ELY GUERRA, DULCE Y MELANCOLICA
Caliente
› Por Roque Casciero
No te confundas por el afro que Ely Guerra luce en la tapa de su disco Sweet & Sour, Hot y Spicy: la mexicana no se ha entregado al funk ni es una nostálgica de la disco music. El álbum es más bien rockero, con ciertos tintes pop, a veces bellamente ornamentado por detalles electrónicos, y entre sus productores contó con tres nombres fuertes de la escena del DF: Toy Hernández (el DJ de Control Machete), su socio Sacha Triujeque y Emmanuel Del Real (tecladista de Café Tacuba). Es el primer disco de la cantante que se publica en la Argentina, después de un EP editado hace dos años, y lo presentará en vivo mañana en el escenario 1 del Quilmes Rock. Allí se podrá descubrir a una artista con una voz que pasa del susurro sexy al grito desgarrado, y que concibió una obra caliente, con letras que hablan del amor y el placer sexual desde el punto de vista de una mujer de 32 años que se siente en plenitud. Como una PJ Harvey azteca, y obsesionada con cierta parte de la anatomía de su amante (no, ésa no), canta versos como: “Te dejo, me dejo y sudo de alegría/ te dejo, me dejo y siento tu venida (...) tienes labios de saber besar y de tu boca se me ocurren cosas más”, “Ojos claros, labios rosas/ déjame que te haga cosas” o “Te quiero sólo a ti/ yo te miro y siento mi latir/ ya agudo el corazón/ yo te veo y te deseo aquí/ en mi interior”. Como ella misma declaró recientemente, tenía razón su mamá cuando le anunciaba que después de los 30 venía lo mejor.