrientos).
Semilla
Hay quienes
hacen folklore desde el rock (cada vez más) y hay quienes hacen rock
desde el folklore (poco a poco van surgiendo). Semilla es un ejemplo de quienes
no hacen ni lo uno ni lo otro. Y suena bien. Ellos mezclan de un modo que suena
muy natural toda la música que escucharon en sus vidas, y las influencias
familiares que recibieron. Camilo Carabajal (batería y bombo legüero)
es heredero de una familia con linaje folklórico, y toca con Roxana,
Cuti y Roberto Carabajal. Bárbara Palacios (voz) es hija de la cantante,
actriz y candombera Egle Martin. Leandro Bulacio (teclados) es hijo de un Tucu
Tucu, y actualmente toca con Vicentico. Juan Caballero, el más joven
del grupo (tiene 19 años), es, paradójicamente, el “peñero
viejo” del grupo.
“Queremos que cualquier pibe pueda escuchar folklore como escucha a Spinetta,
Charly o El Otro Yo”, resumen su búsqueda. En su música hay
lugar para transformar Paint it Black en un Gatito rollinga, chacareras bien
cargadas, zambas y canciones eléctricas. Ya grabaron un primer disco,
chiquito, casi un demo, y para el segundo los está produciendo Arbol,
de quienes los Semilla son fans declarados. Y también, quizás,
otra vez, Gustavo Santaolalla.
El grupo camina con la tranquilidad de quien va haciendo las cosas despacio,
pero bien. “Recién llevamos dos años tocando, sabemos que
estamos verdes en muchas cosas”, aceptan ellos, y los grupos con los que
se comparan dan idea de qué va la cosa: “Arbol tiene diez años,
Los Piojos como diecisiete, La Bersuit veintipico...”, enumeran. ¿Cuál
es el circuito en el que se mueve un grupo que tiene tanto rock como folklore?
“Hacemos shows más acústicos adaptados a las peñas
y otros más eléctricos en lugares como Cemento, o donde podamos.
Es parte de la esquizofrenia folklorística rockera”, apunta Bárbara.
Entre otros admirados, Bárbara alaba a Orozco y Barrientos, con quienes
hicieron juntos algunas chacareras, y a quienes los unió, dice ella,
“la parabólica Santaolalla”.
Arbolito
La historia
de Arbolito empezó en un viaje de mochileros a Perú que hicieron
Agustín Ronconi y Ezequiel Jusid en la Escuela de Música Popular
de Avellaneda. Arrancaron como un trío de folklore tradicional y devinieron
en una banda en la que hay rock y folklore en iguales proporciones. En La arveja
esperanza, su segundo disco, hay una potente Cuequita porteña instrumental,
giros de música andina, aires de zamba, todos pasados por el rock y las
letras ancladas en lo social y en la denuncia. El nombre del grupo surgió
de un relato de Osvaldo Bayer sobre un ajusticiamiento: cuando el cacique Arbolito
pasó a degüello al coronel alemán Rauch, contratado por Rivadavia
para terminar con los ranqueles. Este relato se escucha en la voz del mismo
Bayer en el primer CD del grupo, y en más de un show el escritor subió
al escenario a contar la historia, incluso en la mismísima ciudad de
Rauch.
El encuentro de Arbolito con el folklore no vino por el lado de la herencia
familiar; más bien a través de la Escuela de Avellaneda. Las influencias
primeras, las que “entraron por la sangre”, dice Ronconi, vinieron
del rock. “Empezamos a hacer nuestros temas a partir de la música
que escuchamos los pibes de Buenos Aires”, explica. ¿Cuál?
“Pink Floyd, Hendrix, y de acá, Divididos, Los Redondos, Spinetta...”,
enumera. Después, mucho después, vino el Cuchi Leguizamón,
como una revelación. “Nos estaba escondido, nos lo tenían
negado. Si en la primaria nos hacían cantar Viva Jujuy y Zamba de mi
esperanza, cómo vas a saber que hay un tipo como el Cuchi, que es tan
grosso como Hendrix, o más”, explica Agustín. “Después
aparece el gusto por escuchar las cosas de tu tierra, sentirte partícipe
de esta historia y sumarle los ingredientes de tu lugar, la urbe, el ruido.
Eso es lo que se escucha en lo que hacemos.” l
* Arbolito tocará el domingo 24 de octubre a
las 16 en Parque Lezama. En el ciclo Músicas de Provincia estarán
el viernes 29 a las 22, en el Espacio Cultural Julián Centeya (San Juan
3255). Si se pierden esas dos fechas gratuitas, todos los jueves de noviembre
los podrán ver en el Torquato Tasso (Defensa 1575).
IRUPE
TARRAGO ROS, EN LOS MARGENES
Azul un hada A
Irupé Tarragó Ros se le plantea la idea de hacer una nota
“sobre el folklore actual y sus alrededores”. “Yo estaría
muy en los alrededores”, se ataja enseguida. “Aunque mi mamá
y mi papá dicen que estoy en el folklore. En fin. Años de
psicoanálisis...” La mamá y el papá de Irupé
son Perla Aguirre y Antonio Tarragó Ros, y sus abuelos son Arsenio
Aguirre y Antonio Tarragó. Lo que se dice una herencia familiar
pesada. * Hoy, a las 21.30, Irupé presentará sus canciones en Maldito Salvador (El Salvador 4960). Mañana actuará en la FundaciónXeito Novo (Chacabuco 955), a beneficio de la Villa 21, y el domingo 17 en el Parque Sarmiento en un festival a beneficio de la comunidad toba. |
PARA LOS QUE EMPIEZAN
Sugerencias
del día
Aquí va un pequeño
recetario para iniciaciones folklóricas, arbitrario e incompleto, y abierto
a correcciones y/o ampliaciones a gusto del consumidor:
1) Si querés descubrir el cancionero desde los intérpretes actuales,
escuchá el flamante disco en el que Liliana Herrero y Juan Falú
versionaron a la dupla Jaime Dávalos-Eduardo Falú. Escuchá
otro CD anterior de la dupla, con las versiones de Leguizamón-Castilla.
Y también Lorena canta al Cuchi, de Lorena Astudillo.
2) También podés recorrer el circuito de peñas capitalinas,
más acotado que en otras épocas, pero aún en marcha. La
Peña del Colorado (Güemes 3657) es la opción con buena música
asegurada. En Los Compadres del Horizonte (Combate de los Pozos 1986) se respira
ambiente “progre”. Cienfuegos (Pasaje San Lorenzo y Defensa) convoca
a un público más rockero, los viernes a la medianoche. La Catedral
(Medrano y Sarmiento) es un templo under del tango, pero allí también
aparecen sorpresas del folklore. En La Peña del Abasto (Anchorena 571),
si tenés suerte, podés toparte con las heavy-chacareras del santiagueño
Duende Garnica, o de su primo Néstor. Los jueves se arman allí
los bailables de La Salamanca. Otros bailables, aptos para la expansión
amorosa en la pista: la peña La Baguala, los sábados en el teatro
Verdi de La Boca (Almirante Brown 736) y La Trunca (México 2341).
4) Si pasás por Córdoba, averiguá qué está
ocurriendo en las peñas universitarias. Es probable que pueda escuchar
a instalados como el Dúo Coplanacu o Raly Barrionuevo, o a otros rockerísimos
del folklore como el Bicho Díaz, altamente recomendable.
5) En enero, andá a Cosquín. Ojo, que a diferencia del Cosquín
Rock, lo menos importante es lo que pasa en el escenario de la plaza. Es más:
no es necesario entrar. Más bien dedicate a recorrer los balnearios y
peñas que la rodean, en especial la del Dúo Coplanacu y otras
más under como el Bunker Sachero del Duende Garnica y Fisura Contracultural
de Jorge Luis Carabajal.
6) Si seguís por la ruta hacia el norte argentino, pasá por Jujuy
y seguí el periplo propuesto por el periodista Gabriel Plaza, especialista
en el tema. Si parás en Tilcara, no dejés de visitar El Sueñero.
Más arriba, en Humahuaca, preguntá por la peña de Ricardo
Vilca y por El Caedero, en la Casa de Tantanakuy, a cargo de la cineasta Aldana
Loiseau y el músico Juan Cruz Torres.
7) Atención al 5º Encuentro Músicas de Provincia, que reunirá
entre el 21 y el 31 de este mes más de 200 músicos nuevos y consagrados
del folklore y alrededores en el Espacio Cultural Julián Centeya (San
Juan 3255) y Parque Patricios (Av. Caseros y Gral. Urquiza). Allí estarán,
entre muchos otros, Chango Spasiuk, Pedro Aznar, Alfredo Abalos, Chango Farías
Gómez, Laura Albarracín, Mariana Carrizo, Jorge Fandermole, el
Dúo Coplanacu, Lilian Saba, Ricardo Vilca, Julio Lacarra, Rubén
Patagonia, Claudio Sosa y Peteco Carabajal.
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